Maria, la gran misionera

miércoles, 7 de diciembre de 2011
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Buen día mis queridos amigos y amigas, los que estamos reunidos a través de esta obra de María, sabiendo que el corazón de Jesús nos abraza de una manera especial y el amor de Dios en este primer viernes de diciembre. Con el corazón de María y el corazón de Jesús, que nuestro corazón se transforme en un corazón misionero, que salga de las fronteras de nuestro espacio para poder testimoniar nuestro gran gozo que es creer en Cristo, y darlo a conocer es lo mejor que nos puede pasar.

Desde esa perspectiva misionera hoy queremos abrazar a María, la primera misionera y en ella renovar nuestro fervor para que nuestra vida sea para la misión como la Iglesia está hecha para la misión.

 

La consigna de hoy es : “Cómo experimentaste que María intercedió para que Jesús llegue a tu corazón, cómo lo fue en tu vida”

 

Vamos a clamar al Espíritu, le vamos a decir:

 

Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles

y enciende en ellos el fuego de tu luz,

Ven a darnos nueva vida,

Ven a darnos tus dones,

Ven a darnos tu luz,

Tu sólo sé nuestro inspirador,

Sólo tú el autor de nuestros juicios,

No permitas que pongamos obstáculos a tu justicia,

Tú que amas por encima de todo lo que es recto

Únenos eficazmente a ti por el único don de tu gracia

Para que seamos uno en ti, y que en nada nos apartemos de la verdad

Que reunidos en tu nombre y guiados por tu cariño hacia ti, nuestro juicio no se aparte del tuyo, para que recibamos en el mundo futuro la recompensa a las acciones bien hechas, por Cristo nuestro Señor, Amén

 

Y en este mes de María, preparándonos para su Inmaculada Concepción la saludamos diciéndole:

 

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza, a ti celestial princesa, virgen sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes madre mía morir sin tu santa bendición

 

Sagrado corazón de Jesús, en vos confío

Inmaculado corazón de María, se la salvación del alma mía

San José bendito, ruega por nosotros.

 

Vamos a compartir el texto de San Lucas Capítulo 1, versículo 39 al 45

 

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.

Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".  Palabra del Señor, gloria a ti Señor Jesús

 

La catequesis de hoy nos presenta una actitud de María que después de la Anunciación, llena del Espíritu Santo y con el Verbo de Dios hecho hombre en sus entrañas, se transforma en la primera misionera porque el texto nos dice: partió sin demora a la casa de su prima Isabel, el motivo de su partida presurosa era una necesidad de Isabel, su prima, que en su ancianidad estaba a punto de vivir el parto y esa necesidad impulsa en María, no solo su sentimiento más noble de servir sino también nos presenta a María como la que lleva a Cristo ya en sus entrañas. Esta experiencia de encuentro con Isabel nos hace experimentar cuál es la disposición de aquellos que vamos a recibirlo a Cristo porque María nos lo ofrece y nos lo presenta. María no tiene a Cristo para sí, ella no ha recibido a Cristo en el misterio de la encarnación para ser propietaria y poseedora de Cristo, ella lo tiene para darlo, ella lo ha recibido para entregarlo a los demás, y esta actitud presurosa de salir al encuentro de su prima Isabel para servirla, también la hace la primer misionera que lleva a Cristo, lo entrega, lo ofrece, lo da a los demás para que haga Cristo una obra transformadora en el otro desde la alegría, desde la simpleza, desde el servicio, desde la disposición de su corazón para poder ayudar a cambiar la vida de los otros.

 

El documento de Aparecida cuando hace mención a la Santísima Virgen y nos habla de ella como María, discípula y misionera, (269) nos habla de esto y nos dice que María es la gran misionera, continuadora de la misión de su hijo y formadora de misioneros. Ella trajo el evangelio a América, en el acontecimiento guadalupano, presidió junto al humilde Juan Diego el Pentecostés que nos abrió a los dones del Espíritu. Desde entonces son incontables las comunidades que han encontrado en ella la inspiración más cercana para aprender cómo ser discípulos y misioneros de Jesús.

Con gozo constatamos que se ha hecho parte del caminar de cada uno de nuestros pueblos, entrando profundamente en el tejido de su historia y acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente. Las diversas advocaciones y los santuarios esparcidos a lo largo y a lo ancho del continente, testimonian la presencia cercana de María a la gente y al mismo tiempo manifiestan la fe y la confianza que los devotos sienten por ella. Ella les pertenece y ellos la sienten como Madre y hermana.

 

Esta expresión del documento de Aparecida, hoy nos involucra a nosotros porque María sale presurosa a todos los lugares donde existe el dolor, donde existe la desunión, ella va a misionar porque lo va a llevar a Cristo. Hoy sigue siendo la gran misionera porque hasta se las ingenia de manera creativa cómo llegar hasta tu corazón pero también cómo llegar a tu entorno o a donde nosotros humanamente no nos resulta fácil llevarlo a Cristo, no nos resulta fácil dar testimonio de Cristo, en general nos sentimos retraídos para hablar de Cristo en los ambientes donde nosotros estamos. Sin embargo, María sale presurosa y genera una actitud de afectividad, de cordialidad, de simpleza, de cercanía, donde su sola presencia abre la puerta para que Cristo entre y para que entre el misionero y se realice la obra.

 

No sentimos misionados en María que nos sigue entregando a Cristo donde nosotros estamos, en nuestro ministerio como consagrados, en nuestro lugar de trabajo, en el estudio, entre nuestros amigos, en la familia. De una manera particular la Virgen hoy viene a actualizar aquel mandato de Jesús cuando nos dice "vayan por todo el mundo, hagan discípulas a todas las naciones" y para que esta obra no signifique para nosotros un temor de sentirnos sobrepasados por la grandeza de lo que Cristo nos ha dejado, el mismo Jesús se adelanta y nos da la confianza diciéndonos: miren que yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo. Esta consigna del evangelio de San Mateo es el gran alivio y la gran confianza. El mandato de Jesús que no nos deja sin su ayuda y sin su presencia y que contamos con su gracia, con su don, con su fuerza y con su Espíritu.

No podemos convertir nuestra fe en un pozo cerrado sino que se nos invita a echar las redes y echarlas en nuestra realidad concreta para que de alguna manera la semilla del evangelio caiga y si hay buena tierra produzca frutos. A nosotros nos corresponde sembrar.

Cuál fue la creatividad de María, la gran misionera, ella hizo lo que estuvo a su alcance. La consigna primera del misionero no es tener grandes humos, no es tener grandes aspiraciones, no es tener grandes proyectos o grandes despliegues metodológicos, el primer paso es hacer lo que está a tu alcance, pero hacerlo. En María lo vemos en la simpleza de su actitud, partió presurosa y fue a la casa de su prima Isabel a ayudarla. Pensemos en la actitud cariñosa de una mujer que está en el inicio de su embarazo, que va a ser la madre del divino redentor que recibe este proyecto de Dios que la desconcertó y que se lo cambió de entrada. Sin embargo ella hizo lo que estuvo a su alcance. Va para atender a una anciana embarazada, va a hacer lo que era necesario en el diario convivir, y en esa actitud lo lleva a Cristo que hace saltar de gozo al niño que estaba en el vientre de Isabel, que hace explotar el entorno en el Ave María y en el Magníficat de María que hace alabar a Dios que hace obras en los pequeños de corazón. Esa alabanza en María ensalza esta actitud porque hizo lo que estuvo a su alcance, ella se transformó en misionera.

 

El misionera debe hacer lo que está al alcance, a veces corremos el peligro de pensar en la misión en grandes lugares, en grandes obras pero nos olvidamos del primer paso, yo tengo que ser misionero con mi presencia, con mi estilo de vida, con mis palabras, con mis gestos, con mis actitudes, allí donde la vida me puso. Primer misionero en lo que está a mi alcance, cómo ser misioneros en ese lugar a nuestro alcance? sabiendo que lo que yo hago o digo lo transmite a Cristo por eso lo que dejo de hacer o hago mal, lo mal transparenta a Cristo.

Pablo va a tener esta hermosa expresión donde manifiesta la urgencia de la evangelización y va a decir: Ay de mí si no evangelizo! mi vivir es Cristo, él hace de su vida una forma en la que los transparenta a Cristo. Nuestra vivencia de Cristo se debe manifestar en cómo hablo en cómo trato al otro, en cómo manifiesto mi pensamiento en como soy un motivo de alegría donde hay tristeza, en donde falta un servicio soy el primero que se levanta a servir. Soy el que ofrece un buen trato aunque el medio ofrezca agresividad, me he transformado en un misionero porque estoy haciendo lo que está a mi alcance sabiendo que ahí lo estoy poniendo a Cristo.

Y cuando he sembrado a Cristo en esas actitudes debo descubrir y confiar que el Espíritu Santo va a hacer el resto de la obra, que él va a inspirar el modo. Pero lo primero lo tengo que hacer yo, que es hacer lo que está a mi alcance. Ni Isabel, ni Juan en su seno, ni el entorno hubieran proclamado el "Bendita tu eres entre todas las mujeres" "Quién soy yo para que la madre del Señor venga a visitarme" si María no salía presurosa a hacer lo que estaba a su alcance.

es lo que María hizo cuando tocó tu corazón para dejarlo a Jesús en tu vida y cuando te cautivó para mostrarte que el camino que Jesús te da es darte la vida en abundancia.

¿Hacemos lo que está a nuestro alcance? o creemos que la misión es un gran proyecto de los que nosotros no vamos a acceder y entonces nos quedamos sin lo primero, lo que está a tu alcance.

 

 

Estemos atentos porque en este momento puede estar llegando María, la gran misionera, y golpear la puerta de tu corazón y decirte, te traigo a Jesús. En este momento que necesitas consuelo, fuerza, sabiduría o paz, María sigue saliendo presurosa para ir a tu corazón, ir a tu familia, ir entre tus amigos a mostrarte que no se queda quieta, que ella para llevarlo a Jesús hace todo pero empieza haciendo lo que está a su alcance y está a su alcance abrazarte a vos como hijo, abrazarte a vos en tu quehacer diario para decirte que Jesús estará siempre con vos. La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás.

El evangelio nos ayuda a descubrir que un cuidado enfermizo de la propia vida atenta contra la calidad cristiana de esa misma vida. Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo. San Juan nos lo relata: "quien aprecie su vida terrena la perderá, y quien la pierda por mí y por el evangelio, ese la encontrará". Acá descubrimos otra ley profunda de la misión, la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros, eso es en definitiva la misión termina diciéndonos Aparecida. No solo hay que dar el primer paso de dar lo que está a mi alcance, sino que yo tengo que darme en lo que está a mi alcance y darme es dar de lo mío. Es dar la capacidad los carismas que tengo, las actitudes lindas que Dios sembró en tu corazón, va a ser una verdadera misión cuando sale algo tuyo de cada gesto o palabra que ofreces. El proyecto de Jesús es instaurar el reino de su Padre, por eso pide que proclamen que está llegando el reino de los cielos.

El contenido de la misión es la oferta de una vida plena para todos, de allí que no podemos entender esto sino lo tenemos a Cristo con nosotros que es la verdadera vida. La vida tiene sentido cuando te das y cuando te estás dando, esa pasión que uno pone por determinados temas o determinados trabajos, en el fervor, en el amor de cada día, en el desgastarte, en poner el empeño a pesar del cansancio. Misionar es darte.

 

 

 

Lo importante es que nos tenemos que sentir abrazados a María, que sale presurosa haciendo lo que ella puede y también transmitiéndonos la vida de Cristo.

¿Cuándo somos misioneros nosotros? con esto, haciendo lo que está a tu alcance y en lo que haces darlo todo, da tu vida, así sos el gran misio

 

Termino con lo que el documento de Aparecida nos dice en el 394, detenemos la mirada en María y reconocemos en ella una imagen perfecta de la discípula misionera, ella nos exhorta a hacer lo que Jesús nos diga para que el pueda derramar su vida en nuestras comunidades. Junto con ella queremos estar atentos una vez más a la escucha del maestro y entorno a ella volvemos a recibir con estrecho reconocimiento el mandato misionero de su hijo. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos!!

Queremos compartir con los demás esa alegría incomparable. Nuestro gozo es creer en Cristo y nuestra mayor alegría es darlo a conocer y manifestarlo a los demás.

 

Hemos compartido las distintas actitudes de María, en la Anunciación, al pie de la cruz, en las bodas de Canaa, en el Pentecostés y hoy en la Visitación, presurosa salió para llevarlo a Cristo.

 

Gracias, y que la Virgen les regale un día fecundo! Te invitamos a que prendas una luz !

 

Que Dios te Bendiga, Amén