Cinco años del pontificado de la misericordia

martes, 13 de marzo de 2018
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This handout picture released by the Vatican Press Office on March 13, 2013 shows Argentina's Jorge Bergoglio, elected Pope Francis I, appearing at the window of St Peter's Basilica's balcony after being elected the 266th pope of the Roman Catholic Church on March 13, 2013 at the Vatican. AFP PHOTO/OSSERVATORE ROMANO RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT “AFP PHOTO/OSSERVATORE ROMANO"

13/03/2018 – Hoy se cumplen cinco años del inicio del pontificado del papa Francisco. Cinco años de aquel 13 de marzo de 2013, en el que irrumpió en la historia el primer pontífice latinoamericano, el primer papa argentino, el primer obispo de Roma -sucesor de San Pedro- que tomó el nombre de Francisco, todo un símbolo profético para su misión y su ministerio.

En un repaso estadístico rápido podemos enumerar que, en estos cinco años, Francisco realizó 21 viajes apostólicos internacionales, en los que visitó los cinco continentes. Publicó dos encíclicas: Lumen fidei (La Luz de la Fe, escrita “a cuatro manos junto con el papa emérito Benedicto XVI) y Laudato si’, un trabajo que desde su publicación ha marcado el camino de todas las nuevas discusiones ecológicas en el mundo entero. También escribió dos exhortaciones apostólicas, 35 constituciones y centenares de mensajes que abarcan casi todas las actividades humanas.

Francisco es el pontífice que más entrevistas periodísticas ha concedido en toda la historia de la Iglesia. Y a los 81 años trabaja como si tuviera 35 años. Cumple con una estricta rutina de oración y trabajo: el “ora et labora” de los monjes benedictinos hecho carne en este sacerdote jesuita que, desde el Evangelio, expone nuestras contradicciones como cristianos y las del mundo entero.

En esto último habría que comenzar a rastrear las críticas mediáticas que recibe en la Argentina y en el mundo, pero sobre todo en nuestro país donde los grandes opinadores de los medios -que responden a las leyes del mercado y a sus propios intereses comerciales e ideológicos (el interés de vender todo, incluso la verdad al mejor postor)-, no le perdonan el testimonio que expone sus (nuestras) miserias.

Estos opinadores cuestionan al Papa por dos motivos: los más serios, porque no lo entienden. Y no lo entienden porque tampoco entienden el Evangelio. Y otros lo critican simplemente porque lo odian, como odian a la Iglesia por distintos motivos.

El problema es que hoy, en Argentina, esta campaña mediática hace prácticamente imposible acceder a la verdad de lo que ocurre en la vida “real” del papa Francisco. Si uno escucha las radios con más audiencia, o lee los diarios que marcan agenda (algunos de los cuales pertenecen a los grupos mediáticos concentrados y autoreferenciales), fácilmente se queda con la idea de que el papa Francisco es lo peor que nos puede haber pasado. Muchas personas que se asoman al mundo y a las cosas por estos medios están convencidos de esta “realidad” estratégicamente montada por los grupos de poder y por sus colaboradores.

El portal de noticias Infobae, en Internet, el más visitado de la región, propiedad de Daniel Hadad, un “periodista” que se hizo millonario con Carlos Menem, multimillonario con los Kirchner y socio del poder con el macrismo, regala hoy el mejor ejemplo de cómo se encasilla al Papa: la foto principal que ilustra los cinco años de pontificado es la de aquel encuentro de Francisco con la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que muestra las manos de un individuo mostrándole al pontífice la remera de La Cámpora. A eso reducen la enorme obra pastoral y espiritual del argentino más importante de la historia en cuanto a la preponderancia de su mensaje. Ya lo hemos dicho en este medio, pero hace falta reiterarlo. Los medios “de incomunicación” lo encasillan al Papa en la miseria de lo político-partidario local, porque de esa manera pueden manejar y manipular su imagen. Lo miran a Bergoglio como una materia más de las que están acostumbrados a examinar todos los días: políticos, diputados, ministros, jueces. Por eso machacan con que Bergoglio “es peronista”. Ellos saben que los peronistas son y actúan así. Entonces le adjudican al Papa todas las mañas de la dirigencia peronista. Y acomodan todo lo que hace o dice el Papa en relación con la Argentina -incluso lo que ni dice ni hace él sino otros- a esa mirada sobre él. Y es la que difunden y con la que retroalimentan sus análisis.

Por eso es que tenemos que redoblar el esfuerzo en estos tiempos para tratar de descubrir cuánto de Evangelio hay en cada gesto y cada palabra de Francisco. Busquemos la verdad en serio en lugar del pensamiento periodístico formateado de los que no entienden ni quieren entender el Evangelio.

Será un hito más en la larga lista de tristezas argentinas, pero, lamentablemente, no hay vuelta atrás con este desafío. Los que no lo quieren al Papa seguirán con la cantinela en su contra, desde la ignorancia o desde la mala intención. Colaboran con hacer realidad la profecía evangélica de que “nadie es profeta en su tierra” (Mc. 6,4), que explica y explicará la relación de Francisco con su propia Patria. Quizá sea por esto que en la intimidad el propio Bergoglio recuerda de memoria una frase de un poema de Leopoldo Marechal, cada vez que escucha hablar de la Patria: “La Patria, ese dolor que no tiene bautismo”…suele repetir el Papa.

Algunos periodistas y las corporaciones mediáticas anti Francisco son instrumentos de un mal superior que quiere convencer a los sencillos de que el Papa no es creíble, no es confiable…cuando su mensaje de profundo humanismo, de paz, de solidaridad y de respeto a la creación es uno de los pocos hoy que resuena y se valora en el resto del mundo.

Algunos periodistas y corporaciones mediáticas querían un Papa que sea como un mesías para la Argentina. Y como no lo es, le atribuyen a Bergoglio las culpas por lo que nos pasa. Es el gran chivo expiatorio. Es como el “Messi de la espiritualidad argentina”. Lo vamos a comprobar si la Selección Argentina de Fútbol no sale campeón en el próximo mundial. El pobre chico rosarino que ha cambiado la historia del fútbol mundial cargará con la mochila de culpable del fracaso futbolístico argentino para siempre. Basta el paralelismo para mostrar cómo somos y cómo actuamos. Porque si somos infieles e irresponsables en lo pequeño, con lo pequeño como es el fútbol, está claro que lo seremos y lo somos con lo grande, con lo importante, con lo excelso.

Más allá de esto, está claro que, fiel reflejo del Evangelio, la figura del papa Francisco nos exige respuestas que están alejadas de la tentación de sentirnos aceptados, elogiados y reconfortados con nosotros mismos.

Desde aquí tratamos -con humildad- de buscar en el Evangelio cada gesto del Papa que nos ha regalado el Espíritu Santo. Y lo encontramos. Y buscamos transmitirlo con fidelidad. Y hacerlo también nos causa inconvenientes. Pero es una gracia de Dios. Como lo es Francisco y lo será su legado, para todo el mundo y para la Iglesia.