“Animarnos a pispear como Brochero lo que somos y lo que no”, una invitación del padre Ángel Rossi

viernes, 22 de marzo de 2019
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22/03/2019 – Desde Villa Cura Brochero el padre Ángel Rossi nos invitó a tomar a Brochero como modelo para encontrar nuestro verdadero “yo”. Tituló su reflexión ¿Quién soy?, y en la misma, expresó que “Brochero fue un hombre sabio que tenía bien clarito para qué servía, sabía que él era para estar con los paisanos de la zona, pero también Brochero sabía para qué no servía”.

En este sentido, indicó que “Uno podría usar un sinónimo ¿Cuál es mi misión? ¿Para qué estoy en este mundo? Porque parte de la sabiduría de una persona es ir pispeando, como dijera Brochero, lo que soy, para qué sirvo o para qué no sirvo”.

Por otro lado, señaló que “En esto, el que simula ser lo que no es, se lo llama hipócrita, el que finge una cualidad que no tiene”. En contraposición, dijo el sacerdote “Y hay otros que no lo hacen maliciosamente, el que lo hace sin culpa, no es hipócrita pero cae en el ridículo”.

Por otra parte, el padre Ángel reconoció en San Juan el Bautista, un ejemplo de un hombre que sabía quién era y quién no era, porque “A él le preguntan: <¿Quién eres tú?>, pregunta que Juan el Bautista, respondíó: <No soy, no soy la Palabra, soy la voz que anuncia la Palabra>, Juan era consciente -aclaró el sacerdote- de su misión de precursor, era muy consciente también de lo que no era, no era el mesías”, destacó.

¿Cuál es nuestra verdadera misión/vocación?

El padre Ángel nos invitó a preguntarnos por nuestra verdadera identidad “No el montaje que nos hemos preparado”, dijo el sacerdote. “¿Quién eres de verdad? No lo que piensan o dicen o esperan de uno o lo que uno mismo ha llegado a creerse”, recalcó.

<Este apero no es pa` mi lomo>, esta es la enseñanza que podemos llevarnos de Brochero y habrá que aprender está humildad de Brochero para reconocer ¿Cuál es mi yo soy?, es decir, mi talento, aquello para lo que sirvo y también animarse a ir pispeando y animarse a reconocer ¿Cuál es mi yo no soy?, es decir, poder reconocer mi límite, aquello para lo que no sirvo”.

Finalmente, nos invitó a hacer esta reflexión en Cuaresma “Pedirle a Dios la gracia de esta humildad, de reconocer nuestros límites, por un lado para no hacer el ridículo y a veces lo simulamos con cierta maldad para no ser hipócritas, sin querer ser duro, y en cambio para saber con qué cuenta Dios y nuestra gente de aquellos carismas o dones que Dios nos ha dado”, concluyó el padre Ángel Rossi, superior de la Compañía de Jesús en Córdoba.