Armas, violencia urbana y política de desarme

viernes, 2 de febrero de 2018
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02/02/2018 – La portación  de pistolas, revólveres e incluso escopetas sigue siendo tanto un dolor de cabeza como una amenaza permanente para la vida cotidiana de millones de argentinos.

Decenas de casos de violencia urbana en donde están implicados delincuentes munidos de armas de fuego se dan diariamente en el territorio nacional. Según datos de la policía federal, la mayoría de estas armas son las que, los mismos malvivientes roban de casas particulares. Este dato revela una realidad que, cuando se reflejan en estadísticas oficiales, pareciera que no sorprende a nadie.

Es en este contexto en donde, desde el año 2009, el Gobierno Nacional, lanzó el “Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego” cuyo propósito es el de “reducir el circulante de armas en la sociedad civil y prevenir los efectos de la violencia armada”.

Con la llegada del macrismo al Ejecutivo Nacional, dicho programa se prorrogo en el año 2016. Sin embargo, el control de los gatillos en la Argentina sigue siendo una pregunta abierta ya que, si bien los resultados de la entrega voluntaria es positivo, cada vez son mas las armas en manos de delincuentes que perpetúan delitos de todo tipo y que hace que aumenten exponencialmente las cifras de hechos de violencia urbana.

¿Que es lo que sucede?, ¿es eficaz este plan?. Para dar respuesta a estos y otros interrogantes convocamos a Martín Angerosa, abogado, investigando e integrante de la “Red Argentina para el Desarme” quien, en diálogo con nuestra emisora destacó: “el plan de desarme esta vigente pero, lamentablemente no se le esta dando la difusión que debería darsele. Igual hay que decir que estuvo un año parado porque, las cámaras de Diputados y Senadores no aprobaban la prórroga”.

Para Angerosa, los resultados del plan son muy pobres, si se lo compara con el gran potencialmente que tiene.

Lectura de una realidad ¿sin estadísticas?

La policía no entrega estadísticas que puedan confirmar la cantidad de armas que son secuestradas en forma periódica a los delincuentes. Según argumentan habitualmente desde esta fuerza “no están autorizados a dar esos dato y tal vez sea por ello que las estadísticas que se difunden desde el Ministerio de Seguridad sean tan auspiciosas.

En este punto surgen aún mas interrogantes: ¿como se puede leer la realidad del desarme de la sociedad civil en nuestro país?. Se lo preguntamos a Luis Vicat, especialista en materia de seguridad quien subrayó: “el plan de eliminación de armas que esta funcionando bastante bien es el de destrucción de armas decomisadas a la delincuencia, esto es la destrucción de todo tipo de armas que se le decomisan a las bandas criminales (…). La destrucción del plan de desarme se limita a armas que esta ya absolutamente fuera de uso, son prácticamente pedazos de fierros oxidados que son entregados porque quedaron olvidados en algún baúl de la abuelo y entonces se entregan y ademas creo que, el plan de desarme es mas simbólico que otra cosa”.

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Una política de desarme sin demasiados resultados

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Allá por el año 2009, en los fundamentos de la campaña de desarme civil que impulsó el gobierno nacional, el entonces ministro de seguridad, Anibal Fernández, reconoció que “nadie espera que los delincuentes entreguen sus armas” y que el objetivo fundamental es quitar las armas que están al alcance del ciudadano común.

Sobre esta premisa se fundó un programa de gobierno donde se confió en que desarmando a la población civil se iba a bajar la violencia. La realidad confirma el fracaso de esa idea.

Algunos especialista sostienen que han sido numerosos los errores conceptuales en los que se ha caído producto de una acción sin criterio práctico. Juan Federico, es periodista del periódico “La Voz del Interior” de Córdoba y autor del libro “Drogas, cocinas y fierros”, a el lo convocamos para reflexiones respecto a cuales son las consecuencias de una mala política de desarme. Sobre el tema, Federico consideró: “en Córdoba hubo un plan de desarme que hasta tuvo un premio internacional y que fue nombrado como uno de los mejores planes de los últimos tiempos pero, yo, en verdad, no he visto resultados positivos en el sentido de desarmar a la delincuencia”.

Según el periodista no solo que no han disminuido los casos delictivos con presencia de armas de fuego sino que han aumentado, “en cualquier barrio de Córdoba, chicos de 14, 15 o 16 años consiguen, con una facilidad asombrosa un arma de fuego”.