El arco iris, signo de la alianza de Dios con su pueblo

martes, 3 de marzo de 2015
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03/03/2015 – En el espacio de “Destellos Cotidianos” la profesora Gloria Ladislao desarrolló el signo del arco iris. En las últimas semanas se han multiplicado las inundaciones tras grandes precipitaciones en poco tiempo. Al salir el sol, aparece el arco iris signo de la vida que se renueva. Eso provocó el primer arco iris, que Dios desplegó después del diluvio.

 

El arco iris es un fenómeno óptico y meteorológico, que se produce cuando los rayos del sol atraviesan pequeñas gotas de agua. Entonces, la luz se descompone en siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Es decir, los tres colores primarios, los tres secundarios y el añil. El rojo se ubica en la parte exterior y el violeta en la interior.

En las culturas americanas aparece en la bandera cuadriforme llamada “wiphala”.

En antiguas mitologías de la Medialuna fértil el arco iris representaba los instrumentos de guerra usados por los dioses en las batallas. El arco iris quedaba “colgado” en el cielo como símbolo de victoria. En la mitología Babilónica, Marduk colgaba el arco iris en el cielo después de haber vencido a Tiamat, la diosa de las aguas profundas. Algo de esta simbología aparece en la Biblia. La palabra hebrea “keshet” significa al mismo tiempo “arco de guerra” y “arcoiris”, pero como siempre, la Biblia ha asimilado ese material para darle un sentido más profundo.

El arcoiris en la biblia

En el texto de Génesis, el arcoiris es un signo de la soberanía de Dios sobre el orden natural y también una señal permanente de su promesa. Es como si el arcoiris fuera un “ayuda memoria”: para Dios mismo, para recordarle su promesa, y para el hombre, para que recuerde la gracia de su Creador. (G. Plaut, The Tora, a modern commentary). Por otro lado, el arcoiris colgado del cielo no “apunta” hacia la tierra y sus habitantes.

Y Dios siguió diciendo a Noé y a sus hijos: “Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes, 10 y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. 11 Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra”.

Dios añadió: “Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: 13 yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra. 14 Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas, 15 me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales. 16 Al aparecer mi arco en las nubes, yo lo veré y me acordaré de mi alianza eterna con todos los seres vivientes que hay sobre la tierra. 17 Este, dijo Dios a Noé, es el signo de la alianza que establecí con todos los mortales”. (Gén 9,8-17)

El diluvio es como una nueva creación, renacida de las aguas (cf. Gén 1,1-3). El arco iris es símbolo de la ALIANZA entre Dios y la humanidad; incluye a todos los seres vivos. El autor sacerdotal, a quien pertenece este texto, desarrollará a lo largo de su obra el modo en que se concreta esta Alianza. En Génesis 17 aparece la Alianza con Abraham, con un signo visible: la circuncisión. Y en el Monte Sinaí, la Alianza que, por medio de Moisés, Dios realiza con todo el pueblo, tiene como claúsulas los diez mandamientos Ex 19-20).

Jesús retoma y renueva el concepto de Alianza, al hablar de la Nueva Alianza que se sella con su sangre:  Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». 20 Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes. (Lc 22,19-20)

El arcoiris aparece también en la visión del trono de Dios que narra el profeta Ezequiel. Encima de la plataforma que estaba sobre sus cabezas, había algo así como una piedra de zafiro, con figura de trono; y encima de esa especie de trono, en lo más alto, una figura con aspecto de hombre. Entonces vi un fulgor como de electro, algo así como un fuego que lo rodeaba desde lo que parecía ser su cintura para abajo; vi algo así como un fuego y una claridad alrededor de él: como el aspecto del arco que aparece en las nubes los días de lluvia, así era la claridad que lo rodeaba. Este era el aspecto, la semejanza de la gloria del Señor. Al verla, caí con el rostro en tierra y oí una voz que hablaba. (Ez 1,26-28)

La misma imagen utilizará el vidente del Apocalipsis: Después tuve la siguiente visión: Había una puerta abierta en el cielo, y la voz que había escuchado antes, hablándome como una trompeta, me dijo: «Sube aquí, y te mostraré las cosas que deben suceder en seguida». 2 En ese mismo momento, fui arrebatado por el Espíritu y vi en el cielo un trono, en el cual alguien estaba sentado.  El que estaba sentado tenía el aspecto de una piedra de jaspe y de ágata. Rodeando el trono, vi un arco iris que tenía el aspecto de la esmeralda. (Ap 4,1-3)

Prof. Gloria Ladislao