En Navidad todo se mueve

martes, 24 de diciembre de 2013
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24/12/2013 – En la Catequesis el Padre Javier Soteras centró su mirada en los movimientos que genera la Navidad: el ángel que le anuncia a María, José que toma a María y parten al censo, los pastores que se dirigen al pesebre, los magos de oriente que siguen la estrella…  En navidad el cosmos se mueve, y nuestro cosmos también. Si tus circunstancias personales y familiares, no son las ideales para celebrar la Navidad, sabé que las de la Familia de Nazareth tampoco lo eran.

 

Movidos por la Navidad

Hay un decreto que indica que hay que moverse. Es el decreto que Cesar Augusto ha establecido para todo el mundo conocido por entonces en tiempos de la gobernación de Quirino que hace que José y María tengan que ir a la tierra de José, de sus ancestros hacia Belén donde está el lugar donde ha pertenecido David, familia a la cual pertenece José.

Hacia ese lugar tienen que dirigirse por lo cual tienen que peregrinar. En aquel lugar mientras no hay lugar para ellos le llega a María el tiempo de dar a luz. Cuando esto ocurre los pastores reciben de parte de un ángel la indicación de que es lo que está ocurriendo y ellos peregrinan hacia aquel lugar, hacia aquel pesebre donde ha nacido el Salvador, el esperado. No solamente ellos, un coro de ángeles se movilizan hacia el lugar donde ellos mismos están en su proceso de peregrinar y cantan la gloria de Dios porque ha nacido el Redentor.

El texto que acabamos de compartir no lo dice pero también desde Oriente llega una comitiva que guiados por una estrella va hacia el lugar donde ha nacido el Redentor. Es más el dato es que el universo también se ha sacudido y hay una estrella que indica el espacio exacto donde ha nacido el Salvador. Se mueven María y José, se mueve toda la población, por un decreto Maria y José, se mueven los pastores, los ángeles del cielo se mueven, se mueven los que vienen de oriente, el universo se mueve.

En Navidad todo se mueve. Navidad es la fiesta de la movilidad y es la fiesta de la vida y es la fiesta de compartir también nosotros nos vamos movilizando mientras se celebra la Navidad. Cuantos seguramente estarán en viaje en éste momento para ir al encuentro de la Navidad con los suyos acortando las distancias que separan una población de otra. Cuantas rutas nuestras están llenas del peregrinar navideño.

Navidad es movilidad pero ésta movilización por así decirlo que se percibe en el ambiente y que es un eco de aquel gran movimiento cósmico que ocurrió en el momento del nacimiento y de aquel gran movimiento de masa en la movilidad por el decreto. Aquel gran movimiento de peregrinar de María y José, de los pastores, de los ángeles. El cielo también se mueve eso tiene una repercusión y una significación importante dentro de nosotros y a partir de éste dato podríamos preguntarnos a nosotros que se nos mueve en Navidad.

 

¿Qué se mueve dentro mío en Navidad?

 Que siento que se sacude dentro de mi corazón en Navidad? Como es que algo se mueve dentro mío, como registrar eso que se mueve. El registro de los movimientos que se movilizan dentro de mi corazón lo podemos hacer desde el lugar del silencio donde se captan los registros interiores, los sentires profundos y puede que no sea justamente el mensaje navideño el que se nos mueva por dentro porque tal vez se nos mueva la nostalgia por los que no están o el dejo de tristeza por con los que no nos podemos encontrar, tal vez se nos mueva la bronca por lo que no llegamos a alcanzar y a lo mejor se nos mueve un poquito de sentimiento de odio si no estamos atentos y nos dejamos llevar por los desencuentros y por las cosas que dijimos o nos dijeron pero eso no es Navidad.

No es de esa movilidad a la que nos queremos aferrar sino a aquella otra que está en tu corazón y que tiene que ver aunque sea una luz pequeñita con la esperanza que hay en vos, con la confianza que hay en vos. La Navidad habla del sentimiento que aunque sea pequeño de alegría que hay en vos, el sentimiento de gozo que hay en tu corazón. Alegría, gozo, esperanza, confianza tienen que ver con la Navidad. Es parte del mensaje navideño al que hay que darle movilidad desde adentro.

La movilidad de la confianza nos hace ir mucho más allá de lo que la racionalidad nos indica. La movilidad de la esperanza nos hace saber estar atentos y en espera a un tiempo mejor que vendrá crecidos en paciencia. La movilidad de lo que se genera dentro de nosotros como alegría tiene que ver con la certeza que Dios está con nosotros. No importan cuales sean las circunstancias personales, sociales, familiares por las que atravesamos. Dios está con nosotros. Es el regalo que nos ha hecho el Señor a lo largo de todo éste tiempo comunicándonos la Gracia de María en el Adviento mariano alégrate el Señor está contigo. ¿Qué se mueve dentro tuyo en la Navidad?

 

En Navidad algo termina y algo comienza

El precursor Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento, el primero del Nuevo Testamento ha sido el eslabón entre aquellas promesas de Dios en el Antiguo Testamento y la realidad que espectaba en su persona y que movía a todos a prepararse para la llegada del Señor. Lo ha dicho así el anuncio que hemos recibido a lo largo de estos días. Esta venida del Señor es el fin de una larga espera de un pueblo que sale a la búsqueda de la tierra prometida cuando se libera de la esclavitud en Egipto, que atraviesa el desierto, que pasa por un montón de circunstancias que lo van conduciendo a éste lugar.

Si bien a ese lugar del pesebre llegan unos pocos, en cierto modo en ellos llegan todos y básicamente llegan los humildes y los sencillos y los sabios que suelen ser los más humildes y sencillos, llegan los pobres de Yahvé y llegan los que según el mismo Jesús más adelante son los únicos que están capacitados para ingresar en el misterio del Reino que se inaugura en Navidad, los niños, los que tienen el corazón como niños y llegan todos de alguna manera porque Navidad es un lugar grande, pequeño físicamente, el pesebre, pero grande porque allí se manifiesta la misericordia de Dios y en su misericordia se agranda la puerta que permite ingresar al misterio de la Navidad y ante semejante inmensidad todos permanecemos ciertamente pequeños.

Todos ingresamos en el misterio de la promesa hecha desde antiguo y en ese lugar donde el tiempo se divide entre antes y después de aquel acontecimiento hay algo que termina, la espera, y hay algo que comienza, la realidad de la vida nueva. En nuestra vida ocurre algo parecido. Siempre estamos en nuestro andar y peregrinar en una transición entre lo que fue y lo que viene.

Sería muy bueno que vos además de contarnos como va naciendo la movilidad interior que te permite ver Navidad dentro de tu realidad pesébrica que nos cuentes que es lo que en tu vida va terminando, va dejando de ser y que comienza a despuntar como nuevo modo de ser.

Es el tránsito que se da según la expresión paulina entre el hombre viejo del que nos vamos desprendiendo y el hombre nuevo que va naciendo. El hombre nuevo es el que nace en Navidad, el hombre viejo es el que queda atrás de la Navidad Hay algo nuevo que está naciendo en nosotros y es bueno conectarnos con esa novedad para que desde ese lugar celebremos la Navidad. A mi me nace cada mañana en el último una alegría grande con la que compartir éste inmenso camino que Dios nos ha regalado en Radio María en Argentina.

Ciertamente uno llega con preocupaciones, con búsquedas, con luchas, con trabajos pero llegar a éste lugar del compartir nuestro después de pasar un ratito por el oratorio de la radio o haber estado en la mañana orando en casa preparando desde el corazón el encuentro para mi nace una alegría increíble en éste lugar. Una alegría que hasta diría se nota. Si me viera en un espejo diría que distinto que estoy cuando me levanté a la mañana. Se nota que hay en mi un nacer de una esperanza grande que me parece que no es mía.

Es la esperanza que Dios tiene puesta sobre su pueblo en el peregrinar y en el ir haciendo ese andar mientras ésta radio como un burrito donde se monta María para anunciar la Buena Noticia va llegando cada vez más lejos. Además va como despertando en mi el anhelo del servicio. Siento como que me ha contagiado el peregrinar mariano y lo he visto particularmente encarnado en el modo de hacer Radio María en otros lugares del mundo. Como los hermanos con los que compartimos el mismo destino en ésta red inmensa de evangelización que Radio María en 56 países del mundo tiene un mismo sesgo.

Tiene como una misma marca, marca registrada: servicio. Que es lo típico del corazón mariano y en éste sentido nos hermana Ella con su actividad servicial puesta en marcha para ir a buscarla a Isabel y anunciarle la Buena Noticia y en ella a todos los hermanos que no conocen a Jesús. Me va ganando el corazón en éste tiempo la generosidad, la entrega sin medir fuerzas. Es verdad que al final del camino del año uno siente un poco que las fuerzas se han desgastado pero yo mentiría si dijera que estoy cansado. Ciertamente necesito un tiempo para renovar mi energía, físicamente pero la verdad que para mi en éste tiempo cada día es como volver de vacaciones y estar como comenzando con todas las fuerza. Para mi esto es Navidad.

En mi sentir interior esto es lo que va ocurriendo mientras se va abriendo un nuevo camino en un momento de la historia de la humanidad sumamente complejo. Un cambio de época, una época de cambios donde las referencias de los tiempos que fueron detrás han quedado. Ya no son paradigmas, modos de entender la realidad ni de poder abordarla y por lo tanto una gran oportunidad en medio de la crisis para encontrar de nuevo la centralidad en el misterio de Jesús y para eso no hay que perder tiempo y en éste sentido mi sentir interior navideño es de peregrinar. Esta mañana así lo rezaba cuando me acercaba al Santísimo.

Es andar y andar. Es realmente así. Ha sido un año para mi de mucho andar, de mucho peregrinar y hay me he dado cuenta que es el andar y peregrinar mariano de la urgencia de anunciar el Evangelio. El otro día cuando nos reuníamos con un grupo de aportantes de la radio lo compartíamos así. Nosotros sentimos en lo más hondo del corazón de nuestro ser familia de Radio María en Argentina y yo podría decir lo que ocurre en el resto del mundo: sentimos la urgencia de la evangelización, la urgencia de proponer a Jesús en medio del corazón de la humanidad y en el mundo entero.

Hay un versículo en el capítulo 1 del Evangelio de Lucas donde esto aparece claro. Dice así la Palabra: María tomó la decisión y partió presurosa a la casa de Isabel. Yo siento que es una acción del Espíritu que nos mueve en éste tiempo. No da la racionalidad para comprender como de hecho nos reímos de la locura de la que participamos aquí de cómo podemos estar haciendo lo que estamos haciendo.

No alcanzan las razones para explicar como es posible que nosotros lleguemos hasta donde estamos llegando conociéndonos quienes somos, conociendo las pobrezas que hay en nosotros. En nosotros personalmente y comunitariamente como con dureza lo hemos compartido el viernes pasado cuando nos reuníamos y sin embargo Dios en medio de ésta realidad que sin duda deberá ir cambiando y transformándose obra cosas que el quiere obrar para éste tiempo valiéndose de la pobreza de nuestra condición instrumental. Esto es Navidad.

Esto va siendo Navidad en mi y yo comparto la mío. Como es que hay algo que termina pero mucho más hay algo que empieza. ¿Que es lo que empieza de nuevo dentro tuyo? Como podrías describir tus sentimientos interiores navideños de éste tiempo donde se identifica tu corazón con la paz, la alegría, con el deseo de cambiar, con la esperanza, con el espíritu de lucha, con tu peregrinar también incansable, con tus búsquedas.

 

No hay lugar para la no Navidad

Que quiero decir con esto, que la Navidad nunca fue celebrada en un ambiente ideal por lo tanto es justamente donde Dios sorprende que en medio de dificultades pueda celebrarse la alegría y el gozo de un renacer. Cuando una contempla aquel escenario tan particularmente hostil a la llegada de la familia de Nazaret a Belén se da cuenta como Dios una vez más y siempre termina de escribir derecho en renglones torcidos.

La historia está torcida. Justamente es a lo que Dios ha venido a enderezarla. No hay lugar para el rey del universo. No hay lugar para el creador del mundo en el mundo. Esto es lo increíble de la Navidad. No hay lugar para ellos y sin embargo ellos se hacen un lugar. Dios se hace un lugar desde donde no hay lugar. Vos me vas a decir: para mi no hay lugar en Navidad. Tengo un montón de razones para no celebrarla. No hay lugar para la no Navidad.

Solo hay lugar para la Navidad donde no hay lugar. Estamos llamados a encontrar ese espacio. Como hacemos para buscarlo. Muy sencillamente y simplemente con lo poco que tenemos podemos celebrarlo. Si el afecto es poco es posible que el afecto crezca en Navidad. Si la distancia es mucha y la falta de encuentro no es de las cosas más grandes con las que contamos es posible que ésta noche sea una noche buena de encuentros y de abrazos navideños que reconcilien.

Si la alegría no es mucha, si es poca y sobran las razones porque la alegría no abunda, ésta noche puede ser de mucha sonrisa. De la que permanece, no de la ficticia. De esa sonrisa que es alegría del alma porque nace una nueva esperanza. Allá no fue ideal el ambiente. Hoy tampoco es ideal el escenario navideño. Ni allí ni aquí la Navidad acontece en las mejores condiciones y en los mejores escenarios. Tu escenario así como está, tu casa, tu familia, tus amigos, tu mesa navideña es el lugar es el lugar que el Señor eligió para quedarse, para instalarse.

No viene de paso viene a quedarse. No es Navidad por una noche. Es Navidad que permanece en nuestros escenarios poco favorables. Fue poco favorable aquel escenario pesébrico navideño primero y la verdad que el mundo en el que vivimos es en éste sentido un gran pesebre por todo lo poco que ofrece al Dios que viene. Sin embargo entre nuestras miserias Dios se hace presente para llenarnos de esperanza. No me digas que no podés celebrar Navidad.

No es verdad, no es cierto. No es verdad porque estás pobre, estás triste, porque en tu corazón hay agobio, porque a vos te sobran las razones para la melancolía y el pensar que otro tiempo fue mejor. No. Este es el día, éste es el momento, es día de Gracia, de salvación. Dios ha venido para quedarse.

 

Padre Javier Soteras