El milagro de la vida

miércoles, 10 de mayo de 2023
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09/05/2023 – En el ciclo donde se habla de aborto y abuso”, la psicóloga Carla Gerbino, integrante del programa de sanación Raquel en Grávida, y el padre Leonardo Di Carlo, sacerdote de la arquidiócesis de Mendoza quien es médico ginecólogo y obstetra, se refirieron al diálogo materno fetal desde la mirada de la ciencia. “Hay distintos temas que tienen que ver con la vida a lo largo de los años han ido clarificándose gracias al avance de la ciencia. Uno de estos temas es el diálogo materno fetal. Es decir, la comunicación que existe entre la madre y su hijo que se está gestando en su vientre. Esta comunicación está mediada por distintos factores. Desde la ciencia, hoy valoramos el conocimiento de diversos factores biológicos, que son medibles, que son tangibles, y que pueden aumentar nuestras certezas en cuanto a la importancia de lo que está comunicación implica. La comunicación materno fetal no está ligada solamente a un sentimiento o a un vínculo de afecto, de apego, que es fundamental en este tiempo, sino que también distintos factores biológicos van a ser una expresión de lo que esta unión genera”, señaló el padre Leo.

“Podemos reconocer la razones por las que gracias a las hormonas femeninas, el cuerpo de la madre se va preparando para facilitar ese encuentro. Y cómo es posible que su hijo, que en parte tiene una carga genética distinta a la de ella, pueda crecer en su vientre sin ningún tipo de obstáculo. Vemos también cómo el cerebro de la mujer se va transformando durante el embarazo y va generando un ámbito amigable para que su hijo vaya creciendo. Este es el milagro de la vida que hoy la ciencia nos permite conocer con mayores certezas. Este es el regalo de la comunicación que nos da fundamentos para poder defender este vínculo en todo momento. Esta es la realidad que hoy nos acompaña a la hora de investigar sobre los modos de comunicación que comienza desde el minuto cero de la gestación. Los queremos animar a conocer esta evidencia científica que está a nuestro alcance, para que podamos hacernos cada día mejores defensores y custodios de la vida en cada una de sus etapas, principalmente en aquellas donde existe mayor vulnerabilidad”, afirmó el sacerdote mendocino.

“En el embarazo se dan muchos cambios, una compleja gama de sentimientos encontrados y ambivalentes, una gran montaña rusa de emociones, ansiedad, cambios de humor, malestares físicos que afectan al ánimo, incluso sueños extraños o pesadillas. Muchas mujeres al experimentar estas incertidumbres o sentimientos encontrados no se atreven a comentarlos ni a pedir ayuda, incluso sienten vergüenza, otras inclusive pueden despertar duelos anteriores y hasta depresiones severas. El embarazo es conexión directa con lo vivido por ellas en el vientre materno; o sea, durante su propia gestación. El embarazo es un estallido de vida sin igual, y mucho duelo y muerte a uno mismo, a lo conocido; todo al mismo tiempo. La memoria celular reactiva lo vivido en la etapa fetal, lo bueno y lo malo. En el caso de embarazos inesperados la situación puede volverse más compleja aún y hasta peligrosa. Hay varios factores que entran en juego para que ese pequeño cigoto se desarrolle y de lugar a un embrión primero y un pequeño feto después, procurando al embarazo todo lo necesario para su desarrollo. El mismo ADN se ve afectado desde el vientre materno cuando se dan heridas de rechazo, vivencias violentas desde la concepción, y luego si el contexto es hostil el sistema inmunológico se va debilitando ante los factores estresantes y la persona se hace más proclive a contraer distintos tipos de enfermedades. El Estado de Alerta constante cuando la vida se vuelve alarmante y difícil va generando mucha tensión y esto despierta ansiedad”, acotó Carla.

“Los nueve meses de gestación en el útero materno son básicamente propiedad de la comunicación inconsciente. Allí hay un reservorio de información muy fuerte; de hecho, la comunicación madre – hijo es mayormente vivencial, inconsciente; por ende va mucho más allá de lo que te cuente tu mamá o no, incluso de lo que recuerde o no. El vínculo materno-filial tiene una trascendencia e influencia fundante y fundamental en la vida y el desarrollo del ser humano. Existe una relación afectiva intuitiva, tremendamente íntima, entre la madre y el hijo desde el vientre materno. Aún ignorándolo, la madre se convierte en transmisora de valores y cultura de la historia de la humanidad para el nuevo ser en desarrollo. Se va dando una trama argumental para la existencia del hijo que se forja a partir de las vivencias de la concepción, de las circunstancias que rodean al contexto y la experiencia familiar y ancestral que se va resignificando de generación en generación. ¿Qué entendemos por vivencias maternas? Lo que vive la madre durante la concepcion y la gestación de ese hijo, pero especialmente lo más inconsciente, que es lo que siempre hace más ruido, lo no dicho, lo oculto, lo latente: ¿cómo fue la Recepción de ese hijo? ver si fue deseado, buscado, amado, ¿cómo fue recibido a la fiesta de la vida? Cada una de estas combinaciones irá tiñendo la modalidad del ser y la vincularidad de esta nueva persona en desarrollo que se irá constituyendo progresivamente”, indicó Gerbino.

“La decisión del aborto tiene muchas consecuencias, pero lo peor es la culpa y el autocastigo que van carcomiendo y destruyendo la vida paso a paso, día a día. Empezar a comprender la historia personal y familiar son pasos necesarios para llegar al perdón de uno mismo y de los demás, y encontrarse personalmente con la Misericordia que va permitiendo una profunda restauración, la toma de nuevas decisiones para una mejor calidad de vida. Con la decisión del aborto se rompe la barrera defensiva natural instintiva que los seres humanos tenemos contra la agresión. En la guerra sucede algo similar. Para esto se los prepara, se los entrena. Se despersonaliza al enemigo, es un nn, un desconocido y por un bien mayor, en defensa de la patria, por ejemplo, y en defensa propia, “es el otro o yo”, “cuestión de vida o muerte”. Para poder matar se da todo un proceso de despersonalización, de deshumanización. En el caso de un aborto las ideologías actúan fuertemente en el cambio de lenguaje, no es un hijo, ni un bebe ni una persona, es tan solo un tejido. No es matar a un indefenso, es interrumpir un embarazo, como si después pudiéramos apretar otro botón y continuarlo. Sabemos que esa mama y ese papa que pasan por un aborto quedan sumergidos en el síndrome del sobreviviente”, sostuvo la profesional.