Destruir mitos y construir puentes

viernes, 11 de noviembre de 2016
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Oberlin

11/11/2016 –  Tras la elección de Donald Trump como nuevo Presidente de los Estados Unidos se habló mucho sobre la supuesta promesa electoral de levantar un muro con México. Pero a veces la perspectiva internacional nos sirve como excusa para alejar los propios muros que nosotros levantamos muy cerca de nuestros vecinos. En nuestras ciudades y en nuestros barrios existen también muros y alambrados para separar a unos o “proteger” a otros.

Otros en lugar de muros construyen puentes, como es el caso del P. Mariano Oberlin, sacerdote cordobés con fuerte trabajo social en los barrios acompañando a jóvenes y familias con problemas de adicciones.

“Creo que está lleno de mitos, antes de construir muros construimos mitos. Los muros son la expresión física de los mitos que tenemos sobre el que se droga, aquel otro, o este de por acá etc.  Son esos mitos los que hacen que después construyamos muros. Cuando uno puede derribar esos mitos y descubrir que el corazón de ese chico que hasta hace 3 meses estaba fumando paco en la esquina es un corazón precioso con gran belleza interior que lamentablemente el paco y la situación de vida lo fue opacando y que tiene una belleza interior que es capaz de transmitir mucha bondad, cambia el panorama”.

Allí mencionó, a modo de ejemplo “el mito de que el que consume paco es un delincuente y está destinado a morirse es lo que nos lleva a después construir un muro, pero cuando uno puede entrar en el corazón de ese chango y descubrir toda la belleza que hay, automáticamente se derriban los mitos” comentó el sacerdote.

Una necesidad que despertó el compromiso

El P. Mariano Óberlin contó una situación que vivió en éstos días. “Tenemos una casita donde recibimos a chicos con consumo de drogas graves y nos venía quedando bastante chica y a algunos chicos necesitamos separarlos del contexto de drogas. Veníamos gestionando la posibilidad de ir a un lugar y finalmente se cayó el convenio con la persona que nos iba a habilitar. Ese día que se cayó la posibilidad publiqué en Facebook la tristeza de lo que nos había pasado”. Y allí se dio una verdadera cadena de solidaridad.

El Padre Mariano contó que le llegó a su celular un mensaje de Lucas Recalde que con su esposa Sofía tienen una hostería en Agua de Oro, un pintoresco pueblito de las sierras de Córdoba, llamada El Rosal. “Me mandó un mensajito que se había enterado de que se había caído la posibilidad y me invitó a que fuéramos a la hostería que en la semana está mas o menos libre”.

“No solamente nos abrió las puertas de un paraíso, y nos recibe gratis en el lugar sino que está generando fuentes de trabajo con reciclado de plásticos para que los chicos mientras van haciendo el tratamiento puedan ir comprándose alguna ropa o sus cositas. Además los recibe en su propia casa con todo el afecto de la familia, cosa que muchos de ellos no han tenido” explicó el cura.

Originalmente la idea era armar un equipo de gente para que esté acompañando a los chicos y esa posibilidad continúa y se está intentando buscar los medios, “pero mientras tanto Lucas con Sole y los chicos se están haciendo cargo. Realmente un puente en un lugar paradisíaco que cualquier lo regatearía y lo han puesto absolutamente a disposición”.

“Si no trabajamos juntos no hay forma de abordar la cosa, tenemos que estar todos comprometidos. Hay muchísimas gente que quiere hacer cosas. Todos queremos hacer el bien y por ahí no llegamos a ver dónde y cuando aparece algo concreto se suman” terminó diciendo el P. Mariano quien está nominado dentro de los candidatos al Premio “El cordobés del Año” propuesto por el diario La Voz del Interior.