Cuando el servicio se constituye en el médico y la medicina

martes, 17 de julio de 2018
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16/07/18 Este lunes en el ciclo “Cuentos para sanar”, el Padre Mateo Bautista nos invitó a reflexionar sobre la grandeza del servir.

 

Hay gente que se agranda cuando ocupa un cargo…

Algo muy instructivo se cuenta del célebre general tebano, Epaminondas, del siglo IV a. C. Amigo del general Pelópidas, lo ayudó a expulsar de Tebas a los lacedemonios o espartanos que se habían apoderado de la ciudad por traición. Nombrado general en la guerra que se entabló para liberar la patria, ganó a los enemigos espartanos en la célebre batalla de Leuctrees (año 371 a. C.) y de nuevo alcanzó la victoria decisiva en Mantinea (363 a. C.), pero recibió en el combate una herida mortal.

Epaminondas estaba dotado de virtudes, hombre tan sobrio y desinteresado como valiente y sabio. Según el elocuente Cicerón, fue el hombre más grande que dio a luz Grecia. Pues bien, el general triunfador, tras la victoria de Leuctrees, regresó a su casa, y cuál fue su sorpresa al ver la suciedad reinante en su propia calle. Ni corto ni perezoso, agarrando una escoba, procedió a limpiarla. Sus compatriotas quedaron escandalizados. –¿Cómo es posible, general vencedor, que hagas de barrendero? Epaminondas, sin dejar de barrer la calle, contestó con toda normalidad: –No son los oficios los que honran a los hombres, sino los hombres quienes honran a los oficios.

 

“No son los oficios los que honran a los hombres, sino los hombres quienes honran a los oficios”

 

El general Epaminondas supo ser ejemplo de servicio por encima de sus logros militares; su testimonio devino de su humildad más que de las batallas ganadas.

Para el Padre Mateo, el servicio es una buena pedagogía frente a la vida: “Servir es una educación, es gratuidad, humanismo, altruismo, el servicio es el mayor pedagogo de la vida”.

A lo que agregó: “El servicio es terapéutico, es el médico y la medicina”, mostrando la dimensión de prevención que lleva en sí mismo, como así también la posibilidad de la medicina que resulta del  intercambio y el encuentro con otro.

A modo de tarea el Padre Mateo nos invitó a entrenarnos en la acción libre y desinteresada, incorporando a nuestras actividades el espacio de una hora de gratuidad a la semana; un espacio que nos conecte con la vida desde los vínculos sanadores concretos, un estar en salida al modo del Papa Francisco.

El servicio educa, nos conecta con la vida sin excepción de tiempo y edad, nos permite una nueva perspectiva de nuestras realidades: “el dar de nuestro tiempo en gratuidad nos ofrece una espiritualidad de ojos abiertos”.