“Doy gracias a Dios por haberme permitido volver a América Latina y estar hoy aquí con ustedes”

lunes, 6 de julio de 2015
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06/07/201- En el día de ayer, después de 13hs de viaje, el Papa Francisco arribó a Ecuador, siendo este su noveno viaje apostólico.

A continuación te acercamos las palabras del Obispo de Roma ante las autoridades civíles y eclesiales del país:

Señor Presidente,

Distinguidas autoridades del Gobierno,

Hermanos en el Episcopado,

Señoras y señores, amigos todos

Doy gracias a Dios por haberme permitido volver a América Latina y  estar hoy aquí con ustedes, en esta hermosa tierra del Ecuador. Siento alegría y gratitud al ver la calurosa bienvenida: es una muestra más del carácter acogedor que tan bien define a las gentes de esta noble Nación.

Le agradezco, Señor Presidente, sus palabras, le agradezco su consonancia con mi pensamiento me ha citado demasiado, gracias, a las que correspondo con mis mejores deseos para el ejercicio de su misión, que pueda lograr lo que quiere para el bien de su pueblo. Saludo cordialmente a las distinguidas Autoridades del Gobierno, a mis hermanos Obispos, a los fieles de la Iglesia en el país y a todos aquellos que me abren hoy las puertas de su corazón, de su hogar y de su Patria. A todos ustedes mi afecto y sincero reconocimiento.

Visité Ecuador en distintas ocasiones por motivos pastorales; así también hoy, vengo como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo. La misma fe que durante siglos ha modelado la identidad de este pueblo y dado tan buenos frutos, entre los que destacan figuras preclaras como Santa Mariana de Jesús, el santo hermano Miguel Febres, santa Narcisa de Jesús o la beata Mercedes de Jesús Molina, beatificada en Guayaquil hace treinta años durante la visita del Papa san Juan Pablo II. Ellos vivieron la fe con intensidad y entusiasmo, y practicando la misericordia contribuyeron, desde distintos ámbitos, a mejorar la sociedad ecuatoriana de su tiempo.

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En el presente, también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros y el progreso y todo este progreso en desarrollo que se están consiguiendo y se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía toda América Latina tiene. Para esto, Señor Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad.

Amigos todos, comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por delante. En Ecuador está el punto más cercano al espacio exterior: es el Chimborazo, llamado por eso al lugar “más cercano al sol”, a la luna y las estrellas. Nosotros, los cristianos, identificamos a Jesucristo con el sol, y a la luna con la iglesia, y la luna no tiene luz propia y si la luna se esconde del sol vuelve oscura. El sol es Jesucristo y si la iglesia se aparta o se esconde de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio. Que estos días se nos haga más evidente a todos la cercanía  «del sol que nace de lo alto», y que seamos reflejo de su luz, de su amor.

Desde aquí quiero abrazar al Ecuador entero. Que desde la cima del Chimborazo, hasta las costas del Pacífico; desde la selva amazónica, hasta las Islas Galápagos, nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de sus niños y de sus ancianos que son la memoria de su pueblo, de confiar en la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su País, que  según el señor presidente es el paraíso.

Que el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, a quienes Ecuador ha sido Consagrado, derramen sobre ustedes su gracia y bendición. Muchas gracias.

Fuente: Radio Vaticano