La enfermedad como camino para encontrarse con Dios

miércoles, 21 de junio de 2017
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“Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y dijo: «Efatá», que significa: «Abrete». Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos»”.

Marcos 7,31-37

 

El sacramento de la unción de lo enfermos es sacramento de sanidad, como lo llama el catecismo, junto con el sacramento de la reconciliación.

¿Cómo se interpretaba la “enfermedad” en el Antiguo Testamento?  

En el Antiguo Testamento se vivía la enfermedad a menudo como una prueba difícil contra la que uno se podía rebelar, y en la que, sin embargo, se podía reconocer también la mano de Dios. Ya en los profetas surge la idea de que el sufrimiento no es sólo una maldición y no siempre es la consecuencia de pecados personales, sino que el sufrimiento aceptado con paciencia puede ser también un modo de vivir para los demás. [1502] Se percibe la enfermedad como una bendición en cuanto que la mano de Dios está junto con el más sufre y aceptada con paciencia puede ser una bendición para los demás. el enfermo se constituye en una bendición para los otros.

¿Por qué mostró Jesús tanto interés por los enfermos?

Jesús vino para mostrar el amor de Dios. Con frecuencia lo hizo allí donde nos sentimos especialmente amenazados: en el debilitamiento de nuestra vida a causa de la enfermedad. Dios quiere que recuperemos la salud de alma y cuerpo, y que a causa de ello creamos y reconozcamos el reino de Dios que viene. [1503­1505] En la fragilidad de nuestra salud se muestra las consecuencias que el pecado deja en nosotros. No solo en lo físico sino en términos integrales. Dios quiere que recuperemos la salud del alma y del cuerpo y que a causa de ello creamos y reconozcamos el Reino de Dios. El enfermo curado y quienes lo rodean se abren al misterio del Reino de Dios que se muestra como señal de la presencia de un tiempo nuevo. el Signo del Señor curando habla de un tiempo nuevo, nos hace testigos del poder de Dios, de su acción que va muchos más allá de las consecuencias que el pecado ha dejado.

A veces hay que enfermar para reconocer qué es lo que necesitamos por encima de todo, tanto enfermos como sanos: a Dios. No tenemos vida, si no es en él. Por eso los enfermos y pecadores tienen un instinto especial para lo esencial. Ya en el Nuevo Testamento eran precisamente los enfermos quienes buscaban la cercanía de Jesús; intentaban “tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos” (Lc 6,19). 9

Muchas veces las situaciones de mayor debilidad expresan el poder de Dios. A veces pareciera que hay que encontrarse con la propia debilidad en la propia carne, que no solo significa en mi mismo sino también con los que soy, con esos otros que comparto la vida. Desde la vulnerabilidad, Dios nos visita y nos acerca el consuelo, la fortaleza, el gozo en medio de nuestros dolores.

Para los que nos decimos cristianos ser feliz y estar en paz supone atravesar por estos sufrimientos. La enfermedad y el dolor no están reñidos de la felicidad, tal vez no sean siempre placenteros pero cuando la presencia del consuelo interior es tan grande nos da la capacidad de reconocernos asistidos por Dios.

¿Por qué debe la Iglesia preocuparse especialmente de los enfermos?

Jesús nos enseña que el cielo sufre cuando nosotros sufrimos. Dios quiere ser reconocido incluso en “uno de estos mis hermanos más pequeños” (Mt 25,40). Por eso Jesús ha establecido el cuidado de los enfermos como tarea central para sus discípulos. Los exhorta: “Curen enfermos” (Mt 10,8), y les promete el poder divino: “Echarán demonios en mi nombre, impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos” (Mc 16,17-18). [1506-1510]

Hay dos lugares en donde él ha dicho que está presente: en los pobres y en la eucaristía. Es presencia real. También ha dicho que cada cosa que hagamos con cada uno de los pequeños, lo hemos hecho con él. Se trata de seguir las enseñanzas del Señor. Mientras más cercanía con el Señor, más caridad. Una cierta devoción por los enfermos, por los más pobres en cuanto que allí se esconde el rostro del Dios viviente.

Uno de los rasgos determinantes del cristianismo ha sido siempre que los ancianos, los enfermos y los necesitados de cuidados estén en el centro. Madre Teresa, que cuidó de los moribundos en los suburbios de Calcuta, es sólo una persona en una larga cadena de cristianos y cristianas que encontraron a Cristo precisamente en aquellos que eran excluidos y evitados por los demás. Cuando Los cristianos son verdaderamente cristianos, brota de ellos un efecto curativo. Algunos reciben incluso el don de curar corporalmente en la fuerza del Espíritu Santo (carisma de la sanación carismas).

Ojalá podamos recibir esta presencia bondadosa de ternura de misericordia de paz, con la que Dios abraza nuestra pobreza. Solo cuando sentimos el poder transformador del Señor en nuestra debilidad podemos ser instrumento transformador. Como decimos, algunas personas

A veces Dios da a algunas personas el don carismático de la sanidad, un don especial a una persona que puede orar, bendecir, ungir en sanidad. Pero en lo sacramental el Señor nos da este sacramento de la unción, mal llamado extrema unción: como si hubiera un momento extremo en la vida en que se puede recibir el mismo, como si fuera un pasaporte a la eternidad.

¿Para quién está destinado el sacramento de la Unción de los enfermos?

El sacramento de la Unción de los enfermos lo puede recibir todo creyente que se encuentre en una situación crítica en su salud, [1514-1515, 1528-1529]

La Unción de los enfermos se puede recibir varias veces a lo largo de la vida. Por eso tiene sentido que también personas jóvenes soliciten este sacramento.

Por ejemplo, cuando se someten a una operación grave. Muchos cristianos unen en este momento la Unción con una confesión general, porque en caso de muerte quieren entrar a la presencia de Dios con la conciencia limpia.

¿Cómo se administra la Unción de los enfermos?

El rito esencial en la administración del sacramento de la Unción de los enfermos en la Iglesia consiste en la unción de la frente y las manos con el óleo sagrado, acompañada por las oraciones correspondientes. [1517­1519,1531]

¿Qué se dice al orar el sacramento? “Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad”

¿Qué efectos tiene la Unción de los enfermos?

La Unción de los enfermos otorga consuelo, paz y ánimo y une al enfermo, en su situación precaria y en su sufrimiento, de un modo más íntimo con Cristo. Porque el Señor pasó por nuestros miedos y llevó en su cuerpo nuestros dolores. En algunas personas, la Unción de los enfermos logra la curación corporal. Pero si Dios quiere llevarse consigo a alguien, la Unción de los enfermos le otorga la fuerza para todas las luchas corporales y espirituales en su último viaje. En cualquier caso, la Unción de los enfermos tiene el efecto de perdonar los pecados. [1520­1523, 1532]

Muchos enfermos tienen miedo ante este sacramento y lo retrasan hasta el último momento, porque piensan que es una especie de condena de muerte. Pero en realidad es al revés: la Unción de los enfermos es una especie de seguro de vida. Quien acompaña como cristiano a un enfermo debería quitarle todo falso miedo. la mayoría de los que están seriamente en peligro, presienten de forma intuitiva que en ese momento no hay para ellos nada más importante que arrimarse rápida e incondicionalmente a aquel que superó la muerte y es la misma vida: Jesús, el Salvador.

¿Quién puede administrar la Unción de los enfermos?

La administración de la Unción de los enfermos está reservada a los obispos y presbíteros. Cristo es quien actúa a través de ellos en virtud del Orden sacramental. [1516, 1530]

¿Qué se entiende por Viático?

Se entiende por Viático la última sagrada comunión que recibe una persona antes de morir. [1524-1525]

Pocas veces es la comunión tan necesaria para la vida como en el momento en el que un hombre se dispone a terminar su vida terrena.

En el futuro tendrá únicamente tanta vida como tiene en la unión (= comunión) con Dios.