Aceptar la muerte de un ser querido

miércoles, 8 de noviembre de 2017
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08/11/2017 – Cada semana, la programación de Radio María ofrece la posibilidad de escuchar las enseñanzas del padre Mateo Bautista, máster en Pastoral de la Salud y Licenciado en Teología Moral y Espiritual. En cada encuentro, el padre aborda temas relacionados al duelo, sus conceptos y especificaciones. En esta oportunidad, se dedicó de lleno a hablar sobre el duelo por la muerte de seres queridos.

“Para comenzar, es necesario pulir el lenguaje. No debemos decir que hemos perdido a un ser querido, los seres queridos no se pierden, no son objetos. Se suelen utilizar estos eufemismos porque cuesta aceptar la realidad. Lo correcto es decir que los seres queridos han muerto, no están perdidos, están en Dios”, precisó el especialista.

Otra de las expresiones que se utilizan en estos casos puede ser “Se ha ido, nos ha abandonado”. Sin embargo, el Padre Mateo sostiene que: “Morirse no es lo mismo que irse ni mucho menos que abandonar a alguien. Esta terminología habla de una falta de aceptación del hecho. Emplear la palabra correcta es el 50 % de la elaboración del duelo porque lo que no se asume no se supera, lo que no se acepta no se redime. Si no decimos la palabra correcta, nos estamos engañando”. Y agregó: “Hay que aceptar la herida, llamarla por su nombre y hacerse protagonista del proceso de duelo. Aunque duela, decir las cosas por su nombre es sufrir sanamente para dejar de sufrir”.

Por otra parte, el padre aclaró que el duelo de la muerte de un ser querido debe hacerse desde las dos orillas, esto es: “Desde quien ha fallecido y desde nosotros mismos”. Al respecto, el especialista nombró algunas cuestiones que influyen en la elaboración del duelo:

Lo definitivo de la muerte

La ansiedad de la separación

El vacío o el desconcierto de la ausencia

Las causas y circunstancias que ocasionaron el hecho (muertes trágicas)

Los vínculos, la hondura de relación existente con la persona fallecida

El rol y las funciones desempeñados por el fallecido

La consideración sobre la realización o satisfacción de la vida de la persona fallecida

Los asuntos sin resolver entre dolientes y difuntos

La energía afectiva, el amor hacia esa persona que ya no está

“La persona necesita su tiempo para hacer el duelo y trabajar en todas las dimensiones. Hay que estar al lado quienes están haciendo el duelo, visitarlos, acompañarlos en el dolor, permitirles que puedan desahogarse y que sigan pensando en quienes murieron, porque el duelo no es para dejar de amar”, concluyó el sacerdote.