El bienestar emocional de nuestros hijos

martes, 12 de mayo de 2020
image_pdfimage_print

11/05/2020 – Hace casi dos meses que nos encontramos cumpliendo el aislamiento social preventivo y obligatorio y todos los que por una u otra razón estamos en contacto directo o virtual con niñas/os y adolescentes ya sea padres, madres, docentes, profesionales de distintas especialidades observamos diferentes manifestaciones emocionales. En el ciclo “Escuela para padres” dialogamos con Jorgelina Hernando sobre “El bienestar emocional de nuestros niños”.

Bienestar de los niños, bienestar de la familia
“En estos tiempos se observa un gran cuidado de la salud física, pero poco de la salud emocional. A medida que van pasando las semanas de aislamiento, se va observando al cansancio y la fatiga emocional. Los niños tienen dificultad para distinguir lo que le pasa, allí es indispensable la presencia del adulto. La gestión emocional del niño depende del adulto.”

Contento: sentirse contenido
“El significado del estar contento, es estar contenido. La familia funciona como una vasija que contiene, más allá de quienes la formen. La familia es una red que contiene y aporta bienestar. Cuando los niños se sienten contenidos, van a sentirse mejor.”

Diversas etapas del aislamiento
Primera etapa
-Sensación generalizada de estar de vacaciones, tiempo libre para jugar/ hacer lo que quiera/aprender nuevas habilidades/ hacer cursos.
-Niño/as pequeños: contentos por poder estar con sus papás, tiempo de juego ilimitado.
-Niño/as mayores y adolescentes: más tiempo para jugar a la playstation, no hacer nada, leer, conversaciones infinitas con pares, etc.

Segunda etapa
-Adultos: reinicio actividades laborales en forma online. Organización de tiempo de trabajo, juego, tareas de la casa, actividades escolares de la/os hija/os.
– Niño/as y adolescentes: inicio de actividades escolares con encuadre y modalidad desconocidas: clases por zoom, tarea y actividades enviadas por mail/plataformas

Tercera y cuarta etapa
-Quiebre de lo cotidiano, lo conocido, los hábitos más básicos. Entramado social desarticulado. Cambios que desestructuran.
-Se manifiestan distintas inhibiciones y regresiones: en la acción, en lo emocional, en el estudio.
-Aumento de la angustia Confrontación a una gran incertidumbre sin respuestas..
-Los chicos comienzan a preguntar: ¿Cuándo puedo ver a los abuelos?; ¿Cuándo vuelvo al colegio?; ¿Cómo me curo si me contagio?; ¿Cuándo voy a la plaza?; ¿Cuándo salgamos nos vamos a enfermar?; ¿Los abuelos se van a morir?

¿Cuáles son las recomendaciones es esta etapa?
-No negar la realidad y hacer de cuenta que no pasa nada. El mundo no es el mismo y, cuando se regrese de a poco a lo cotidiano, no nos encontraremos con lo ya conocido porque habrá otros parámetros para moverse y relacionarse.
-Hablar sobre esto sin dramatizar. No asustarse ante los enojos, las emociones que desbordan o las crisis de angustia.
-Tratar de escuchar, contener y permitir que los sentimientos sean expresados. Si es necesario, recurrir a los profesionales que siguen estando disponibles a través de los distintos medios que brinda la tecnología.
– Hacerse a la idea de que estamos viviendo un momento de gran incertidumbre y aceptar que no tenemos todas las respuestas.
– Bajar el nivel de exigencia propio y con los demás, no pretender llenar constantemente el tiempo con actividades. El concepto que está circulando de que hay que aprovechar para hacer esto o aquello no es conveniente cuando se convierte en una obligación de ser productivo. Permitirse y permitir estar aburrida/o o desganada/o o perdiendo el tiempo sin hacer nada.

No te pierdas de escuchar la entrevista completa en la barra de audio debajo del título.