Jesús nos llama para estar con Él

viernes, 22 de enero de 2016
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22/01/2016 –  Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios.

Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

 

Señor, de quien procede todo don perfecto,
Tú dispusiste que José Gabriel del Rosario
fuese Pastor y guía de una porción de tu iglesia,
y lo esclareciste por su celo misionero,
su predicación evangélica
y una vida pobre y entregada.
Te suplicamos que completes tu obra,
glorificando a tu siervo con la corona de los santos.
Por Jesucristo Nuestro Señor.

El papa Francisco expresó en una de sus catequesis “Queridos amigos y amigas, ¡el Señor llama también hoy! Pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana; también hoy, en este momento, aquí, el Señor, pasa por la plaza. Nos llama a ir con Él, a trabajar con Él por el Reino de Dios, en las “Galileas” de nuestros tiempos. Cada uno de ustedes piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, ¡me está mirando! ¿Qué me dice el Señor? Y si alguno de ustedes oye que el Señor le dice: “sígueme”, sea valiente, vaya con Él; Él no decepciona jamás.”

Jesús llama a los doce. En Israel no era común que el maestro llame a los discípulos sino que por el contrario, cada uno elegía al maestro al cual seguir.

Jesús no se limita a enseñar, ante todo y sobre todo, Jesús comparte con sus discípulos su vida y su misión. Esa es su invitación. Los llamó para llevar a cabo una misión que viene de Dios.

Jesús nos va a decir, Él nos elige, Él nos envía, Él toma la iniciativa.

Pensá que el Señor pasa hoy, te mira, te está mirando ¿Qué te dice?¿Para qué te está llamando Jesús hoy? ¿Encontrás alguna resistencia? Porque si la llamada depende de Él tenemos que pensar que a veces pueden aparecer resistencias. Obstáculos, esos que con tanta creatividad encontramos, ponemos.

¡Buen día! Estamos compartiendo la catequesis junto al padre Daniel Cavallo! La consigna para hoy: ¿Estás dispuesto a dejarte llamar? ¿Qué resistencias encontras en el seguimiento de Jesús?

Posted by Radio María Argentina on viernes, 22 de enero de 2016

 

Jesús los llamó para que estuvieran con él. Los mandó a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Cuando nos sentimos llamados, cada uno en la realidad concreta, siempre nos dedicamos a capacitarnos, a tener mejores métodos, que está bien pero lo fundamental está en que el llamado de Jesús es para estar con Él.

Si no estamos con Él ¿Qué vamos a predicar? ¿Cómo vamos a hablar de lo que no conocemos? Por eso el primer paso es estar con él para ganar intimidad. Desde ahí nos fortalecemos para la misión.

No es una simple relación afectuosa, es un encuentro de amor que impulsa a la misión. Que bueno preguntarnos si en nosotros están estas dos dimensiones: la contemplación y la actividad. En el fondo es vivir una intimidad con Jesús en la acción.

Hace falta de este encuentro, de ésta intimidad con Jesús para no quedarnos sin la fuerza y la claridad para transmitirlo, porque de aquello que está lleno nuestro corazón está capacitada nuestra boca para anunciarlo.

 

Jesús siempre quiere hacer con otros, y así cuando él llama a los discípulos, así también con cada uno de nosotros con la misión que descubrimos en nuestra vida. Él es el que a través nuestro, llega a los demás, a las periferias.

Este encontrarnos con él ¿qué significa en nuestra vida? Esta realidad de vivir una espiritual concreta.

 

Compartimos del documento de Aparecida los siguientes puntos que nos habla de una espiritualidad trinitaria en el encuentro con Jesucristo:

 

240. Una auténtica propuesta de encuentro con Jesucristo debe establecerse sobre el sólido fundamento de la Trinidad-Amor. La experiencia de un Dios uno y trino, que es unidad y comunión inseparable, nos permite superar el egoísmo para encontrarnos plenamente en el servicio al otro. La experiencia bautismal es el punto de inicio de toda espiritualidad cristiana que se funda en la Trinidad.

241. Es Dios Padre quien nos atrae por medio de la entrega eucarística de su Hijo (Cf. Jn 6, 44), don de amor con el que salió al encuentro de sus hijos, para que, renovados por la fuerza del Espíritu, lo podamos llamar Padre:

“Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo el dominio de la ley, para liberarnos del dominio de la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios. Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, y el Espíritu clama: ¡Abbá! ¡Padre!” (Ga 4, 4-5).

Se trata de una nueva creación, donde el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, renueva la vida de las criaturas.

242.En la historia de amor trinitario, Jesús de Nazaret, hombre como nosotros y Dios con nosotros, muerto y resucitado, nos es dado como Camino, Verdad y Vida. En el encuentro de fe con el inaudito realismo de su Encarnación, hemos podido oír, ver con nuestros ojos, contemplar y palpar con nuestras manos la Palabra de vida (Cf. 1 Jn 1, 1), experimentamos que

“el propio Dios va tras la oveja perdida, la humanidad doliente y extraviada. Cuando Jesús habla en sus parábolas del pastor que va tras la oveja descarriada, de la mujer que busca la dracma, del padre que sale al encuentro de su hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino de la explicación de su propio ser y actuar”136.

Esta prueba definitiva de amor tiene el carácter de un anonadamiento radical (kénosis), porque Cristo “se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2, 8).