Desembarcar, mirar, tener compasión y enseñar

miércoles, 8 de enero de 2020
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08/01/2020 – “En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:

«Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer».

Elles replicó:

«Dadles vosotros de comer».

Ellos le preguntaron:

«¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?».

Él les dijo:

«¿Cuántos panes tenéis? Id a ver».

Cuando lo averiguaron le dijeron:

«Cinco, y dos peces».

Él les mandó que la gente se recostara sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.

Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.

Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.

Los que comieron eran cinco mil hombres”.

 San Marcos 6, 34-44

Hoy damos un salto en la historia, pasamos de aquel Jesús Niño, nacido en un pesebre a un Jesús adulto iniciando su vida pública y tenemos esta manifestación de Dios en un milagro.

Más allá del gesto con el que comienza el Evangelio, el relato es toda una expresión riquísima de acercamiento.

Las escrituras detallan que, al llegar a la costa Jesús “desembarca”, deja su proyecto inmediato para estar con la gente. Los abrazó con su mirada, con su corazón sintiendo compasión de ellos.

De lo dicho hasta aquí surge la siguiente conclusión en la cual debemos reflexionar: ¿Cuando desembarcamos?, porque muchas veces decimos: “ya me embarque en esto o en aquello, yo lo comencé y yo lo voy a terminar”, a veces no sabemos si esto es constancia o testarudez. Siempre tenemos que tener un espíritu abierto y un discernimiento continuo. En el pasaje bíblico de esta jornada era claro que Jesús y sus discípulos habían trazado un plan pero luego, Jesús, al ver a la multitud necesitada cambio su plan y el de todos sus discípulos.

En el Evangelio de hoy se destacan entonces 4 actitudes de Jesús que deben interpelarnos y tenemos que imitar. Estas actitudes son: desembarcar, mirar, tener compasión y enseñar.

No obstante es una de ellas que, especialmente, nos cuesta imitar y es esta capacidad o discernimiento de saber dejar algunos proyectos o planes, en donde nos habíamos embarcado y dejarlos, no por falta de constancia o compromiso, sino porque se presentó otra prioridad.

En la prédica de hoy seamos capaces de ver algo nuevo algo en nuestro entorno. Seamos capaces de ser libres aun de nuestros propios proyectos.

 

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