Lo importante

jueves, 25 de septiembre de 2014
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Sencillez

Lo más importante no es:

que yo te busque,
sino que Vos me buscas en todos los caminos (Gn. 3,9);

que yo te llame por tu nombre,
sino que Vos tenes el mío tatuado en la palma de tus manos (Is.49,16);

que yo te grite cuando no tengo ni palabra,
sino que Vos gimes en mí con tu grito (Rom. 8,26);

que yo tenga proyectos para ti,
sino que Vos me invitas a caminar contigo hacia el futuro (Mc. 1,17);

que yo te comprenda,
sino que Vos me comprendes en mi último secreto (I Co. 13,12);

que yo hable de ti con sabiduría,
sino que vivis en mí y te expresas a tu manera (2 Co. 4,10);

que yo te guarde en mi caja de seguridad,
sino que yo soy una esponja en el fondo de tu océano (EE. 3,35);

que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas,
sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas (Jn.13,1);

que yo trate de animarme, de planificar,
sino que tu fuego arde dentro de mis huesos (Jr. 20,9);

Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte…
si tú no me buscas, llamas y amas primero?

El silencio agradecido es mi última palabra
y mi mejor manera de encontrarte.

Benjamín González Buelta, sj