Curación de una mujer y resurrección de una niña

viernes, 31 de julio de 2009
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Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo:  “Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá”.  Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de  hemorragias desde hace doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: “Con sólo tocar su manto, quedaré curada”.  Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: “Ten confianza, hija, tu fe te ha Salvado”.  Y desde ese instante la mujer quedó curada. Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo:  “Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme”.  Y se reían de él.  Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.  Y esta noticia se divulgó por aquella región.

Mateo 9, 18-26

La presencia de Jesús es sanadora

Decimos que hay presencias y presencias, porque reconocemos que hay personas que con su sola presencia convocan. Hay gente que con su sola presencia espanta, hay otras que con su sola presencia alegran, otras dan confianza. Algunas personas cuando se hacen presente uno descubre que la luz los acompaña y ponen luz en el ambiente dónde dicen aquí estoy.

Hay personas que con su presencia despiertan la esperanza, hay otras que comunican paz. La presencia de Jesús, salvo aquella que decíamos de espantar, realiza todo lo demás que hemos dicho, y además nosotros a la luz del evangelio que hoy estamos compartiendo decimos, la presencia de Jesús es sanadora. La mujer que padece de hemorragias sabe esto, y piensa que con sólo tocar el manto de Jesús quedará sana.

El amor de Jesús es el que sana y ante esta epidemia distribuida por el mundo y particularmente presente de una forma muy violenta y en especial en las próximas dos semanas que vendrán, nosotros queremos renovar nuestro encuentro con Jesús.

Es verdad, una serie de medidas nos distancien de los hermanos, en un sentido y en otro sentido nos van a acercar por el cuidado que tenemos que tener unos de otros para el contagio, para prevenir, para profilácticamente evitar hacer que este mal se propague más, para controlarlo, para mutuamente enfrentarlo, pero la medida de salud que posiblemente haga que los espacios públicos sean más reducidos y los encuentros comunitarios también, es más en algunas diócesis como Paraná, Entre Ríos, no se está celebrando la eucaristía, una medida de este tipo posiblemente toque a otras iglesias locales, veremos como avanza la situación y como se vaya pulsando el modo de tratamiento de la acción de la influenza, pero el mismo cuidado de nosotros en espíritu de caridad y el fortalecimiento de la oración de unos para con otros, seguramente hará presente a este Jesús que tiene este poder de transformar, y este poder de sanar, por eso hemos elegido a las 22hs para orar el rosario en familia pidiendo la gracia de la sanidad para nuestro pueblo, y haciendo presente a este Jesús que sana, del cual la mujer dice con solo tocar su manto quedaré sanada.

Nosotros también creemos que con María, haciendo presente a Jesús en cada rinconcito del país, por nuestro cuidado mutuo en el amor fraterno y por la súplica de oración, que libera, tra