“Aún en medio de la mayor pobreza, todos somos capaces de generar vida nueva”, rezó la hermana Cecilia Lee, de la Villa Itatí de Quilmes

sábado, 16 de junio de 2018
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16/06/2018 – La religiosa franciscana Cecilia Lee vive junto a otras hermanas en la humilde Villa Itatí de Quilmes, en el conurbano bonaerense profundo. Allí desarrolla su actividad pastoral en favor de los más pobres y exclúidos de Buenos Aires. La hermana Cecilia comenzó recordando su llegada a Argentina: “Yo soy de Corea del Sur, llegué con mi familia al país en 1976. Me siento argentina, pero mis raíces son coreanas. Mi papá ya falleció hace años, él era de Corea del Norte. Y su motivación para venir a la Argentina es que aquí hay paz. Mi padre soñaba con la unificación de las Coreas y poder volver a su país. Él era protestante, pero mi madre es católica. Ella me ayudaba a rezar el rosario por las noches cuando era niña. De mi mamá recibí una fe gratuita. Igualmente tuve una conciencia más clara de la persona de Jesús cuando ingresé a la congregación”.

La religiosa también indicó que “cuando hago votos perpetuos, tuve más en claro lo que Dios me iba pidiendo”. La hermana agregó: “Soy fruto de ese caminar que incluyó unos 20 años viviendo en la provincia de Chubut. Estuve en Trelew y en la pequeña localidad de Gangan, junto al pueblo mapuche. Y desde el 2000 estoy en la Villa Itatí de Quilmes trabajando junto a los cartoneros. Aquí la mayoría de los vecinos son cartoneros. Yo me me siento a gusto con las familias. Con las otras hermanas aportamos con lo que podemos a la promoción social de la gente. Acá llueve un poco y se inunda tddo, los niños pasan días enteros con los pies mojados. También se nos corta la electricidad en invierno. Pero pienso que aún en medio de esta inhumanidad y pobreza, todos somos capaces de generar vida nueva, vida distinta”.

Finalmente, la hermana Cecilia nos dejó su oración misionera:

Te alabo Padre porque te Revelaste en la gente sencilla.

Te doy gracias porque caminas en medio de nosotros, tu Pueblo;

porque peregrinamos en esta tierra buscando y construyendo el cielo nuevo y la tierra nueva

Gracias porque te descubrimos en los abrazos solidarios

ante los hermanaos heridos de hambre de pan y de paz.

Gracias porque estás presente en las luchas diarias

de vivir con dignidad en medio de tanta vida amenazada.

Gracias porque nos alentás a seguir por la fraternidad y justicia, paz y concordia.

Te pedimos Señor que nos bendigas con tu ternura de Padre y Madre,

para que nuestra se llene de tu vida

y podamos celebrarla con alegría y felicidad.

Amén.