Chiquitunga: “Un imán no sólo para los paraguayos”

viernes, 16 de marzo de 2018
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Chiquitunga

16/03/2018 – Continuamos con el ciclo “Causas de canonización”, junto a la Dra. Silvia Correale, desde Roma. La Dra. Correale es argentina, nació en Rosario y es abogada especializada en los procedimientos de canonización y vicepresidenta del colegio de postuladores en Roma.

Este año los invitamos a viajar a través de las distintas historias de santidad, no solo argentinas, sino latinoamericanas, hacia la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá 2019, con el Papa Francisco.

Silvia presentó hoy la vida de la primera beata paraguaya, María Felicia de Jesús Sacramentado, pero popularmente se la conoce como Chiquitunga.

Comenzó diciendo que “El Papa cuando viajó a Paraguay la presentó como un modelo para todos los jóvenes”, indica la Dra. Correale.
Es una figura contemporánea, muy cercana a nosotros, porque nació en 1925 y murió en 1959. Nació en una familia de 7 hijos, por eso muchas de sus hermanas están con vida”, cuenta Silvia.

Papa Francisco y Dra. Silvia Correale
¿Cómo llegó a mí la vida de Chiquitunga?

Andrés Larrea, un joven de la Acción Católica, presidente diocesano de la Acción católica de la diócesis de San Lorenzo, Paraguay, nos cuenta cómo conoció a la beata:

“Es un testimonio para mí también, porque estaba pasando yo por un momento bastante difícil con mi fe, estaba yo a punto de apartarme de la iglesia católica, estaba en otro grupo dentro de la iglesia, pero no encontraba un lugar, no encontraba mi norte, mi sur, mi este ni mi oeste”, cuenta Andrés.

Y agrega que “Hasta que un día en un hospital encuentro una estampa de ella, era sierva de Dios hasta ese momento, hace once, doce años, aproximadamente y me llama la atención lo que decía, a los 16 años ingresó a la acción católica, y empecé a investigar, quería saber quien era ella, me llamaba mucho la atención la sonrisa que ella tiene en esa fotografía de laica”. “Y comienzo a ver sus escritos sobre la acción católica, y empecé a enamorarme de eso”. “Ella es un imán no sólo para los jóvenes paraguayos”, indica Andrés Larrea.

“Chiquitunga es una figura estupenda de mujer paraguaya, de cristiana paraguaya, porsupuesto”. “Es una figura nacional, así será proclamada en unos días por el gobierno”, expresa el Postulador general de la causa, Padre Romano Gambalunga.

Un entusiasmo que involucra a todos

“Estaba entregada a todos, relata el Padre Romano, ayudaba a las niñas, a los pobres, a los encarcelados, pero sobre todo, tenía la capacidad de involucrar con su entusiasmo a todos los que se encontraba, dejando como una luz encendida, dejando una esperanza”. Esto le venía de su experiencia espiritual, de su consagración al Sagrado Corazón de Jesús desde chiquita.

“Qué sería de mí sin la fe que viene de este alimento”, decía la beata María Felicia de Jesús Sacramentado.

¿Cuál fue el milagro?

“El milagro ocurrió en el 2012, en San Pedro, la zona más pobre de Paraguay, fue la curación de un bebé que nació prácticamente muerto, sin vitalidad, casi treinta minutos sin respirar, sin que funcionara el corazón”, relata el Padre Romano Gambalunga. Y amplía diciendo que “Una obstetra llamada para la ocasión, pidió la intercesión de la beata Chiquitunga, ya que los padres del bebé eran sordos mudos”.

Aclara que “El milagro no es tanto que sobrevivió, porque a veces los recién nacidos tienen esa vitalidad, sino que creció sin ninguna secuela, es un joven muy alegre, que quiere a Chiquitunga obviamente”, expresaba el Padre Romano.

Concluimos este recorrido con el testimonio de María Laura Nóbrega, responsable nacional de la Acción Católica Argentina.

Ella nos decía que la vida de la beata Chiquitunga, la hace pensar en el milagro donde ella intercedió para que alguien tuviera vida. Y agrega que lo relacionaba con la discusión que se está dando en la Argentina, cuándo hay vida, cuándo no, si alguien tiene que vivir o no, cuando algo tan vital como esto no debería estar en duda, indica María Laura.

“El rol de los jóvenes hoy tiene que ver con luchar para que todas las vidas se defiendan y donde el Señor nos llame podamos llevar nuestra luz, como lo hizo Chiquitunga”, explica María Laura.