Trabajo infantil: la gran deuda argentina

viernes, 16 de junio de 2017
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Trabajo infantil

15/06/2017-  Según el Barómetro de la Deuda Social hay más de 1 millón de niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años “que por distintas situaciones o razones ingresan al mercado laboral”. Cada vez que esto sucede, se afecta el desarrollo y la posibilidad de alcanzar su máximo potencial. Pero por sobre todo, se vulneran sus derechos.

 

En argentina

En Diálogos de Actualidad conversamos con la  Lic. Ianina Tuñón, socióloga, investigadora y coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina.

“Entre 2010 y 2016 cayó 6 puntos porcentuales lo cual significa que casi 500.000 niños han dejado de trabajar”. A pesar de esta tendencia positiva, para Ianina “tenemos una deuda todavía los argentinos con la infancia que tiene que ver con el trabajo infantil en el mercado y el trabajo doméstico. Este último, se hace “puertas adentro en el interior de muchos hogares” y que también vulnera el ejercicio derecho en el campo educativo por ejemplo.

Según la licenciada, nos tenemos que preguntar “qué tan sostenible es esa tendencia positiva y cuáles son las causas”. Uno de los factores podría ser la Asignacion Universal por Hijos “ha sido una transferencia de ingresos importante, que tiene una condicionalidad que es la inclusión educativa. Que tuvo un efecto positivo”. Sin embargo, se debe tener en cuenta que “el mercado de trabajo de los  adultos está en recesión, que tenemos un mercado informal muy importante”. Y que “en esa informalidad y precarización es donde las familias también  incorporan a sus hijos al trabajo infantil”.   Entonces “los niños trabajan menos porque los adultos trabajan menos”.

Además, que existen muchas formas en las que se expresa el trabajo infantil y de acuerdo con los “estratos socioeconómicos de la población”. Por lo tanto, “no sólo afecta  las infancias más pobres”.

“Un niño que trabaja es más propenso a repetir las condiciones de vulnerabilidad” aclaró Ianina. Para empezar pueden tener problemas de salud si un trabajo que “tiene peso o en tóxicos”cuando están en pleno desarrollo físico. También “la correlación con lo educativo es muy fuerte” porque es “un niño más que falta a la escuela, que tiene dificultad para hacer las tareas.  Más expuesto a dejar la escuela, a no poder concluirla”.

El trabajo infantil es tan difícil de erradicar porque “tiene que ver con algo cultural”. “Las familias tienen para ofrecer  la transmisión de algún oficio, que puede estar también precarizado”.

Sin embargo, en la actualidad “se ha trabajado mucho con las grandes empresas y las economías regionales que han tenido un uso intensivo de la mano de obra infantil”. Entonces se ha tratado de que en las cadenas de producción no exista.

A nivel urbano, “eso depende de la familia y el Estado tiene más dificultades para intervenir” comentó la Licenciada.  Por esta razón, “la concientizacion de la opinión pública pasa a ser muy relevante”. Porque “en general la ciudadanía cuanto más consciente sea  de la problemática que vinculada al trabajo infantil, también ejerce un rol de control en las empresas, en el mercado y en el sistema eduactivo para retener”.

Para finalizar Ianina dijo que “las soluciones estructurales tienen que ver con incluir al adulto en el mercado pleno empleo” si se quiere terminar con el trabajo infantil.

 

Trabajo esclavo

 

La situación de las plantaciones de yerba mate en Misiones

Se dialogó también con Patricia Ocampo, presidenta y fundadora de la ONG “Un Sueño Para Misiones”, desde donde se viene trabajando arduamente para poner en evidencia esta situación y se denuncia el trabajo que realizan los niños en este rubro.

“Me gusta el mate sin trabajo infantil” fue la campaña donde todo comenzó en 2013, después de la muerte de tres niños que iban en los camiones que iban a la cosecha. “Se veía normalmente y sucedían muchos accidentes” dijo Patricia y añadió que “hasta para mi era normal que los chicos acompañen a los padres a trabajar”. Pero, tomó consciencia de que “se puede cambiar esto, que se debe cambiar esto”.

La razón por la cual los niños trabajan en yerbales y trasladados en camiones en mal estado es porque cuanto más cosechan, más es lo que ganan. “Se iban con sus padres un mes, 15 días y yo pensaba que era porque le tocó”contó la presidenta de la ONG.  También se debe reconocer que “hay una situación económica que hace que esos chicos acompañen a sus padres” y que “no tienen acceso a la educación”. Son chicos que “empiezan a trabajar entre los 5 y 13 años. Encima a veces son forzosos. Hasta los 40 pueden trabajar bien pero después se les vuelve forzoso”.

“Hasta que empecé a entender que nosotros como ciudadanos tenemos derechos, que los niños tienen sueños, que estas familias también tienen sueños y nosotros tenemos que cambiar esa realidad” comentó sobre su involucramiento.

Una de las primeras actividades que hicieron fue a través de la plataforma Change.org para  pedir que se haga se hicieran estadísticas “porque sin números no se puede hacer mucho”.

También coincide en que lo que hay que hacer es garantizar que “ese papá también gane bien” porque “no podemos tener trabajos que garanticen la pobreza”. Tienen un proyecto de ley que la gente puede firmar en Change.org para que la yerba tenga certificación de producto sin trabajo infantil y se pague unos centavos a quien lo muestre. Con todas las principales actividades económicas del país como el vino. “No podemos poner primero lo económico y detrás las personas y su necesidades” agregó Patricia.

“No es justo que un trabajo se lleve los sueños de estos chicos además de sus derechos”. Y como ejemplo de la terrible situación contó que “un chico cuando supera los 9 años el único sueño que tiene es ser contratista”. Asegura que “hay que cambiar esta realidad porque corresponde, hay que cambiar porque se debe, porque son parte de nuestra Argentina, a veces no los vemos porque están en las cosechas, porque pasan a ser invisibles. Bueno los que podemos hablar, los que podemos decir hagámoslo”. 

Y con respecto al compromiso de la sociedad con el fin del trabajo infantil dijo que “como tratamos a nuestros niños, a nuestros ancianos es lo que somos como sociedad”.