El don de la transformación y la gracia de la claridad

martes, 14 de octubre de 2008
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Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y subió al monte para orar. Mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura fulgurante. Entonces pudo verse a dos hombres que conversaban con Él. Eran Moisés y Elías, que aparecían en gloria y hablaban de su partida, que iba a tener lugar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, de suerte que pudieron ver su gloria y a los dos hombres que estaban con Él. Cuando ellos se separaron de Él, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, está bien que nos quedemos aquí. Podríamos hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Él no sabía qué estaba diciendo. Entonces se formó una nube y los cubrió con su sombra. Al entrar en la nube, se llenaron de temor. Entonces llegó una voz desde la nube que decía: “Éste es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle.” Cuando cesó la voz, se encontró Jesús sólo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

Lucas 9, 28 – 36

La claridad interior es una gracia, es un don que viene del cielo, es una presencia de moción del Espíritu Santo que nos toma por dentro y nos permite descubrir en un instante lo que por mucho tiempo buscábamos resolver.

De golpe, con suma claridad, percibimos con nitidez lo que nos ha costado ajustar con el foco de nuestra mirada durante largos días y podemos descubrir de qué se trataba aquello que nos pesaba y nos preocupaba, sobre lo que íbamos y veníamos, sobre las preguntas que se nos habían instalado por dentro y ante las cuales no teníamos respuestas, especialmente cuando éstas tienen que ver con la vida y con los lugares más sensibles, los seres queridos, sus partidas, las relaciones laborales y de amistad; todo aquello que hace a la vida y de pronto parece que lo que era tan bueno se esfuma; aparecen las preguntas ¿para qué estoy?; hay una sombra de inquietantes preguntas y, de repente, aparece una moción interior