“Lo que tengo que hacer es rezar desde las tripas” Luz y su historia de misión

viernes, 20 de octubre de 2017
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20/10/2017 – María se abre caminos donde aparentemente no los hay y sale presurosa a visitar a sus hijos. La visita de María siempre es motivo de bendición y de paz. Así lo experimentan los miles de Radiomarianos que durante octubre están saliendo de misión a sus vecinos, familiares y compañeros de trabajo.

Luz es una de los miles de misioneros radiomarianos, y a través de un correo electrónico nos acercó su historia de misión:

 

Buen dia Radio  Maria:

Les cuento que esta semana que pasó recibí mi kit… llego justo, cuando tenia que llegar.

Desde que empecé a escuchar en la radio sobre la misión sentía las ganas de hacerlo pero al mismo tiempo sentía temor, sentía que tal vez yo no estaba preparada para misionar o que me faltaba crecer más aún como cristiana para poder hacerlo.

Pero bueno, el momento llegó. Trabajo en comunicación con redes sociales y chequeado mi trabajo en Instagram me apareció el link para que pudiera inscribirme. No dude y dije por algo apareció. 

Desde ese momento hasta que llego mi kit mis dudas siguieron… me plantié no hacerlo. No sabía dónde ir, cómo ir, en qué momento, en qué tiempo porque es poco el que me queda entre mis tres niños y mi trabajo.

Escuchando la catequesis de la radio y los testimonio veía que muchos salian a misionar incluso sin el kit y contaban bellas experiencias.

Este lunes me levante y dije “algo me está faltando”. Le he pedido a Dios que me ayude, le he pedido a María que muestre a dónde ir y no lo veo… ahí dije  “lo que tengo que hacer es rezar, pero rezar desde las tripas, con fuerza” como lo he hecho cada vez que me he sentido ahogada o superada. Después de rezar verdaderamente desde el corazón Dios me mostró la luz.

Esa misma mañana cuando retiré uno de mis niños del colegio en una charla con unas de las maestras que esta pasando por una situación de salud muy complicada con su papá le ofrecí traerle una imagen de la Virgen para que se la lleve a su papá. Se emocionó mucho, me dijo que sí y que me agradecía mucho el gesto. 

Cuando llegué a casa me di cuenta que la imagen que tenia que llevarle era la de la Virgencita de Salta, una imagen que me regalaron después de superar una grave situación de salud.

Ese mismo día al volver del colegio, cuando llegue a casa, estaba en mi buzón, el kit del misionero Radiomariano dándome la señal de que estaba en el camino correcto. 

En la semana le llevé la Virgen a lo Seño, dijo que la iba a dejar en manos de su papá por unos días. Le pedí que también la tenga ella para que le de fortaleza y por supuesto que rezaría por ella y su papá.

Anoche contándole todo esto a mi marido, la Virgen me mostró que donde debo seguir ahora es misionando en casa, con él, haciéndole ver que el llamado de Dios realmente se siente, llega, y emociona, llena el alma, refresca la vida… te da fuerzas para seguir.

Luz

(Desde que rezo para la misión lo hago con esta misma imagen de la Virgen, le prendo un velita y si bien lo trato de hacer en momentos de tranquilidad y silencio, siempre están mis niños dando vuelta: el pequeño de 5 años, el segundo de mis 3 hijos me mira y me dice: ¿mamá otra vez vas a rezar? “Sí hijo, rezo para que la Virgen me ayude… Bueno Ma, te ayudo a rezar)