El Papa pidió que “la comunicación se ponga al servicio de la cultura del encuentro”

viernes, 24 de enero de 2014
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23/01/2014 – El Papa afirmó que "los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos". En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebrará el domingo 1 de junio, Francisco habló del gran contraste que la sociedad actual está viviendo: "Un mundo que se va haciendo cada vez más pequeño; por lo tanto, parece que debería ser más fácil estar cerca los unos de los otros".

Sin embarto, el Papa advirtió que, pese al desarrollo de los transportes y de las tecnologías de la comunicación, en la humanidad aún quedan divisiones. Al respecto señaló que "vemos la escandalosa distancia que existe entre el lujo de los más ricos y la miseria de los más pobres". Francisco observó que "comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos" y que "los muros que nos dividen solamente se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros. Y los medios de comunicación pueden ayudar a crear cultura del encuentro. En particular, internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios".

Pero el Santo Padre dijo que también existen aspectos problemáticos, como la velocidad con la que se suceden las informaciones, superando nuestra capacidad de reflexión y de juicio, y no permitiendo una expresión mesurada y correcta de uno mismo. Asimismo, la variedad de las opiniones expresadas puede ser percibida como una riqueza, pero también es posible encerrarse en una esfera hecha de informaciones que sólo correspondan a nuestras expectativas e ideas, o incluso a determinados intereses políticos y económicos".

El Papa recordó que la comunicación es una "conquista más humana que tecnológica" y propuso "recuperar un cierto sentido de lentitud y de calma". El Santo Padre afirmó que necesitamos la paciencia si queremos entender al que es diferente a nosotros: "La persona se expresa con plenitud no cuando se ve simplemente tolerada, sino cuando percibe que es verdaderamente acogida".

Entonces, Francisco se preguntó: “¿Cómo se puede poner la comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro? La respuesta es la parábola de buen samaritano: "El buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Jesús invierte la perspectiva: no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro. Comunicar significa tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios. Un poder de la comunicación que se define como proximidad”.

Además, Francisco advirtió del riesgo que hoy corremos de que algunos medios "nos condicionen hasta el punto de hacernos ignorar a nuestro prójimo real. El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura". Francisco también abordó el tema de la neutralidad de los medios de comunicación, que es "aparente", observando que "sólo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador".

El Papa insistió en su idea de que "entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autoreferencialidad, prefiero sin duda la primera". Entre estas calles también se encuentran las digitales y "gracias también a las redes, el mensaje cristiano puede viajar hasta los confines de la tierra", afirmó el Santo Padre. Así como indicó que "abrir las puertas de las iglesias significa abrirlas asimismo en el mundo digital".

En este contexto de la comunicación, Francisco cree que sirve una Iglesia que logre llevar calor y encender los corazones: "No se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos, sino con la voluntad de donarse a los demás" y "a través de la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana".

Para cerrar el Mensaje para esta Jornada, el Santo Padre deseó que "nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino. El interés y la presencia de la Iglesia en el mundo de la comunicación son importantes para dialogar con el hombre de hoy y llevarlo al encuentro con Cristo: una Iglesia que acompaña en el camino sabe ponerse en camino con todos. En este contexto, la revolución de los medios de comunicación y de la información constituye un desafío grande y apasionante que requiere energía renovadas y una imaginación nueva para transmitir a los demás la belleza de Dios”.

 

Zenit / Rome Reports