MADE in Dios

viernes, 22 de mayo de 2015
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Alfarero1

22/05/2015 – Pablo Martinez, cantautor, catequista y docente, presentó en el espacio de anuncio de la Palabra de Entre Nosotros, una hermosa reflexión en torno al material con el cuál estamos hechos los hombre. ¿Quién nos hizó y con qué?.

Tomando la expresión tan común que aparece en todos los envases, “Made in….”, recordó que en los comienzos de la Biblia ya encontramos que esta práctica de control de calidad ya existía. “En el relato del Génesis ya podemos encontrar de dónde venimos. Provenimos de Dios, somos Made in Dios. No estás en el mundo por un accidente, no sos fruto del azar de un accidente o del caos… Vos no estás por ningún accidente sino porque Dios te soñó y te pensó: Made in Dios” comentó Pablo.

En el segundo relato de la creación Gn 2, podemos encontrar algo así como una etiqueta que nos dice quién nos creó y de qué estamos hechos, algo como los ingredientes. El autor nos muestra que tanto vos como yo somos fruto de la acción divina. Ahí vemos al Señor que mete mano, que toma de la tierra y le agrega algo de sí, sopla y nos da su aire, su viento, su espíritu. Si hiciéramos nuestra etiqueta somos cuerpo (tierra) y espíritu (aliento de vida). Hemos sido soplados por el Señor. Somos mucho más que tierra. Dios nos hizo a su imagen, no sos cualquier cosa, sino imagen suya.

Y dice la Biblia, continuó diciendo Pablo Martínez, que Dios nos hizo y vió que era muy bueno. Asique amigo, sos muy bueno. A veces experimentamos dificultades en nuestra tierra, enfermedades o incapacidades, pero hoy podemos repetir la frase que Dios le dijo a Moisés (Ex 3, 5) “Quitate las sandalias porque lo que estás pisando es tierra santa”. ¿Sabías que vos sos tierra santa? Que nunca nadie te monosprecie porque tu precio es elevado. Si querés ir a Jerusalén hacelo, pero hay una tierra santa mucho más cercana: tu vida, la de tu hermano que te encontrás en la calle. Cada persona, lo sepa o no, es tierra santa de Dios.

 

Somos tierra soplada por Dios

Es una imagen que expresa que el Señor nos dio su aliento. También en nuestra vida de fe nos sentimos cansados y necesitamos el soplo y el aire de Dios. Es el agotamiento de la esperanza, cuando pareciera que el tiempo pasado fue mejor… Falta el aire de Dios. Por eso se lo pedimos, el Señor sigue soplando. A veces estamos como los huesos secos, esa imagen que aparece en la profesia de Ezequiel (Ez 37,9) “Entonces El me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: “Así dice el Señor Dios: ‘Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.’”. También en  Jn 20, 22 “Después de decir esto Jesús, sopló sobre ellos y les dijo “Reciban al Espíritu Santo”. Ahí vemos a Jesús que soplando nos comunica su Espíritu y nos da una nueva creación. ¿Te animás a respirar y abrir las puertas de tu corazón? Necesitamos aire fresco sólo el que Señor puede darnos.

El pecado en nuestras vidas nos hace perder la memoria. Como el hijo pródigo que quiso arrancarse la etiqueta, cortar con su padre. Al volver, creyó que lo llamarían “jornalero”. Se había olvidado que era hijo, y sobretodo, quién era su Padre. Sin embargo el padre piden que le traigan un vestido, un anillo y unas zandalias. ¿Acaso no le está diciendo “Hijo, cómo voy a tratarte como un empleado. Sos mi hijo”?

Pentecostés tiene que ser una fiesta que nos impulse a “callejear la fe”. Que el lío de Pentecostés vuelva a hacerse presente. El Padre nos envía con vestidos, anillos y sandalias, para salir a anunciarle a tantos que se olvidaron que son hijos o que nunca nadie se los dijo.