“La droga me mataba; esta adicción me da vida”

viernes, 16 de septiembre de 2016
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16/09/2016 – La versión 2016 del Pato Solidario viene recargada: es que en esta oportunidad, siempre impulsada por la Asociación Civil Hombre Nuevo, la acción se llevará adelante junto a otras 10 Ongs que desarrollan acciones sociales y solidarias. En el 2016 el Pato Sana.

Entre ellas está la Fundación “Un tatuaje por una sonrisa”, liderada por Juan Pablo Rodríguez un tatuador cordobés que decidió poner su arte al servicio de la comunidad. La iniciativa era simple, y consistía en tatuar a hinchas del Club Atlético Belgrano de Córdoba a cambio de alimentos no perecederos o juguetes que luego entregaría a familias que los necesitan. Desde entonces no para de cumplir sueños de cientos familias, gracias a la ayuda de otros tantos ciudadanos que le acercan lo que está a su alcance.

Visitando los estudios de Radio María, junto a miembros de las otras 10 organizaciones que participarán del Pato Solidario 2016, contó su historia, de dónde viene, lo que pasó y cómo cambió su vida.

“Me parece fantástico que estemos trabajando todos juntos. No nos para nadie” comentó Juan Pablo con gran alegría.

“Fui adicto, soy adicto y voy a morir siendo adicto”

“Fui adicto a la cocaína muchos años, 20, hasta que un día entré a la habitación de mis hijos a la madrugada. Mi hijo más grande tenía 10 años, y no se por qué agarré el cuadernito de mi hijo y leí “Odio a mi papá”. Ese día me cayó la ficha y dije: ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué?. No le echo la culpa a nadie, soy adicto porque quise serlo” contó. “La cocaína hace que aunque estés no estás, y no nos damos cuenta de que realmente lastimamos a la gente que está cerca nuestro. Los adictos no somos malos, somos adictos. La cocaína no mide escala social, ataca donde quiere. Nos estamos matando de a poco” explicó.

“Cuando leí el cuaderno de mi hijo, lloré de las 3 de la mañana hasta las 8, hasta que apareció mi esposa y me preguntó que me pasaba. Me saqué cocaína del bolsillo, se la mostré, y le dije que no quería más esta vida para mí. Abrí los ojos y sentí que había gastado 20 años de mi vida, y no quería más eso. Me arrepiento de no haber estado con mi familia y no haberle prestado atención. Mi mujer no sabía que yo era adicto” contó.

Al poco tiempo, se le despertó las ganas de hacer algo por los demás y de que sus hijos tuvieran una nueva imagen suya. Así decidió armar una campaña con los hinchas de Belgrano, el club de sus amores: él les hacía un tatuaje a cambio de un juguete. Y comenzó algo que nunca imaginó las dimensiones que tomaría.

“Yo fui adicto, soy adicto y voy a seguir siendo adicto. Estoy dejando la vida en esto pero lo estoy dejando porque es una adicción. Yo siempre digo que dejé una adicción pero me metí en otra, la diferencia es que aquella me mataba y esta me llena de vida” cuenta con lágrimas en los ojos. 

“Tenemos hechos 45 viajes al norte de Córdoba donde asistimos a más de 200 familias todos los meses; hemos entregado 145 sillas de rueda en todas las provincias, 25 camas ortopédicas, voy al hospital de niños a llevar juguetes pero en realidad voy porque quiero estar con los chicos”.