Dónde está tu confianza

martes, 26 de noviembre de 2019
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Camino de consagración a María (Día 13)

 

26/11/2019 – Martes de la trigésima cuarta semana del tiempo ordinario

“Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
“De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.
Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”.
Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cerca’. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”.
Después les dijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo””

San Lucas 21,5-11.

Escuchamos en el Evangelio de hoy el segundo lamento de Jesús sobre su ciudad, su amada Jerusalén, pero anunciando su próxima ruina. Lucas lo cuenta como mezclando dos acontecimientos, el final de los tiempos pero también la caída de Jerusalén, la perspectiva futura la anuncia Jesús con un lenguaje que lo conocemos así como de género apocalíptico y misterioso, guerras y revoluciones, terremotos, epidemias, signos en el cielo, pero Jesús dice el final no vendrá enseguida y también nos dice no hay que hacer caso de los que vayan diciendo yo soy o el momento está cerca, de hecho la ruina de Jerusalén ya sucedió allá por el año 70 después de Cristo cuando las tropas romanas del Espaciano Itito para aplastar una revuelta de Judíos destruyeron Jerusalén y allí ya se cumplió aquella profecía, porque de su templo no quedó piedra sobre piedra.

Nos hace humildes ver que caducas son las instituciones humanas en las que tantas veces tendemos a depositar nuestra confianza y cuando ponemos demasiada confianza en las instituciones humanas solemos desengañarnos y disgustarnos y los judíos estaban orgullosos de la belleza de su capital y de su templo, el construido por el Rey Herodes pero no tiene que haber caído bien que Jesús diga está próximo a su fin.

El otro plano, el del final de los tiempos en el que habla Jesús en el final del Evangelio está por llegar, no es inminente pero sí va a llegar, el mirar hacia ese futuro no significa que comencemos a aguarnos la fiesta de esta vida, viste cuando pensamos que algo malo va a suceder no nos deja disfrutar el tiempo presente pero debemos hacernos sabios porque ¿la vida hay que vivirla en plenitud?, sí, pero responsablemente siguiendo el camino que nos ha regalado Dios y que es el que conduce a la plenitud, lo que nos advierte Jesús es que no seamos crédulos cuando comiencen los anuncios del presunto final al cabo de dos mil años. Cuántas veces ha sucedido lo que el mismo Jesús nos anticipó y a nosotros nos cuesta entender y hasta a veces caemos en la trampa, personas que se presentan como mesiánicas y salvadoras o que asustan con la inminente llegada del fin del mundo, nos dice Jesús: “Cuidado que nadie los engañe” el final no vendrá enseguida.

La invitación es mantenernos vigilantes, alertas, esa es la sabiduría del cristiano, cada día es volver a comenzar la historia, cada día es tiempo de salvación si estamos atentos a la cercanía y a la venida de Dios a nuestras vidas, al paso de Dios, a ese susurro de Dios que cada día se nos regala.

Si avanzamos en el mensaje de esta palabra recordando que nos hablaba del lujo del templo lleno de tesoros, orgullo del pueblo y pensaban algunos que este era el mejor modo de alabar a Dios y de reconocer su grandeza, sin embargo para Jesús esa belleza no garantizaba nada porque va a quedar destruido y por lo tanto no es tan importante gastar las energías, no es tan importante el dinero, no eran tan importantes aquellas piedras que de alguna manera construían esta maravilla, si nos ponemos a pensar nunca estamos lejos de esta situación, cuántos acumulan riqueza, capital, dinero, poder creyendo que con esto está el futuro asegurado mientras a su lado sigue estando la miseria y el hambre, ni siquiera nosotros estamos lejos de caer en esta tentación, cuando no tenemos claro aquello que hoy nos quiere hacer comprender Jesús, el porqué de construir, el porqué de mantener, aun el porqué de hacer lugares hermosos nuestros lugares de culto, no buscar seguridad en esto será fundamental, para los judíos de la época de Jesús un buen templo como el que estaban contemplando con mucho oro y plata aseguraba la bendición y la eterna presencia de Dios, esa era la seguridad, Dios no podía irse de ahí porque creían que lo tenía atrapado entre el oro y la plata, hoy también podemos apegarnos a cosas que terminan esclavizándonos, eso se entiende fácil cuando hablamos del alcohol, de las drogas, de las cosas materiales, del sexo, del poder, pero también tenemos que decir que hasta las cosas sagradas nos pueden esclavizar.

Que puedas mirar aquello que te parece que es eterno y no lo es porque vamos descubriendo que lo único eterno es el amor de Dios, podes pedirle a Jesús que te ayude a comprender lo pasajeras y caducas que son las cosas, aunque nos cueste entender también que los afectos si no están bien ordenados en tu vida, también estos nos pueden esclavizar, que puedas recorrer cosas en tu vida que parecía que si te faltarán no podrías seguir viviendo.

Que bueno también hacer memoria de aquello que dijiste alguna vez si esto me falta no puedo seguir caminando y cuando faltaron y le dejaste el lugar vacío a Dios, Dios se encargó de llenarlo con creces, te pasó alguna vez? Seguro que sí. O cosas que hoy querés poner en manos de Dios el único eterno porque si no corres el riesgo de hacer eterno lo que querés o lo que tenés y eso no es de Dios.

 

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