Francisco podría ser el primer Papa de la historia en visitar Rusia

jueves, 18 de abril de 2013
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Antes de caer la URSS, bajo el régimen soviético, era impensable que un Papa visitase la Unión Soviética. Después, las posibilidades de que Juan Pablo II llegase al país eran escasas: los gobiernos no se oponían, pero sí la Iglesia Ortodoxa. Además, era un Papa polaco, y los polacos y los rusos han estado en guerra la mitad de su historia.

Después llegó Benedicto XVI, y el muy hostil Alejo II fue sustituido en Moscú por Kiril I, más dialogante y con más viajes a sus espaldas. Benedicto XVI era alemán, y la guerra con los alemanes está aún más viva y cerca (el mismo Ratzinger participó en ella en las leves juveniles de defensa antiaérea). Eso podía provocar cierta hostilidad en el ruso de a pie, pero no tanto en la jerarquía ortodoxa, cuyas objeciones en el trato con Roma son de tipo jurisdiccional y teológico.

Y ahora ha llegado el Papa Francisco, que es argentino, y los argentinos nunca han estado en guerra con Rusia. Es más, para los rusos Argentina es lo más remoto imaginable, el lugar donde repostar antes de llegar a alguna base Antártida.

Por otro lado, Francisco es jesuita, y Rusia ha tenido siempre una relación curiosa con los jesuitas: por un lado, los acogió cuando fueron expulsados de casi todos los países católicos en el siglo XVIII. Por otro, hasta los comunistas admiraban a los jesuitas como organizadores y modelos de liderazgo.

Pero además se da la circunstancia de que Francisco conoce bien la espiritualidad bizantina y cristiana oriental, por haber sido el ordinario de varias comunidades de rito católico oriental en Argentina, donde hay numerosos católicos de estos ritos.

Más aún, el actual superior de los católicos bizantinos, Sviatoslav Shevchuk, su actual Primado y arzobispo mayor, elegido en marzo de 2011 con solo 41 años, fue durante años obispo y formador en Argentina, por lo que tiene un trato más fácil con el Papa Francisco.

Francisco habla con el Patriarca Hilarión, portavoz de exteriores de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Shevchuk pastorea unos 6 millones de fieles, muchos de ellos fuera de Ucrania, en América y otros continentes. Los ortodoxos objetan, en el plano teológico, la misma existencia de los católicos bizantinos. Consideran que los cristianos de rito oriental en Ucrania no deberían estar bajo la jurisdicción del Patriarca de Roma (el Papa).

Y hay además un problema de edificios y posesiones materiales: con la URSS, los comunistas confiscaron muchas propiedades a los católicos bizantinos; algunas las entregaron después a la Iglesia Ortodoxa. Con la caída del régimen, los católicos bizantinos a veces recuperaron (y a veces simplemente ocuparon) muchos de estos edificios, con enfado de los ortodoxos.

Los rusos acogerían al Papa

Más allá de los problemas y el diálogo entre las jerarquías, la población rusa no ve con malos ojos una visita del Papa Francisco. Un estudio del centro sociológico moscovita Levada (www.levada.ru) ha mostrado que a 7 de cada 10 rusos les gustaría que el Papa visitase Rusia, y así hiciese historia.

Por supuesto, la visita papal no depende del deseo popular, sino de las relaciones con la Iglesia Ortodoxa, pero en una Europa hostil al cristianismo y con un Islam persiguiendo a católicos, ortodoxos y protestantes en países musulmanes, Moscú y Roma podrían mejorar mucho sus relaciones.

Francisco con el Patriarca Bartolomé, al iniciarse su Pontificado La presencia en Roma del Patriarca Bartolomeo de Constantinopla durante la ceremonia de inicio de Pontificado de Francisco, un hecho histórico e inédito, podría significar una mayor disposición a este acercamiento.

Un 35% de los encuestados (en un sondeo en 130 ciudades de 45 regiones rusas) asegura que siguió con interés el Cónclave, algo interesante en un país donde no hay ni un 1% de católicos. Además, otro 47% admite que "algo ha oído al respecto". Sólo un 18% desconocía que hay un nuevo Papa llamado Francisco.

Un 38% de los encuestados cree que con el nuevo Papa las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa y la católica mejorarán "probablemente", y un 5% adicional considera que eso es "seguro". Hilarión entregó a Francisco el icono "Mira hacia la humildad", que luego él entregó a Benedicto XVI.

En Rusia apenas un 2% de la población acude a la Iglesia Ortodoxa semanalmente. Sin embargo, un 60% considera que está bien que se enseñe en el colegio historia de la religión y la base religiosa de la moral, a petición de los padres o estudiantes.

Casi la mitad de los rusos (un 48%) cree que la influencia de la Iglesia Ortodoxa en el Estado es actualmente la correcta; un 19% cree que es demasiada influencia; un 5% cree que debería tener más.