Día 15: La presentación de Jesús en el templo

martes, 6 de marzo de 2018
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06/03/2018 – En este tiempo Dios nos revela la pasión y el llamado que tiene para nosotros, sea para definiciones vocacionales, o, para quienes ya lo han hecho, rectificarla. Los ejercicios están hechos para “buscar y hallar la voluntad de Dios”. Esa voluntad de Dios es una voluntad amorosa, y allí nos dejamos seducir por su presencia de amor. Nos dejamos alcanzar por Cristo Jesús para ver si nosotros podemos alcanzarlo a Él dejando atrás lo que fue y lanzándonos hacia adelante.

Contemplamos la Presentación de Jesús en Lc 2, 22-24 :

“Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor”

 

Es asombroso ver, en este texto, con la insistencia de Lucas en el cumplimiento de la ley. Por ejemplo, en Lc 2, 39 dice “cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley del Señor….”. También en el mismo capítulo en el verso 27 “vino al templo movido por el Espíritu y cuando sus padres entraron para cumplir con lo establecido por la ley…”. En el 22, “cuando se cumplieron los días prescritos por la ley”. Todo está en función de lo que la ley dice. Es una referencia que pone en contacto directo el texto de la presentación del Niño con una tradición que la familia de Nazareth está dispuesta a cumplir como hijos del pueblo de Israel. 

Jesús lo va a decir una y otra vez “no piensen que he venido a abolir la ley ni los profetas”. Es una herencia que trae de sus padres. Jesús y los suyos están aferrados a la ley. Aunque, también es posible que en la redacción final del texto de Marcos se hayan establecido estas referencias para marcar la relación que existe entre lo antiguo y lo nuevo de forma explícita. 

 

¿Qué es la presentación del niño?

Todo indicaría que el niño no debía estar ahí. A la presentación de las ofrendas, las tórtolas y la purificación de la madre, correspondía a los padres. ¿Cómo es que aparece Jesús en la escena?.

Tras el parto, las mujeres debían acercar una ofrenda de purificación, porque quedaban impuras. El nacimiento de cada hijo varón en Israel, está seguido por 7 días de impureza, que es ritual. Luego la madre tiene que esperar 33 días más antes de poder acercar al sacerdote un cordero o una tórtola. Se añade que quien no puede pagar por un cordero, puede llevar dos tórtolas, que tienen que ser jóvenes: Una se ofrece en holocausto y la otra para expiación, según se describe en Levíticos 1, 8.  En el caso de que el nacimiento sea de una mujer los 7 días de impureza se prolongaba una semana más, y en lugar de 33 días se pasaba a 66. 

Esta impureza no es moral sino ritual. La mujer ha perdido vitalidad. Evidentemente hay una depreciación de la figura femenina. No es por algo revelado, sino por una concepción cultural. Es entre lo que Dios estaría diciendo y la interpretación de quien la recibe, siempre mediada por la cultura.

José y María son pobres por eso presentan un par de tórtolas. Todo esto toca en primer lugar a la madre que tiene que purificarse. Otra ley en Ex 22, 29 se estipula que todos los primogénitos pertenecen a Dios. Esto de entregar lo primogénito, sean hijos como animales como los primeros frutos de la tierra, implica ofrecer lo mejor y lo primero. De ahí que hoy, en este ejercicio, se nos invita a preguntarnos ¿qué es lo que tengo para ofrecer al Señor? Mi deseo, mis años, mi experiencia, mi fuerza, mi corazón. ¿Qué es lo que más anhelo, lo primero y lo mejor, que podemos ofrecer a Dios?. 

Además, otra ley indicaba el pago de un dinero para el “rescate”. Sólo el padre real de un primogénito tenía que pagar. Si no había padre el niño siendo ya hombre debía rescatarse a sí mismo. 

Acá aparece algo curioso: ¿Por qué están María, José y el niño en el templo?. Para la purificación sólo debía ir María. Además, nada se dice de que José haya pagado el “rescate” por Jesús.

En Éxodo 13, 2 explica “todo varón primogénito será consagrado al Señor”. Resulta fácilmente comprensible que Jesús no haya sido rescatado por José. De hecho sólo el verdadero padre podía rescatarlo, y hacerlo implicaba reconocerse como verdadero padre y no lo era. El silencio del texto cuadra con la prolijidad de Lucas quien se vale de todo para explicar los detalles. Él tampoco se rescata a sí mismo de grande. Él no sólo era el primogénito sino que era el primogénito del Padre. El era Dios, santo, y ya consagrado desde siempre. “Unigénito” dirá Hebreos 6. ¿Qué sentido podría tener ser rescatado si estaba desde siempre con el Padre?. El primogénito de Dios es entregado por el mismo Dios a los hombres, y paga con su vida por nosotros. Jesús hace entrega de su vida por nosotros. Es el cordero que hay que entregar, su propia sangre la que nos rescata. 

La no alusión al rescate en el texto de Lucas está haciendo alusión al misterio de Jesús y su vocación más honda: ser cordero entregado para rescatarnos.

Es una hermosa oportunidad que nos da la Palabra de ahondar en la profundidad del misterio. Jesús paga por nosotros. Nadie paga por Él porque es el Hijo de Dios pero paga por todos, en rescate por una multitud. A Él lo celebramos así y en este sentido contemplamos su presentación en el Templo con todo lo que allí se dice y lo que no.

 

Momentos de la oración

1- Oración preparatoria (EE 46) me pone en el rumbo del Principio y Fundamento: que lo que yo vaya a hacer me ponga en el contexto de buscar y realizar, ya desde ahora, y por encima de todo, la voluntad de Dios.

2- “Traer la historia” (EE 102) Se trata de reconstruir la historia de lo que contemplo a partir de los datos. Ayudará leer detenidamente y varias veces el pasaje que quiero contemplar:  San Lucas 2, 22-24.

3-“La composición de lugar” (EE 103). Tengo que componer la escena, re-crearla, reconstruirla desde los datos que la Escritura me ofrece.

4- Formular la petición (EE 104). La petición es la que enrumba la oración, la pone en búsqueda de algo, no la hace simple pasatiempo, sino persistente interés en alcanzar algo.

“Interno conocimiento de nuestro Señor Jesucristo para más amarlo y mejor seguirle”

5- Reflectir para sacar algún provecho: significa dejarme mirar por la escena, como ubicarme en ella: aquí me implico en ella como si presente me hallare. Es dejar que lo mirado me mire y me diga algo nuevo. Eso que se me dice son las mociones que se me dan.

6- Coloquio: A partir de lo que he vivido en la contemplación, no me faltarán palabras para pedir, agradecer, alabar o simplemente disfrutar de lo que se me ha dado.

7- Exámen de la oración