El mensaje de la Iglesia de Córdoba frente al conflicto social

04/12/2013 – Fuertes tensiones se viven, desde el atardecer de ayer, en la ciudad de Córdoba y otras ciudades de la provincia. El acuartelamiento policial generó fuertes olas de saqueos y violencia en las calles de la ciudad. La provincia decretó el asueto administrativo y escolar. Además no está funcionando el transporte público, los bancos ni las estaciones de servicio. Los supermercados y los comercios también permanecen cerrados por seguridad.

En ese contexto, Monseñor Carlos Ñañez, Arzobispo de Córdoba, quien se encuentra recuperándose de una operación, quiso dejar un mensaje a los cordobeses por medio del Obispo Auxiliar recientemente designado, Monseñor Pedro Torres. En diálogo con el Padre Javier Soteras, Monseñor Torres dijo que "la primera palabra que me surge es acompañar con profundo dolor y tristeza a las víctimas de todos estos acontecimientos de saqueos, robos y violencia y me animo a decir que es un llamado de atención que nos tendrá que llevar a una reflexión posterior, qué cultura y qué sociedad hemos ido generando en éstos últimos años".

El sacerdote recientemente designado por el Papa Francisco como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba, dijo que "así como eclesialmente hablamos de una conversión pastoral, estamos necesitando una conversión cultural: a la cultura del trabajo, de la responsabilidad y también de la sensatez. El llamado que pensaba esta mañana y que compartíamos con Monseñor Ñañez esta mañana, es un llamado a la paz. Creo que estar en nuestras casas hoy es una ocasión de reflexión y de oración por la Patria, y un llamado a la sensatez".

 Además, Monseñor Pedro Torres, quien integra el COMIPAZ (Comité interreligioso por la Paz de C{ordoba) dijo que la búsqueda de paz social "no es una preocupación sólo de la Iglesia Católica, sino que es una búsqueda de "todos los hombres de buena voluntad". 

A través del sitio del Arzobispado de Córdoba, la Iglesia cordobesa invitó a rezar por la paz:

Señor Jesús, Tu eres nuestra paz, mira nuestra ciudad dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren, da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y angustia.
Protege a las familias, a nuestros pueblos y comunidades.
Que como discípulos misioneros tuyos, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que en ti, nuestro pueblo tenga vida digna.
María, Reina de la Paz, ruega por nosotros.
Amén

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