“Como hijo de una familia de inmigrantes, me alegra estar en este país”

miércoles, 23 de septiembre de 2015
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23/09/2015 –  En el South Lawn, famoso prado de la Casa Blanca, tuvo lugar la Ceremonia de Bienvenida al Papa Francisco en los Estados Unidos.

El presidente Barack Obama  dedico las siguientes palabras al Santo Padre:

El mensaje de usted inspira alrededor del mundo. Esta primera visita a los Estados Unidos, y también es el primer Papa que ha compartido la una encíclica por Twitter.

Queríamos devolver la hospitalidad con la que nos recibió el año pasado.

Lo que es verdad en América es verdad en todo el mundo, en las pequeñas zonas de Buenos Aires y en Kenia, los católicos construyen iglesias, hospitales. La iglesia da esperanza a quienes sufren la pobreza.

Francisco tiene cualidades singulares como persona, vemos el ejemplo viviente de las enseñanzas de Jesús. La autoridad viene no solo de las palabras sino también de los hechos. Poner el centro de las preocupaciones nos recuerda que Jesús considera la sociedad. Nos recuerda que el mensaje mas importante del Señor es la misericordia, dar al necesitado, desde el refugiado que huye buscando una vida mejor.

Le agradecemos su apoyo en este inicio  de recuperación de las relaciones entre Cuba y EEUU, que nos muestra una promesa.

Nos recuerda que se puede practicar la fe de modo libre. En los Estados Unidos promovemos la libertad religiosa que esa es la base de muchos valores que nos unen. En estos momentos tenemos en cuenta a los cristianos perseguidos por la fe. Estamos de acuerdo con usted de esta libertad religiosa y de la promoción del diálogo.

En sus palabras nos recuerdan nuestras obligaciones ante Dios y ante nosotros. Todos nosotros podemos vivir cada día. Usted nos exhorta a alegrarnos de las buenas noticias y a estar al servicio de la unidad. Buscando la equidad y la justicia.

Para esta generación es importante vivir con esta esperanza. Le damos la bienvenida a los Estados Unidos de América.

Palabras del Papa Francisco a el presidente Barack Obama

Señor Presidente:

Le agradezco mucho la bienvenida que me ha dispensado en nombre de todos los ciudadanos estadounidenses. Como hijo de una familia de inmigrantes, me alegra estar en este país, que ha sido construido en gran parte por tales familias. En estos días de encuentro y de diálogo, me gustaría escuchar y compartir muchas de las esperanzas y sueños del pueblo norteamericano.

Durante mi visita, voy a tener el honor de dirigirme al Congreso, donde espero, como un hermano de este País, transmitir palabras de aliento a los encargados de dirigir el futuro político de la Nación en fidelidad a sus principios fundacionales. También iré a Filadelfia con ocasión del Octavo Encuentro Mundial de las Familias, para celebrar y apoyar a la institución del matrimonio y de la familia en este momento crítico de la historia de nuestra civilización.

Señor Presidente, los católicos estadounidenses, junto con sus conciudadanos, están comprometidos con la construcción de una sociedad verdaderamente tolerante e incluyente, en la que se salvaguarden los derechos de las personas y las comunidades, y se rechaze toda forma de discriminación injusta. Como a muchas otras personas de buena voluntad, les preocupa también que los esfuerzos por construir una sociedad justa y sabiamente ordenada respeten sus más profundas inquietudes y su derecho a la libertad religiosa. Libertad, que sigue siendo una de las riquezas más preciadas de este País. Y, como han recordado mis hermanos Obispos de Estados Unidos, todos estamos llamados a estar vigilantes, como buenos ciudadanos, para preservar y defender esa libertad de todo lo que pudiera ponerla en peligro o comprometerla.

Señor Presidente, me complace que usted haya propuesto una iniciativa para reducir la contaminación atmosférica. Reconociendo la urgencia, también a mí me parece evidente que el cambio climático es un problema que no se puede dejar a la próxima generación. Con respecto al cuidado de nuestra «casa común», estamos viviendo en un momento crítico de la historia. Todavía tenemos tiempo para hacer los cambios necesarios para lograr «un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar» (Laudato si’, 13). Estos cambios exigen que tomemos conciencia seria y responsablemente, no sólo del tipo de mundo que podríamos estar dejando a nuestros hijos, sino también de los millones de personas que viven bajo un sistema que les ha ignorado. Nuestra casa común ha formado parte de este grupo de excluidos, que clama al cielo y afecta fuertemente a nuestros hogares, nuestras ciudades y nuestras sociedades. Usando una frase significativa del reverendo Martin Luther King, podríamos decir que hemos incumplido un pagaré y ahora es el momento de saldarlo.

La fe nos dice que «el Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común» (Laudato si’, 13). Como cristianos movidos por esta certeza, queremos comprometernos con el cuidado consciente y responsable de nuestra casa común.

Los esfuerzos realizados recientemente para reparar relaciones rotas y abrir nuevas puertas a la cooperación dentro de nuestra familia humana constituyen pasos positivos en el camino de la reconciliación, la justicia y la libertad. Me gustaría que todos los hombres y mujeres de buena voluntad de esta gran Nación apoyaran las iniciativas de la comunidad internacional para proteger a los más vulnerables de nuestro mundo y para suscitar modelos integrales e inclusivos de desarrollo, para que nuestros hermanos y hermanas en todas partes gocen de la bendición de la paz y la prosperidad que Dios quiere para todos sus hijos.

Señor Presidente, una vez más, le agradezco su acogida, y tengo puestas grandes esperanzas en estos días en su País. ¡Que Dios bendiga a América!

Fuente: Radio Vaticano y Radio María Argentina