Día dos: Principio y Fundamento

jueves, 17 de marzo de 2011
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El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor mediante esto alcanzar la salvación, y las otras cosas para la prosecución del fin para que es creado, y tanto ha de usar de ellas cuanto le ayuden para ese fin. Y por lo tanto es necesario hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, de tal manera que de nuestra parte deseemos y elijamos lo que mas conduce para el fin que fuimos creados.”

En principio y fundamento es el fin de la creación del hombre que para conseguirlo deberá con discreción y una actitud que se llama santa indiferencia elegir lo mejor.

Lo primero es sentir y gustar interiormente esta expresión fuimos “creados para”. Sentir interiormente esta frase es una gracia de Dios, por lo tanto debemos pedirla y pedirla con insistencia, para ser oídos y para no salirnos de la materia de oración el fin del acto creador de Dios.

El que crea es Dios uno y trino, a su imagen y semejanza, por tanto es Dios familia que nos hace ser familia. En esto hay que detenerse admirados y agradecidos a tanto amor y generosidad. He sido creado y soy sostenido en el acto de amor de la creación que de no existir desaparecería. A demás ensancho mi mirada al mundo animado e inanimado y con toda la creación alabo al Señor. Puedo decir: “Señor dueño nuestro que admirable es tu nombre en toda la tierra” Sab, 2,23.

Desde este lugar confiar en el que tiene un plan para mí y borrar todo falso determinismo y visión negativa de la vida. Puede ayudar a orar el salmo 100 y desde ahí reconocer la grandeza de su amor. Orarlo masticándolo, sin apuros gustando cada palabra.

En este momento de oración soy llamado a saberme criatura, dependiente en todo como un niño en brazos de su madre Salmo 131, reconociendo que ese ser como niños es la condición para entrar en el reino de los cielos. (Jn 3,3 ).

Momentos de la oración

1-Oración preparatoria (EE 46) me pone en el rumbo del Principio y Fundamento: que lo que yo vaya a hacer me ponga en el contexto de buscar y realizar, ya desde ahora, y por encima de todo, la voluntad de Dios.

2- "Traer la historia" (EE 102) Se trata de reconstruir la historia de lo que contemplo a partir de los datos. Ayudará leer detenidamente y varias veces el pasaje que quiero contemplar Salmo 100.

3-"la composición de lugar" (EE 103) tengo que componer la escena, re-crearla, reconstruirla desde los datos que la Escritura me ofrece.

4-Formular la petición (EE 104) La petición es la que enrumba la oración, la pone en búsqueda de algo, no la hace simple pasatiempo, sino persistente interés en alcanzar algo.

5-Reflectir para sacar algun provecho significa dejarme mirar por la escena, como ubicarme en ella: aquí me implico en ella como si presente me hallare. Es dejar que lo mirado me mire y me diga algo nuevo. Eso que se me dice son las mociones que se me dan.

6-Coloquio a partir de lo que he vivido en la contemplación, no me faltarán palabras para pedir, agradecer, alabar o simplemente disfrutar de lo que se me ha dado.

7-Exámen de la oración me pregunto cómo me fue, las preguntas no hay que hacérselas a la cabeza sino a las imágenes. Me puede parecer que yo selecciono las imágenes. Pero es Dios quien me lleva a detenerme en ésta o aquella del álbum. Y desde ahí puedo hacerme preguntas como éstas: ¿Cómo es esta imagen? ¿De qué está construida? ¿Qué hay y qué no hay en la imagen? ¿Qué es lo que la imaginación se resiste a construir? ¿Qué explica que Dios quiera que me detenga en esta imagen o en esta palabra y no en las otras? ¿Por qué yo u otra de las personas están presentes o ausentes en la imagen?… Hay que hacerle preguntas a la imagen, a la sensación o a la palabra que ha resonado más en mi oración… Por eso a un buen contemplador le bastarán pocas imágenes…Es importante saberse ubicar bien en la contemplación: dónde estoy en ella y qué se me dice a mí en particular. Tal vez difiere de lo que se les dijo a los personajes del Evangelio… Me quedará la labor de interpretar ese signo y a la luz de Dios no me costará hacerlo. Así terminaba Jesús las parábolas: “El que tenga oídos para oír, que oiga”…