Cuando el voluntariado da vida

martes, 14 de junio de 2022
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14/06/2022 – Como cada semana compartimos el espacio “Vivir para servir: la espiritualidad del voluntariado, con María Cecilia Jaurrieta, de la Orden Franciscana Seglar.

Hoy profundizamos en el voluntariado de Alcohólicos Anónimos como un modelo de curación o sanación integral.

“Todo lo bueno, lo bello, lo verdadero nos viene de Dios, del Espíritu Santo que puede hacer crecer en los corazones el anhelo de resurrección”.

Uno de esos regalos hechos a la cultura es la creación y promoción de los grupos de Auto
ayuda cuyo ejemplo más conocido y precursor es Alcohólicos Anónimos, comunidad a la que San Juan XXIII calificó de distintas maneras proclamando su admiración por su tarea: «Alcohólicos anónimos es el milagro social del siglo XX».

La importancia de las comunidades de ayuda

El éxito de los grupos de auto-ayuda se basa en varios factores:

1. Los que ayudan a sacar lo mejor de cada uno de los participantes son pares.

2. Han atravesado las mismas situaciones y saben ponerse en el lugar del que recién llega.

3. Aprovechan la necesidad de las personas de tener amigos, establecer relaciones recíprocas, o cooperar con los demás. A nivel conductual se refleja en las acciones que lleven a conocer gente, mostrar amistad, o hacer cosas por complacer a los demás.

4. El grupo se presenta como una alternativa de crecimiento personal frente a la desintegración social o las rupturas en las redes naturales por ejemplo las familias.

5. Y no menos importante es el fracaso de los profesionales de la salud que no son capaces de reconocer las necesidades psicosociales de los pacientes y dar una respuesta.

Las palabras de Nietzsche citadas por Victor Frankl son las que nos permiten comprender el
éxito de los grupos de autoayuda: «Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo».

En el programa de hoy contamos también con el valioso testimonio de Laura, quien se encuentra en una comunidad de recuperación:

“Gracias a mi comunidad, y a un poder superior, hoy no tomé y puedo hacer este servicio. El alcoholismo es una enfermedad, no es un vicio ni un mal hábito. Cuando llegué a Alcohólicos Anónimos estaba destruida. Empecé de joven y cada vez más se sumaban los litros y el tiempo que me dedicaba a tomar alcohol. Con el tiempo se hizo algo de todos los días. Claramente el alcohol se llevo muchísimo: la dignidad, mis afectos más cercanos, me aislé, compliqué mucho mi entorno y vivía en un infierno. Alcohólicos Anónimos me sacó del infierno”, compartió.

El alcoholismo “es una enfermedad espiritual, mental y física. Yo llegué con una gran vacío que seguía llenando con alcohol y que no tenía fondo. Esto no se cura, pero se detiene y el servicio es una de las patas de la recuperación. El que recién llega es el más importante. El dar al recién llegado el tesoro que a mí se me dio, esa esperanza de que se puede detener por 24 hs y se puede tener una vida feliz y útil, es la gran alegría y luz que se me dio cuando yo llegué.”

Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota