Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016)

sábado, 15 de noviembre de 2008
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Documento de los obispos al término la 96ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (Pilar, 14 de noviembre de 2008).

1. Los Obispos de la Argentina, nos dirigimos a todos nuestros hermanos que  habitan esta bendita tierra. Les escribimos desde nuestra fe como discípulos y misioneros de Jesucristo, «rostro humano de Dios y rostro divino del hombre» (1), porque «la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño. La Iglesia sabe, por revelación de Dios y por la experiencia de la fe, que Jesucristo es la respuesta total, sobreabun­dante y satisfactoria a las preguntas humanas sobre la verdad, el sentido de la vida y de la realidad, la felicidad, la justicia y la belleza. Son las inquietudes que están arraigadas en el corazón de toda persona y que laten en lo más humano de la cultura de los pueblos. Por eso, todo signo auténtico de verdad, bien y belleza en la aventura humana viene de Dios y clama por Dios».(2)

 

Aportes para una nueva Nación

2. Muchos signos nos hacen pensar que está por nacer un país nuevo, aunque todavía no acaba de tomar forma. En los últimos años, gracias al diálogo, hemos vivido aprendizajes cívicos importantes. De manera institucional, logramos salir de una de las crisis más complejas de nuestra historia. Elegimos la no-viol