El sello de Dios es la verdad

viernes, 27 de julio de 2018
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27/07/2018 Este viernes en “Diálogos de hermanos” la propuesta audiovisual de la tarde nos invitó a través del P. Javier Soteras  y el Rabino Marcelo Polakoff, a reflexionar sobre tres ejes: el de la palabra a través del Éxodo en la figura de Moisés, en la verdad como un concepto y puntapié para el diálogo y sobre la formación de sacerdotes y rabinos para adentrarnos en el mundo de las tradiciones y costumbres en ambas religiones.

El cruce del mar rojo fue el escenario del primer bloque, la figura de Moisés que condujo a la multitud en la travesía nos invitó a la reflexión conjunta del camino de liberación al que todos estamos llamados: “Decile a la gente que marche y vos agarra el bastón, apoyalo y el agua se va a abrir” expresó el rabino tomando en cuenta la palabra del señor que los invitaba como pueblo a caminar primero.

“La gente tiene que caminar con fe y recién ahí se abren las aguas…hay veces que ponerse en movimiento abre mares gigantes” agregó el rabino coincidiendo con el padre Javier quien reforzaba el impulso del camino como puerta abierta al accionar de Dios.

“Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres” Jn 8, 31

Así abrió con la palabra el Padre Javier el segundo bloque invitándonos a descubrir la  verdad como lugar a conquistar: “la verdad es un camino hacia, tomando el texto anterior, la verdad es un peregrinar hacia el encuentro. Es aquello que nos espera al final del camino, encuentro con Dios, un encuentro definitivo de cara a él que será un descubrimiento eterno”.

“El sello de dios es la verdad, si uno se abraza muy fuerte a la verdad se mete en territorio divino”, completó el Rabino; en este intercambio de hermanos ambos coincidieron en la verdad como camino de liberación, atravesando el estrecho lugar de la crisis para llegar a la libertad.

El tercer bloque fue una puerta abierta a conocer la dimensión del camino de preparación y discernimiento tanto de la vocación del sacerdote como del rol del Rabino en la comunidad judía, y la gracia de preparación que eso conlleva no sólo para ellos sino para la familia grande que los recibe y a la que están llamados a acompañar.