“Denles ustedes de comer”

lunes, 23 de junio de 2014
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23/06/2014 – Junto a Maximiliano Larghi, músico y catequista, nos adentraremos en el mensaje de Jesús a los discípulos frente al hambre de su pueblo: “denles ustedes de comer”. La solidaridad, el compromiso y los cinco panes y dos pescados que en Jesús, se multiplican y son capaces de alimentar a una multitud.

En relación al evangelio de San Juan en el capítulo 6, Maximiliano Larghi contó que el mundo nos mete en una burbuja en donde está “todo bien”. “Aca Jesús ve que hay gente que tiene hambre y de hecho en otro evangelio dice que “Jesús se compadeció”. Creo que podriamos identificar 3 tipos de hambres: El hambre de la comida, el hambre de ideales grandes y el hambre del corazón (del amor, del cariño y gestos)” relató.

El primer hambre, el de la panza, nos duele mucho: hambre de vivienda, de vestimenta, de comida, de salud…. Me pareció grave acostumbrarme a que haya gente en la calle… Nos acostumbramos y pareciera que forma parte del paisaje, y no tiene que ser así. El dr Abel Albino dice que en los primeros dos años de vida la alimentación es fundamental porque un niño mal alimentado y poco estimulado, tiene daños irreversibles. Me parece que ese es un hambre fundamental que tenemos que atender.

En cuanto al hambre de la cabeza es el más dificil, porque es el de la chatura, el de no tener ideales… Jesús nos invita a ampliar nuestros horizontes y Él es el modelo. En Él encontramos el modelo para crecer.. Si nos ponemos a ver la vida de los santos son apasionantes de gente que ha tenido capacidad de influenciar y de cambiar el mundo. Hoy en día parecería que se ha metido este hambre de pasarla bien, de quietud… Es un hambre del que no somos conscientes, cuando tenemos hambre de ideales y de trascendencia, se nos pasa.

Y el último hambre, es el del corazón, de cariño, hambre de los gestos que tanto habla el Papa. El amor se debe transmitir en gestos. El amor no es algo cósmico sino bien concreto, con un día, un lugar y algo concreto.

Frento a éstos hambres Jesús nos dice “denles ustedes de comer”. Él puede hacerlo pero por algo nos dice “háganlo ustedes” y ahí nos compromete.