Cuidar y proteger la vida

miércoles, 5 de julio de 2017
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CatequesisAudiovisual (18)
05/07/2017 – Profundizando la reflexión en torno a los 10 mandamientos, hoy nos detenemos en el “No matarás” que lejos de ser un mandamiento prohibitivo, es una gran invitación a la vida y al amor

 

¿Por qué no se puede disponer de la propia vida ni de la de los demás?

Sólo Dios es señor de la vida y de la muerte. Excepto en caso de legítima defensa o de auxilio necesario nadie puede matar a una persona. [2258-2262, 2318-2320]

Atentar contra la vida es un crimen ante Dios. La vida humana es sagrada, es decir, pertenece a Dios, es su propiedad. Incluso nuestra propia vida únicamente nos está confiada. Dios mismo nos ha dado la vida; sólo él puede tomarla de nuevo. En el libro del Éxodo se dice literalmente: “No matarás” (Éx 20,13).

¿Qué acciones están prohibidas por el precepto de no matar?

Están prohibidos el asesinato y la cooperación en el mismo. Está prohibido el asesinato en la guerra. Está prohibido el aborto de un ser humano desde su concepción. Están prohibidos el suicidio, la automutilación y la autodestrucción. También está prohibida la eutanasia, es decir, poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. [2268­2283,2322­2325]

Hoy se infringe a menudo la prohibición de matar por motivos aparentemente humanos. Pero ni la eutanasia ni el aborto son soluciones humanas. Por eso la postura de la Iglesia ante estas cuestiones es de una claridad meridiana. Todo aquel que procure un aborto, ejecutándolo directamente o prestando su colaboración necesaria, si el aborto se produce, está automáticamente excomulgado. Cuando se suicida una persona mentalmente enferma, su responsabilidad está no pocas veces disminuida y con mucha frecuencia totalmente anulada. 288

¿Por qué, sin embargo, se debe aceptar la muerte del otro en el caso de legítima defensa?

Quien ataca la vida de otros puede y debe ser frenado, en caso necesario mediante la muerte del agresor. [2263­2265,2321] La legítima defensa no es sólo un derecho; puede ser incluso un deber grave para quien es responsable de la vida de otros. No obstante, las medidas de legítima defensa no deben recurrir a medios abusivos ni ser desproporcionadamente violentas.

¿Por qué se opone la Iglesia a la pena de muerte?

La Iglesia es contraria a la pena de muerte porque es “tan cruel como innecesaria” (San Juan Pablo II, St. Louis, 27.01.1999). [2266­2267]

Todo Estado de derecho tiene por principio también el deber de castigar proporcionadamente. En la encíclica Evangelium Vitae (1995) el Papa no dice ciertamente que la aplicación de la pena de muerte sea en todos los casos una pena inaceptable y desproporcionada. Quitar la vida a un criminal es una medida extrema, a la que un Estado sólo debe recurrir en “casos de absoluta necesidad”. Esta necesidad se da cuando la sociedad humana no se puede defender más que con la muerte del reo. Pero estos casos, dice San Juan Pablo II, “son ya muy raros, por no decir prácticamente inexistentes”.

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¿Está permitida la eutanasia?

La eutanasia en sentido propio, es decir, toda acción u omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor, constituye siempre un homicidio, gravemente contrario a la ley de Dios. [2277­2279]

En cambio, no son eutanasia propiamente dicha y, por tanto, son moralmente aceptables la administración adecuada de calmantes (aunque ello tenga como consecuencia el acortamiento de la vida) o la renuncia a terapias desproporcionadas (al llamado encarnizamiento terapéutico), que retrasan forzadamente la muerte a costa del sufrimiento del moribundo y de sus familiares. La muerte no debe ser causada, pero tampoco absurdamente retrasada. Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos. La legalización de la eutanasia es inaceptable no sólo porque supondría la legitimación de un grave mal moral, sino porque crearía una intolerable presión social sobre los ancianos, discapacitados o incapacitados y todos aquellos cuyas vidas pudieran ser consideradas por alguien como de “baja calidad” y/o como una carga social. Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por eso, deben ser promovidos. 0393

¿Por qué no es aceptable el aborto en ninguna fase del desarrollo del embrión?

La vida donada por Dios es propiedad directa de Dios; es sagrada desde el primer momento y escapa a toda intervención humana. “Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieses del seno materno, te consagré” (Jer 1,5). [2270­2274, 2322]

Sólo Dios es señor de la vida y de la muerte. Ni siquiera “mi” vida me pertenece en exclusiva. Todo niño tiene derecho a la vida desde su concepción. Desde el principio el ser humano que va a nacer es una persona independiente, cuyo ámbito de derechos no puede ser invadido por nadie externo a él, ni el Estado, ni un médico, ni siquiera su madre. La claridad de la Iglesia en este punto no es ausencia de misericordia; más bien quiere señalar el daño irreparable que se causa al niño inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad. Proteger la vida humana inocente es uno de los deberes más nobles del Estado. Si el Estado se sustrae a esta obligación, socava él mismo los cimientos del Estado de derecho. 237,379

¿Se puede abortar a un niño con minusvalías?

No. Abortar a un niño con minusvalías es siempre un crimen grave, incluso cuando se aduce el motivo de ahorrarle a esta persona un sufrimiento en el futuro. 280

¿Se puede investigar con embriones vivos o con células madre embrionarias?

No. Los embriones son seres humanos, porque la vida humana comienza con la unión del espermatozoide y el óvulo. [2275, 2323]

Considerar a los embriones material biológico, “producirlos” y “consumir” sus células madre para fines de investigación es absolutamente inmoral y entra dentro de la prohibición de matar. Merecen un juicio diferente las investigaciones con células madre adultas. Porque éstas no provienen de incipientes seres humanos a los que se elimina. Las intervenciones médicas sobre un embrión sólo son responsables si tienen como fin la curación, mientras se garantice en ellas la vida y el desarrollo íntegro del niño, y si el riesgo que comporta la intervención no es desproporcionadamente alto. 292

¿Por qué el quinto mandamiento protege también la integridad física y psíquica de la persona?

El derecho a la vida y la dignidad de una persona forman una unidad; están unidas de modo inseparable. También se puede llevar a una persona a la muerte psíquica. [2284­2287, 2326]

El mandamiento “No matarás” (Éx 20,13) se refiere a la integridad tanto física como psíquica. Toda tentación o incitación al mal, todo recurso a la violencia, es un pecado grave, especialmente si sucede en una relación de dependencia. Es especialmente grave el delito cuando son agredidos niños por los adultos que los tienen a su cargo. Esto se refiere no sólo a los abusos sexuales, sino también a la seducción mental por parte de padres, sacerdotes, profesores o educadores, a la desviación de valores morales. etc.

¿Cómo debemos tratar nuestro cuerpo?

El quinto mandamiento prohíbe también el uso de la violencia contra el propio cuerpo. Jesús nos exige expresamente que nos aceptemos y amemos a nosotros mismos: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22,39).

Acciones autodestructivas contra el propio cuerpo (“incisiones”, etc.) son en la mayoría de los casos reacciones psíquicas ante experiencias de abandono y de falta de amor; por eso, en primer lugar, reclaman todo nuestro amor a estas personas. No obstante, en este marco de cariño debe quedar claro que no existe un derecho humano a destruir el propio cuerpo recibido de Dios. 379

¿Qué importancia tiene la salud?

La salud es un valor importante, pero no absoluto. Debemos tratar el cuerpo recibido de Dios con agradecimiento y cuidado, pero no caer en el culto al cuerpo. [2288­2291]

El cuidado adecuado de la salud pertenece también a las obligaciones fundamentales del Estado, que debe crear condiciones de vida que garanticen el alimento suficiente, viviendas limpias y una asistencia médica básica.

¿Por qué es pecado tomar drogas?

El consumo de drogas es pecado porque es un acto de autodestrucción y por ello un atentado contra la vida que Dios nos ha dado por amor. [2290­2291]

Toda adicción de una persona a drogas legales (alcohol, medicamentos, tabaco) y en mayor medida a drogas ilegales es cambiar libertad por esclavitud; perjudica a la salud y a la vida del afectado y también causa graves daños al prójimo. Todo intento de perderse u olvidarse de sí mismo en éxtasis, a lo que pueden añadirse excesos en la comida y en la bebida, la sexualidad desordenada o ir a lo loco con el coche, es una pérdida de la dignidad y la libertad humanas y por ello un pecado contra Dios. Hay que diferenciar de esto el uso razonable, consciente y moderado de estimulantes. 286

¿Se pueden hacer investigaciones con personas vivas?

Los experimentos científicos, psicológicos o médicos en personas vivas sólo están permitidos cuando los resultados que se esperan son importantes para el bienestar humano y cuando no se pueden obtener de otra manera. Pero todo esto debe llevarse a cabo con el consentimiento libre de las personas afectadas. [2292­2295]

Además los experimentos no deben ser desproporcionadamente arriesgados. Es un delito convertir a personas en objetos de investigación contra su voluntad. El destino de la doctora polaca Wanda Poltawska, luchadora en la resistencia y amiga personal del papa San Juan Pablo II, nos recuerda lo que está en juego, entonces como ahora. Durante el régimen nazi, Wanda Poltawska fue víctima de los experimentos con humanos en el campo de concentración de Ravensbrück. Más tarde, la psiquiatra abogó por una renovación de la ética médica y fue uno de los miembros fundadores de la Academia Pontificia para la Vida.

¿Cómo se atenta contra el derecho a la integridad física de la persona?

Se atenta contra este derecho mediante el uso de la violencia, el secuestro y la toma de rehenes, el terrorismo, la tortura, la violación, la esterilización por la fuerza, así como con la amputación y la mutilación. [2297­2298]

Estos atentados fundamentales contra la justicia, la caridad y la dignidad humana tampoco están justificados cuando están respaldados por la autoridad del Estado. Con la conciencia de la culpa histórica también de los cristianos, la Iglesia lucha actualmente contra todo empleo de la violencia corporal y psíquica, especialmente contra la tortura.

¿Cómo ayudan los cristianos a un moribundo?

Los cristianos no dejan solo a un moribundo. Le ayudan a que, con confianza creyente, pueda morir con dignidad y en paz. Oran con él y se preocupan de que le sean administrados a su debido tiempo los sacramentos. [2299]

Padre Mario Sánchez

Material elaborado en base al Catecismo de la Iglesia Católica