Cuando el guiso del odio se cuece en casa

martes, 19 de septiembre de 2017
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Chobi 4

19/09/2017 – Muchas veces, todo lo que sucede en nuestras relaciones tiene origen en el modo de vincularnos familiarmente. Esta fue la invitación a reflexionar que hizo el Padre Roberto “Chobi” Álvarez en el programa Hoy puede ser.

El sacerdote citó el Evangelio de Mt 18, 22 donde Jesús le responde a Pedro que debe perdonar setenta veces siete. “Este pasaje se refiere también al génesis y a la historia de Caín, Abel y Lamec. Pensemos si nosotros en casa, en lo doméstico, no estamos repitiendo esta historia”, dijo.

“Por ejemplo, de manera inconsciente o consciente, cuando comparamos a nuestros hijos, generamos competencia entre ellos; o cuando hay chicanas en el matrimonio, se hace un guiso espeso de odio y amargura bebido en casa. Cuando nos revisemos en nuestros vínculos domésticos, pensemos si no encontramos ese clima de competencia y de bronca, ¿cuánto de odio hay cocido en este clima tenso?”, preguntó el Padre.

Luego, el especialista citó a Santo Tomás de Aquino y ennumeró las características de la ira:

Amargura: “Es el principio de la ira, cuando se empieza a masticar la bronca. Todo lo que venga de esa parte, me amarga. Por ejemplo: No queremos volver a casa, no queremos ir a visitar a los parientes”, explicó el sacerdote.

Manía: Cuando esa amargura se vuelve estable en nuestra vida. Me vuelvo maníaco cuando no hay lugar donde poner las actitudes de los demás que no sea esa amargura. Tiendo a pensar: “Si hizo esto, lo hizo por aquello, lo dijo a propósito de…”

Furor: Cuando se busca satisfacer esa ira. La ira no se queda en un pensamiento interior, busca alimentarse. Es la ocasión para que explote todo, ya no importa cuál es el objeto, si no salir de adentro. El furor expresa un enojo interior.

“Si me doy cuenta que estoy enojado y termino descargándolo en mi familia, tengo que reconocer que hay un enojo que tengo que resolver para desterrar esos funcionamientos familiares que tienen como guiso la ira”, comentó el Padre.

Para finalizar, el padre oró para que todos podamos crecer siempre en mansedumbre aportando un corazón pacífico en nuestros contextos familiares.