Francisco habló en alemán a los monaguillos peregrinos en Roma

martes, 5 de agosto de 2014
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05/08/2014 – Por primera vez en su pontificado, el Papa Francisco habló en alemán. Y lo ha hecho este martes, en el encuentro con 50 mil monaguillos de lengua alemana en la plaza de San Pedro. Los jóvenes, procedentes de las diócesis de Alemania, de la diócesis de Viena, de Linz y de Letonia, se encuentran en Roma con ocasión de la peregrinación nacional que se celebra esta semana y cuyo lema es ‘¡Libres! Porque es lícito hacer el bien!’.

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Los jóvenes han esperado la llegada del Papa con cantos, música y animación y todos han celebrado con entusiasmo cuando Francisco ha entrado en la plaza de san Pedro a las 18.00. Durante unos minutos, el Papa ha recorrido la plaza con el jeep descubierto y ha saludado de cerca a los monaguillos.

A continuación se han rezado vísperas, animadas por cantos en latín, y tras escuchar las palabras de san Pablo a los Gálatas, palabras que “llaman nuestra atención”, Francisco ha hecho la reflexión sobre la Palabra en alemán. El Papa ha observado que Dios nos demuestra que Él es el Padre bueno a través de la encarnación de su Hijo, que se convierte en uno de nosotros. “A través de este hombre concreto de nombre Jesús, podemos entender lo que Dios verdaderamente quiere. Él quiere personas humanas libres, para que se sientan siempre protegidas como hijos de un buen Padre”, ha afirmado.

Así, ha recordado Francisco que para realizar este diseño “Dios ha necesitado solamente de una persona humana. Necesita una mujer, una madre, que ponga en el mundo al Hijo. Ella es la Virgen María, que honramos con esta celebración vespertina. María fue totalmente libre. En su libertad ha dicho ‘sí’. Ella ha hecho el bien para siempre. Así ha servido a Dios y a los hombres. Imitemos su ejemplo, si queremos saber lo que Dios se espera de nosotros sus hijos”.

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Por otra parte, el Santo Padre revocó la “suspensión a divinis” del Padre Miguel d’Escoto Brockmann, de 81 años, de la Congregación de Maryknoll. El religioso había incurrido en la pena canónica en los años 80 por su participación en el gobierno sandinista de Nicaragua. La pena fue aceptado por d’Escoto desde el inicio, aunque permaneció como miembro de la propia sociedad misionera, pero sin desarrollar alguna actividad pastoral. El Padre Miguel abandonó hace años el empeño político. Por esta razón, ahora el Padre d’Escoto ha escrito una carta al Papa, manifestando su deseo de “volver a celebrar la Santa Eucaristía”, “antes de morir”.

Zenit