En clave de espera

martes, 25 de noviembre de 2014
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mirandoalhorizontezm9

25/11/2014 – Compartimos la catequesis junto al Padre Javier Soteras y Doña Jovita

Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:”De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.

Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”. Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cerca’. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”.

Después les dijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.”

Pero antes de que eso ocurra los tomarán a ustedes presos, los perseguirán, los entregarán a los tribunales judíos y los meterán en sus cárceles. Los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre, y ésa será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa. Pues yo mismo les daré palabras y sabiduría, y ninguno de sus opositores podrá resistir ni contradecirles.

Lc 21, 1 – 15

 

Nos vamos acercando al Adviento y en con él a la celebración de dos acontecimientos: la memoria de la primera venida del Salvador en medio nuestro haciéndose carne, como aquella que muriendo y resucitando prometió volver. Una segunda venida que será la definitiva, es decir ya reinará definitivamente. En esa perspectiva debemos leer el evangelio de hoy. En clave liturgica por el Adviento que ya se aproxima. Con expectativa a la Parusía. Esa llegada del Señor hace que todas las estructuras se sacudan y se muevan. A esto se refiere el Señor cuando dice que no quedará piedra sobre piedra. Es decir esos lugares en donde hoy el hombre pone sus seguridades.

Ni lo más bellos ni lo más noble quedará de pie porque habrá una belleza superior que echará por tierra todo lo que teníamos por bellos hasta el momento. Ni aquello que este en su máxima expresión de belleza y esplendor podrá superarlo porque ya es la presencia misma del Resucitado que va a sacudir todo. La invitación, por tanto, es a estar atentos a esa llegada. Seremos capaces de ver esa transformación. Por esto es que comienzan a sacudirse y resistir las las fuerzas del mal. No tengan miedo, el Señor esta llegando.

Es el misterio de la cruz, de la Pascua la que nos alienta en este camino de desierto, nos hace andar en esperanza sabiendo que el tiempo va a llegar.

Cada uno de nosotros podrá describir desde su escenario personal en donde deberá sentir que la vida le está diciendo “Ánimo que el Señor ya llega”.

Cuantas guerras y conflictos internos, de lucha. Con cuanta fuerza el mal opera en el corazón de cada uno desdibujándonos la esperanza, quitándonos la alegría. Cuantas dificultades que aparecen en nuestra convivencia. Paciencia es la lucha entre la fuerza de Dios que opera el bien y transforma la realidad y la lucha del que odia al hombre, que busca el mal, pero al final el Señor vencerá. Todo esto nos invita a la paciencia.

La palabra nos invita a la paciencia y a la expectativa. Francisco es un testigo de todo esto y nos invita no de manera idealista sino desde la posibilidad actual y el compromiso personal transformar la realidad, desde el cuidado de los vínculos, el medio ambiente, velar por el mundo porque allí en el cuidado del mundo, de la ecología esta la lucha por hacer presente y por favorecer la llegada de la plenitud de los tiempos a la que hoy nos invita el Señor.