Familia: Honrar al padre y a la madre

martes, 4 de julio de 2017
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Familia (5)

04/07/2017 – Desde las enseñanzas del Catecismo profundizamos en los mandamientos, haciendo foco en la familia y el llamado a “honrar al padre y a la madre”.

 

 

“Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da”
Éxodo 20,12

 

 

¿A quién se refiere el cuarto mandamiento y qué nos exige?

El cuarto mandamiento se refiere en primer lugar a los padres, pero también a las personas a quienes debemos nuestro bienestar, nuestra seguridad y nuestra fe. [2196-2200,2247-2248]

Lo que debemos en primer lugar a nuestros padres, es decir, amor, agradecimiento y respeto, tiene que regular también nuestra relación con las personas que nos dirigen y están a nuestro servicio. Hay muchas personas que representan para nosotros una autoridad natural y buena, otorgada por Dios: padres adoptivos o de acogida, parientes mayores y antepasados, educadores, maestros, empleadores, superiores. A ellos debemos honrarlos justamente en el cuarto mandamiento. Este mandamiento nos indica incluso, en un sentido más amplio, nuestras obligaciones ciudadanas frente al Estado. 325

¿Qué lugar ocupa la familia en el plan creador de Dios?

Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Dios quiere que del amor de los padres, en la medida de lo posible, procedan los hijos. Los hijos, que están confiados a la protección y cuidado de sus padres, tienen la misma dignidad que sus padres. [2201­2206, 2249]

Dios mismo es comunidad en su interior. En el ámbito humano la familia es el prototipo de la comunidad. La familia es una escuela única de una vida plena de relaciones. Los niños no crecen en ningún otro lugar mejor que en una familia intacta, en la que se viven el afecto cordial, el respeto mutuo y la responsabilidad recíproca. Finalmente en la familia también crece la fe; la familia, como dice la Iglesia, es una Iglesia en pequeño, una “iglesia doméstica”, cuya irradiación debe invitar a otros a la comunión de la fe, la esperanza y la caridad. 271

¿Por qué son insustituibles las familias?

Todo hijo proviene de un padre y una madre y necesita el calor y la seguridad de una familia para crecer protegido y feliz. [2207- 2208]

La familia es la célula original de la sociedad humana. Los valores y principios que se viven en el pequeño ámbito familiar hacen posible la vida social solidaria en un ámbito mayor. 516

¿Por qué debe el Estado proteger y potenciar a las familias?

El bienestar y el futuro de un Estado dependen de que la unidad más pequeña que existe dentro de él, la familia, pueda vivir y desarrollarse. [2209­2213, 2250]

Ningún Estado tiene derecho a inmiscuirse en la célula originaria de la sociedad, la familia, y negarle el derecho a la existencia. Ningún Estado tiene derecho a definir la familia de forma diferente a la que corresponde a su misión creatural. Ningún Estado tiene derecho a privar a la familia de sus derechos fundamentales, especialmente en el ámbito de la educación. Por el contrario, el Estado tiene la obligación de apoyar de manera eficaz a las familias y protegerlas en lo tocante a sus necesidades materiales.

¿Cómo respeta un hijo a sus padres?

Un hijo respeta y honra a sus padres manifestándoles amor y agradecimiento. [2214-2220,2251]

Los hijos deben estar agradecidos a sus padres ya sólo por el hecho de haber recibido la vida por medio del amor de sus padres. Este agradecimiento establece una relación de amor, respeto, responsabilidad y obediencia rectamente entendida, a lo largo de la vida. Especialmente en momentos de necesidad, enfermedad y vejez, deben los hijos prestar ayuda a sus padres con cariño y fidelidad.

¿Cómo respetan los padres a sus hijos?

Dios ha confiado los hijos a sus padres, para que sean modelos estables y justos para ellos, los amen, los respeten y hagan todo lo necesario para que puedan desarrollarse corporal y espiritualmente. [2221­2231]

Los hijos son don de Dios y no propiedad de los padres. Antes de ser hijos de sus padres, son hijos de Dios. La obligación más noble de los padres es regalar a sus hijos la Buena Nueva y transmitirles la fe cristiana. 374

¿Cómo debe una familia vivir la fe en común?

Una familia cristiana debe ser una Iglesia en pequeño. Todos los miembros cristianos de una familia están invitados a fortalecerse mutuamente en la fe y a aventajarse unos a otros en el celo por Dios. Deben rezar unos por otros y conjuntamente y realizar en común obras de amor al prójimo. [2226­2227]

Los padres responden con su fe por sus hijos, los llevan a bautizar y les sirven como modelos en la fe. Esto significa que los padres deben hacer todo lo posible para que los hijos experimenten que vivir en la presencia y cercanía de Dios es valioso y benéfico. Ciertamente, en algún momento, los padres aprenderán de la fe de sus hijos y escucharán cómo Dios habla por medio de ellos, porque con frecuencia la fe de las personas jóvenes se caracteriza por una mayor entrega y “porque muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor” (san Benito, Regula, cap. 3,3).

¿Por qué es Dios más importante que la familia?

El hombre no puede vivir sin relaciones. La relación más importante del hombre es la que tiene con Dios. Tiene prioridad sobre todas las relaciones humanas, incluidas las familiares. [2232­2233]

Los hijos no pertenecen a sus padres ni los padres a sus hijos. Toda persona pertenece directamente a Dios. Sólo con Dios existe un vínculo absoluto y perpetuo. Así se comprende la palabra de Jesús a quienes son llamados: “El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí” (Mt 10,37). Por ello los padres deben poner a sus hijos en manos de Dios, llenos de confianza. Cuando el Señor los llame a una vida de entrega en una comunidad religiosa o como presbíteros. 145

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¿Cómo se ejerce correctamente la autoridad?

La autoridad se ejerce correctamente cuando, siguiendo el ejemplo de Jesús, se entiende como servicio. Jamás debe ser arbitraria. [2234­2237, 2254]

Jesús nos ha mostrado de una vez para siempre cómo se debe ejercer la autoridad. Él, la mayor autoridad, sirvió y se colocó en el último lugar. Incluso lavó los pies a sus discípulos (Jn 13,1-20). A los padres, sacerdotes, profesores, educadores y superiores, su autoridad les viene de Dios, no para dominar a los que les están confiados sino para que entiendan y ejerzan su tarea de dirección y educación como servicio. 325

¿Qué obligaciones tienen los ciudadanos con el Estado?

Todo ciudadano tiene la obligación de cooperar lealmente con los organismos estatales y contribuir al bien común en verdad, justicia, libertad y solidaridad. [2238­2246]

Un cristiano debe también amar a su patria, defenderla de formas diversas en caso de necesidad y ponerse con gusto al servicio de las instituciones estatales. Debe ejercer el derecho activo y pasivo al voto y no sustraerse al pago justo de impuestos. Sin embargo, al ciudadano individual le queda un ámbito libre dentro del Estado, contemplado por los derechos fundamentales elementales: tiene derecho a ejercer una crítica constructiva del Estado y de sus organismos. El Estado existe para los hombres, no el hombre para el Estado.

¿Cuándo hay que negar la obediencia al Estado?

Nadie debe seguir las prescripciones de las autoridades civiles que son contrarias a las leyes de Dios. [2242-2246, 2256-2257]

Fue el apóstol Pedro quien llamó a una obediencia sólo relativa frente al Estado: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5,29). Si, por ejemplo, un Estado impone regulaciones racistas, sexistas o que destruyen la vida, un cristiano está obligado en conciencia a rechazar la obediencia, a negarse a participar y a oponer resistencia.

 

Padre Mario Sánchez

Material elaborado en base al Catecismo de la Iglesia Católica