“El corazón ‘rico’ no tiene lugar para Dios, ni para los otros, ni para sí mismo”, dijo el padre Javier Soteras

jueves, 20 de junio de 2019
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20/06/2019 – Estamos en el capítulo tercero, “A la luz del Maestro”, de la tercera Exhortación apostólica “Gaudete Et Exsultate”. A partir del punto 65, junto al Padre Javier Soteras, reflexionamos en torno a esta parte del documento donde el Papa comienza a recorrer las Bienaventuranzas de Jesús según San Mateo (Mt 5,3-12):

“Permitámosle (a Jesús) que nos golpee con sus palabras, que nos desafíe, que nos interpele a un cambio real de vida. De otro modo, la santidad será solo palabras. «Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» : El Evangelio nos invita a reconocer la verdad de nuestro corazón, para ver dónde colocamos la seguridad de nuestra vida. (GE 66-67)”

“Yo me imagino a un artesano esculpiendo una madera o una piedra -dice el padre Javier- así hace Dios con nosotros con su Palabra. Va configurando el rostro real de lo que estamos llamados a ser, si su Palabra de verdad la tomamos con el peso y la densidad que tiene y la dejamos que sea artesana de nuestro corazón, que nos moldee y nos recree.

La Palabra dice y hace lo que dice, es Palabra de Dios, ejecuta su decir, no es un expresión poética, como dice el Papa, por lo tanto golpea sobre nuestra existencia . Somos un lugar de hacer de Dios, es la nueva creación. La Palabra nos va esculpiendo el alma para llegar a ser lo que estamos llamados a a ser”, reflexionó.

“Normalmente el rico se siente seguro con sus riquezas, y cree que cuando están en riesgo, todo el sentido de su vida en la tierra se desmorona. Las riquezas no te aseguran nada. Cuando el corazón se siente rico, está tan satisfecho de sí mismo que no tiene espacio para la Palabra de Dios, para amar a los hermanos ni para gozar de las cosas más grandes de la vida. Jesús llama felices a los que tienen el corazón pobre, donde puede entrar el Señor con su constante novedad.”(GE 67-68)

Respecto de este punto de la exhortación del Papa, el padre Javier dijo: “El corazón ‘rico’ no da lugar para Dios, ni para los otros, ni para sí mismo. Esta satisfecho de todo y corre el riesgo de no dar lugar a nadie. La persona ‘pobre’ tiene conciencia de sí misma, sabe que es esto que es, aunque desearía ser distinta. Entonces ahí Dios sí tiene lugar porque nos abrimos más a la posibilidad de Dios,  que vive dentro de nosotros y nos dice: ‘Vos sos éste que sos, pero lo mejor que estás llamado a ser todavía no apareció’.

Ése ‘aparecer’ de Dios dentro de nosotros mismos, con lo mejor de nosotros y que todavía no apareció y que el Padre Dios sembró en nuestro corazón, solamente Jesús, en el Espíritu Santo, lo pueden sacar a la luz.”

Te invitamos a ver y escuchar el programa completo.