El Desafío de la Evangelización en los Medios de Comunicación

viernes, 23 de octubre de 2009
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Examinar los problemas y las oportunidades que la comunicación de masa ofrece a la proclamación del mensaje evangélico, y en general, al lenguaje teológico y filosófico", y ser así "un servicio para todas las comunidades cristianas en su diálogo con el mundo contemporáneo". (Cardenal Carlo Maria Martini)
Como enfatiza el documento de Puebla de la Iglesia en América Latina, "Formar al pueblo de Dios en la comunicación social; capacitarlo para tener una actitud crítica ante el bombardeo de los Mass Media y para contrarrestar el impacto de sus mensajes alienantes, ideológicos, culturales y publicitarios".
Aparecida: El Documento de Aparecida le concedió especial importancia al tema de la Comunicación.
En el capítulo X que se refiere a “Nuestros pueblos y la Cultura”, se incluyeron varios párrafos específicos sobre la necesidad de potenciar la pastoral de la comunicación en nuestra Iglesia latinoamericana. Aunque en el resto del Documento se hacen también algunas referencias sobre el impacto de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la comunicación e información, es oportuno dar una mirada a lo que se dice sobre la Pastoral de la Comunicación.
En la certeza de que lo expresado por nuestros obispos servirá para que las y los comunicadores católicos profundicemos en la delicada tarea que tenemos en las manos, y sobre la urgencia de utilizar mejor estas herramientas que Dios nos ha facilitado, me permito poner al alcance el capítulo que sobre comunicación se incluye en el Documento de Aparecida.
10.3 Pastoral de la Comunicación Social
1. La revolución tecnológica y los procesos de globalización conforman el mundo actual como una gran cultura mediática. Esto implica una capacidad para reconocer los nuevos lenguajes, que pueden ayudar a una mayor humanización global. Estos nuevos lenguajes configuran un elemento articulador de los cambios en la sociedad.
2. “En nuestro siglo tan influenciado por los medios de comunicación social, el primer anuncio, la catequesis o el ulterior ahondamiento de la fe, no pueden prescindir de esos medios”. “Puestos al servicio del Evangelio, ellos ofrecen la posibilidad de extender casi sin límites el campo de audición de la Palabra de Dios, haciendo llegar la Buena Nueva a millones de personas.
La Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios, que la inteligencia humana perfecciona cada vez más. Con ellos
la Iglesia ‘proclama desde las azoteas’ (cf. Mt 10, 27; Lc 12, 3) el mensaje del que es depositaria. En ellos encuentra una versión moderna y eficaz del ‘púlpito’. Gracias a ellos puede hablar a las multitudes”.
3. A fin de formar discípulos y misioneros en este campo, nosotros, los obispos reunidos en la V Conferencia, nos comprometemos a acompañar a los comunicadores, procurando:
a) Conocer y valorar esta nueva cultura de la comunicación.
b) Promover la formación profesional en la cultura de la comunicación de todos los agentes y creyentes.
c) Formar comunicadores profesionales competentes y comprometidos con los valores humanos y cristianos en la transformación evangélica de la sociedad, con particular atención a los propietarios, directores, programadores, periodistas y locutores.
d) Apoyar y optimizar, por parte de la Iglesia, la creación de medios de comunicación social propios, tanto en los sectores televisivo y radial, como en los sitios de Internet y en los medios impresos.
e) Estar presente en los medios de comunicación social: prensa, radio y TV, cine digital, sitios de Internet, foros y tantos otros sistemas para introducir en ellos el misterio de Cristo.
f) Educar la formación crítica en el uso de los medios de comunicación desde la primera edad.
g) Animar las iniciativas existentes o por crear en este campo, con espíritu de comunión.
h) Suscitar leyes para promover una nueva cultura que proteja a los niños, jóvenes y a las personas más vulnerables, para que la comunicación no conculque los valores y, en cambio, cree criterios válidos de discernimiento[2].
i) Desarrollar una política de comunicación capaz de ayudar, tanto las pastorales de comunicación como los medios de comunicación de inspiración católica, a encontrar su lugar en la misión evangelizadora de
la Iglesia.
4. La Internet, vista dentro del panorama de la comunicación social, debe ser entendida en la línea ya proclamada en el Concilio Vaticano II como una de las “maravillosas invenciones de la técnica”[3]. “Para
la Iglesia, el nuevo mundo del espacio cibernético es una exhortación a la gran aventura de la utilización de su potencial para proclamar el mensaje evangélico. Este desafío está en el centro de lo que significa, al inicio del milenio, seguir el mandato del Señor, de “avanzar”: Duc in altum! (Lc 5,4)”[4].
5. “La Iglesia se acerca a este nuevo medio con realismo y confianza. Como los otros instrumentos de comunicación, él es un medio y no un fin en sí mismo.
La Internet puede ofrecer magníficas oportunidades de evangelización, si es usada con competencia y una clara conciencia de sus fortalezas y debilidades”[5].
6. Los medios de comunicación en general no sustituyen las relaciones personales ni la vida comunitaria local. Sin embargo, los sitios pueden reforzar y estimular el intercambio de experiencias y de informaciones que intensifiquen la práctica religiosa a través de acompañamientos y orientaciones. También en la familia deben los padres alertar a sus hijos para un uso consciente de los contenidos disponibles en la Internet, para complementar su formación educacional y moral.
7. Dado que la exclusión digital es evidente, las parroquias, comunidades, centros culturales e instituciones educacionales católicas podrían ser estimuladoras de la creación de puntos de red y salas digitales para promover la inclusión, desarrollando nuevas iniciativas y aprovechando, con una mirada positiva, aquellas que ya existen. En América Latina y El Caribe existen revistas, periódicos, sitios, portales y servicios on line que llevan contenidos informativos y formativos, además de orientaciones religiosas y sociales diversas, tales como “sacerdote”, “orientador espiritual”, “orientador vocacional”, “profesor”, “médico”, entre otros. Hay innumerables escuelas e instituciones católicas que ofrecen cursos a distancia de teología y cultura bíblica.
10.4 Nuevos areópagos y centros de decisión
8. Queremos felicitar e incentivar a tantos discípulos y misioneros de Jesucristo que, con su presencia ética coherente, siguen sembrando los valores evangélicos en los ambientes donde tradicionalmente se hace cultura y en los nuevos areópagos: el mundo de las comunicaciones, la construcción de la paz, el desarrollo y la liberación de los pueblos, sobretodo de las minorías, la promoción de la mujer y de los niños, la ecología y la protección de la naturaleza. Y “el vastísimo areópago de la cultura, de la experimentación científica, de las relaciones internacionales”[6]. Evangelizar la cultura, lejos de abandonar la opción preferencial por los pobres y el compromiso con la realidad, nace del amor apasionado a Cristo, que acompaña al Pueblo de Dios en la misión de inculturar el Evangelio en la historia, ardiente e infatigable en su caridad samaritana.
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[1] EN 45[2] Cf. Pontificio Consejo para
la Familia, Carta de los derechos de la familia, Art. 5f, 22 de octubre de 1983.[3] Inter Mirifica, n.1.
[4] Juan Pablo II, Mensaje para la 36º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Internet: un nuevo fuero para la proclamación del Evangelio, n.2, 12 de mayo de 2002.
[5] Ibid. 3
(6) RM

Formación:
El centro Interdisciplinario sobre la Comunicación Social (Universidad Gregoriana), prevé el desarrollo de claras perspectivas acerca de la compleja realidad de la comunicación; con una dosis de teoría e investigación, se ha propuesto adaptarse a las necesidades y a aquellas situaciones mutables de la Iglesia.
Desarrollar una visión para la comunicación y la participación de los medios de comunicación en la Iglesia católica, tal y como lo prevén las documentos Inter Mirifica, Communio et Progressio, Aetatis Novae y demás. La misión principal del CICS es la de formar líderes en el ámbito de la comunicación eclesial, a través de la investigación en áreas relevantes al mandato de la Iglesia en dicho ámbito. El programa se centra en tres áreas: teológica, filosófica y sociocultural. En la formación de sus propios estudiantes el CICS garantiza un método orientado hacia la investigación en lugar de un método técnico e instrumental. De ahí que áreas como teorías y filosofías de la comunicación, la comunicación como comunión, psicología y espiritualidad de la comunicación, semiótica, ética de los medios de comunicación, la comunicación del desarrollo, “cultural and group media”, estética en los medios de comunicación, medios de comunicación y religión, sociología de los medios de comunicación, etc. son importantes en el CICS. Además de proporcionar a sus estudiantes conocimientos básicos técnicos, a través de una formación práctica en todos los aspectos de la producción de medios de comunicación, los cursos de comunicación pastoral, de teología de la comunicación, de homilética, de formación de directores diocesanos de comunicación, aspiran y miran directamente a servir la misión de la iglesia.
El CICS juega un papel importante en la formación de aquellas personas destinadas al liderazgo en el ámbito de la comunicación eclesial, incluyendo la formación de profesores de Comunicación en Universidades católicas y Seminarios, de Directores de Comunicación y de Oficinas de Medios de Comunicación, a nivel diocesano o de Conferencias Episcopales, y de aquellos hombres y mujeres, cultos, capaces y católicos, que pueden desempeñar un papel crucial en la formulación de las comunicaciones y de la política de los medios en sus países de origen.
Por otro lado el CELAM, con motivo de la realización este año del Congreso Continental de la RIIAL (Red Informática de la Iglesia en América Latina) manifestó que el objetivo es animar la Pastoral de la Comunicación en la Iglesia-Misión, desarrollando procesos de formación y evangelización, que promuevan la esperanza y el amor, la comunión y la solidaridad entre los pueblos de América Latina y del Caribe, con políticas y estrategias adecuadas que respondan a los desafíos de este cambio de época.

Más Info: www.unigre.it
               www.riial.org