Educación y crianza: ¿Sirve prohibir?

miércoles, 17 de noviembre de 2021
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16/11/21- Muchos chicos de primaria están jugando “al juego del Calamar” en los patios del colegio. Algunos vieron la serie en familia; otros, solos; otros conocen del tema porque los vieron en pequeños videos de Tik tok, y otros, simplemente, imitan lo que hacen sus compañeros. Uno de los juegos que se ven en los patios escolares reproduce una de las pruebas de la serie: a la voz de “luz verde”, los chicos caminan hacia un estudiante que representa a la muñeca del juego. Cuando la misma muñeca grita “luz roja”, deben quedarse inmóviles. Si el juego fuese solo eso, no habría problema. Después de todo, sería como cuando jugábamos nosotros al juego de las estatuas hace muchos años atrás. La diferencia es que, ahora, en algunas versiones escolares, quien no se queda inmóvil, en vez de matarlos, como en la serie, hacen como si los mataran… o ¡les pegan!

¿Qué genera esto? Para muchos chicos, ansiedad; para muchos otros, miedo o violencia. Aprender a separar lo que es ficción de realidad conlleva tiempo y apoyo de los adultos. ¿Debemos prohibirles a los chicos ver esta serie?; ¿debemos prohibirles que jueguen a “luz verde, luz roja” en los patios?; ¿sirve prohibir todo aquello con lo que no estamos de acuerdo como padres? Lo dialogamos junto a Laura Lewin, especialista en educación y crianza.

No a la prohibición, sí al diálogo

La especialista nos dio algunos consejos:

• Prohibir no sirve. ¿De qué sirve prohibir si después, frente a la primera oportunidad, ven cierto contenido en la casa de un amigo o en la clandestinidad? En vez de prohibir, debemos conocer qué contenido ven nuestros hijos y alentar la comunicación para que podamos intervenir en caso que fuese necesario.

• Nuestros hijos están vulnerables frente a la gran cantidad de mensajes que nos llegan todo el tiempo a través de las pantallas. Debemos procurar que tengan las herramientas para poder discernir qué está bien y qué no, qué les sirve y qué no.
• Debemos trabajar la alfabetización tecnológica, es decir, qué sí está permitido ver y qué no, en función de la edad de los chicos.

• Para que los niños respondan, deben sentir una gran conexión con el adulto. Debemos trabajar la conexión con nuestros hijos. Si no, perdemos la influencia y dejan de respetarnos. Ahí surge el “no me hace caso”, “nunca hace lo que le pido”, y la constante pelea. Podemos preguntarles por qué quieren verla, y ver qué se esconde detrás de ese deseo.

• Explicarles por qué no consideramos que ver este tipo de serie sea conveniente para ellos. Para poner límites no hay que estar enojado, hay que estar convencidos. Los límites son necesarios, tranquilizan y dan seguridad.

• Si insisten diciendo que “tal o cuál amigo sí la pudo ver” podemos aprovechar para explicar que lo que está bien en una familia, tal vez no está bien en otra, y que ya habrá oportunidades, cuando crezcan, de ver lo que deseen. Una vez que les expliquemos por qué no es conveniente que vean tal o cual contenido, si aún así sienten curiosidad, podemos sentarnos con ellos y ver alguna escena elegida por nosotros, o toda la serie, dependiendo de las circunstancias. Es decir, mejor que prohibir, es acompañar para que puedan saciar la curiosidad. Y aun en esa situación, será importante conversar no sólo acerca de la serie, sino además de qué les pasa a ellos viendo la serie.

• ¿Por qué no aprovechar el auge de esta serie para hablar de valores, de empatía, del buen trato hacia los demás, o de la importancia del esfuerzo y la perseverancia, entre otros temas que surgen de la serie? Estos son grandes emergentes que nos ayudan a educar.

• Aunque la prevención debe venir desde las familias, también en las escuelas se debe hablar del tema. Se deben trabajar habilidades como el pensamiento crítico, es decir, por ejemplo, el derecho de poder elegir sin que el otro me condicione, la empatía, y la amabilidad, entre otras.

No te pierdas de escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.