Agar, la esclava egipcia que vio a Dios

jueves, 4 de abril de 2019
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04/04/2019 – Esta vez, la profesora María Gloria Ladislao recorrió la historia de Agar, la esclava egipcia que vio al Señor y la madre de Ismael. En este caso, Ladislao tomó conceptos en torno a este personaje del Antiguo Testamento de la teóloga brasilera Mercedes Bancher, quien dice: “Revisando los escritos sobre Génesis 16 se percibe el ejercicio de una lectura polarizada en torno a las figuras de Agar y Sara. Esto favorece que nadie cuestione el papel de Abraham ni investigue cómo ocurren las relaciones sociales entre los diversos sujetos sociales presentes en el episodio del texto. Por eso Abraham, en todos los escritos, parece ser el personaje que no tiene nada que ver con toda esta historia. Se lo presenta como alguien que está por encima y fuera de toda esta confusión. ¿Será realmente eso? ¿Será que a las mujeres nos ayuda leer el texto desde esa perspectiva? En base al análisis anterior pudimos mostrar que la perícopa (que es un trozo de algún capítulo de la Biblia que constituye una unidad narrativa) fue compuesta en varias fases. Su inicio fundante está en la historia de lucha de Agar. Y esta historia debió haber tenido su nacimiento en el mundo oral. Creo que todavía podemos identificar el contexto y el espacio en que la historia de Agar, a nivel oral, se creó y transmitió”.

La especialista indicó que también Bancher indica: “La base de Génesis 16 es una memoria popular que tiene su origen entre las mujeres esclavas. El meollo de esta historia antigua era el conflicto que las esclavas vivían en las familias. El texto nos apunta hacia el espacio de la fuente y del pozo como un posible lugar donde se conservaron las memorias. Los versículos 13 y 14 muestran que el pozo era un espacio donde las esclavas celebraban su experiencia de fe. Expresaban su manera de comunicarse con su divinidad. Se entiende que este espacio fue fundamental para que las esclavas pudieran guardar sus memorias de resistencia y lucha por la dignidad y la emancipación”.

Y Ladislao también rescató esta reflexión de la teóloga brasileña: “Junto al espacio del agua se daban muchas reuniones. Reuniones de los más diversos grupos sociales como pastores y pastoras, de las mujeres y de los jóvenes, para concertar citas amorosas. También se hacían celebraciones y fiestas alrededor del pozo. Y no podían faltar las peleas y las guerras por este espacio tan importante y significativo. En Génesis 16, en los versículos 7 y 8 se muestra que, junto a la fuente, Agar comienza a hablar. Ella tiene palabra propia y consciencia de su realidad social. Sabemos que allí las mujeres podían hacer reuniones y compartir sus experiencias cotidianas, al buscar agua o cuando daban de beber a los rebaños. Sintetizando podemos decir que la teología presente en esta perícopa es una teología que nace de la vida cotidiana de las mujeres esclavas. Encontramos una teología que ve la vida en su totalidad. Dios defiende la vida, donde quiera que esté amenazada y desautorizada. Encontramos una teología que subvierte los papeles sociales convencionalmente atribuidos al sexo masculino”.