¿Cómo saber si tengo una buena salud mental?

04/08/21- Los problemas de salud física, el aislamiento, la falta de contacto social, la dificultad en la conciliación con la vida personal, los cambios de hábitos, los problemas laborales… “pasan factura” a la salud mental de la población. A esta situación crítica de aumento de la demanda en la atención a la salud mental, se suma que, según la OMS, el 93% de los países ha visto cómo la pandemia paralizaba o afectaba a sus servicios de salud mental. Por esta razón iniciamos un nuevo ciclo junto al Dr. Roberto Federico Ré, médico psiquiatra y fundador de la Red Sanar.

Autoexamen de salud mental
La salud mental se quiebra cuando se alteran algunas de las siguientes premisas:

• La mente limpia, noble y sana enjuicia positivamente. El juicio es la llave de la salud mental.
• Ejercicio físico y mental a través del discernimiento permanente con valores.
• Verdad y libertad como estilo de ser y de hacer.
  Coherencia en la forma y en estilo de vida.
• Vivir con un noble proyecto de vida.
• Tratar a los demás como queremos ser tratados.
• Transitar un proyecto de vida con honestidad.
• Comunicación y encuentros interpersonales .
• El “nosotros” debe ser el eje de la convivencia interpersonal.
• La práctica de las virtudes permite la felicidad que no se consigue por azar, sino que es el fruto de la virtud.

“La patología mental es la consecuencia de no tener causas sólidas en la constitución de la persona y de la personalidad. Es ahí donde hay que poner la energía: en la construcción y en la reconstrucción de los valores, de los valores del Evangelio; más allá de las circunstancias fortuitas de una crisis, de un encierro, de una pérdida significativa. La templanza que hay en una vida ordenada y con valores evangélicos, siempre va a permitir la superación. Debemos tener la certeza que Dios nos acompañará en la medida que nos abramos a los demás, en la medida que salgamos de nuestro encierro; hay encierros mentales, pero también hay un misterio de apertura. La apertura mental nos salva, con una fe plena saliendo del ego. Cuando uno es acompañado en el dolor y en el sufrimiento, éstos, son mucho menores”, finalizó el especialista.

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