El amor no pasará jamás – P. Fernando Cervera

miércoles, 13 de septiembre de 2017
image_pdfimage_print

Servicio1

 

13/09/17 – En diálogo con Radio María el padre Fernando Cervera dio una nueva edición sobre la espiritualidad ignaciana. Ésta vez el tema es el amor. Para vos ¿Qué es el amor?

El padre Fernando nos hablaba del amor al prójimo, tomando como punto de partida lo que decía San Pablo en la carta a los Corintios.

¿Cómo amo cuando no siento amor? es la pregunta que nos acompañaba

El amor es un trabajo arduo, diario, es entregarse a si mismo para no ser el centro. Sobre todo necesita de un contacto con el Señor para ir aprendiendo cómo Él nos ama, “ámense unos a otro como yo los he amado”. Cristo nos invita a un amor distinto, porque es él quien transmite algo que para nosotros es una novedad. Hay algo de la chispa divina en todo tipo de amor, pero necesita simplificarse, purificarse, despejar muchas mezclas que el corazón va haciendo porque se va aprovechando del amor para cubrir necesidades, para tapar otras cosas.

El amor de Cristo a nosotros es ese amor distinto que impregna todos los demás

La carta a los Corintios nos dice que el amor es paciente, es servicial, no tiene envidia, hace alarde, no se envanece… El amor no puede tener resentimientos, rencores, no busca su propio interés. El amor va impregnando todo tipo de vínculo, y precisa que yo lo practique con mis hermanos. No se alegra en la injusticia, se regocija con la verdad, porque la verdad siempre tiene justicia. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, aferrarse a ese todo, a soportarlo todo por amor, después veré si es lo que Dios me pide, pero esta disposición a entregarlo todo es lo que Dios me pide.

El amor no se apaga porque Cristo no se espanta de mi, sino que sigue transmitiéndose a nosotros a medida que nos acercamos a Él. Por eso es importante mantenernos cerca, porque el amor permanecerá.

Hay una fuente que es la cruz, es la que nos acerca a esa pureza de amor, estar cerca de Cristo que lo entrega todo, lo sacrifica todo, que lo pierde todo, está dispuesto a todo, es donde nosotros somos menos nosotros, en el pecado. Ahí es donde Cristo sigue apostando al amor.

La cruz es el llamado permanente a este amor de Dios hasta el escándalo, es la permanente memoria de que Cristo se dio entero, que a partir de ahí todo otro amor es posible de ser vivido desde esa pureza, aunque venga mezclado. Si me acerco a la Cruz no solo estoy mas seguro de que es amor sino que es seguro de que ese amor crezca.

El amor que viene del Padre siempre triunfa, esa es nuestra esperanza y también nuestro pilar de confianza para seguir trabajando sobre nosotros mismos.

3 puntos para empezar a trabajar el amor

1.- EXAMINARNOS: ¿desde dónde partimos? ¿para qué lo hago? ¿para dónde va?

2.- DISPONERNOS A QUE DIOS NOS MUESTRE: a través de lo que se va moviendo en mi, si estos sentimientos tienen que ver con esa caridad.

3.- ESTAR DISPUESTO A ESTE PROPÓSITO: reconstruir las cosas paso a paso, lo que hago ¿es para el bien de otro? ¿logro hacer el bien? bueno, adelante entonces.