“Dar la vida por los demás no es fácil”, dijo la sobrina de monseñor Angelelli

jueves, 20 de diciembre de 2018
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20/12/2018 – María Elena Coseano Angelelli, “Marilé” para sus amigos, es la sobrina del inminente beato y mártir de la fe, Monseñor Enrique Angelelli. Marilé visitó Radio María en compañía de fray Martín Bitzer, vicepostulador de la causa de beatificación de los mártires riojanos, y compartió su testimonio sobre la vida y sobre la muerte de quien fuera obispo auxiliar de Córdoba y, luego, obispo de La Rioja.

El padre Bitzer ponderó todo el trabajo y la colaboración que prestó Marilé para el proceso de develar la verdad acerca de la muerte de su tío: “Marilé vivió una experiencia muy particular como pariente, pero, sobre todo, desde la fe, incluso se constituyó como querellante junto con “Vitín” Baronetto, en la causa judicial que en 2014 estableció que se trató de un asesinato”.

“Los mártires no se improvisan”, agregó el padre Bitzer. “El trabajo que hizo Marilé -resaltó el vicepostulador- con toda la gente que la acompañó, favoreció el proceso canónico, porque fue justamente después de esta sentencia penal, donde se dijo claramente cómo habían sido las cosas, cuando Monseñor Colombo pudo instruir la causa canónica y recoger todas las pruebas, documentales y testificales, y enviarlas a Roma”. Y completó diciendo que “Y allá se fusionaron con los otros tres mártires que precedieron la muerte violenta de Monseñor Angelelli, y nos referimos -dijo- a los sacerdortes Carlos de Dios, Gabriel y a este maravilloso laico, modelo de martirio, que fue Wenceslao Pedernera”.

Testimonio de Marilé, sobrina de Monseñor Angelelli

“Lo primero que quiero destacar, es al sacerdote que había en él, después la alegría, la humildad, la austeridad, la simpleza, o sea el valor de lo común, de lo simple”, comenzó diciendo Marilé. “Y nos enseñó a no juzgar, no es cuestión de juzgar -decía Enrique- es cuestión de entender”, recordó.

Por su historia de vida, con sus padres separados, ella sin poder perdonar a su padre, Marilé encontró en su tío la respuesta, <No juzgar>: “Y todo el camino que recorrí junto a mi tío y junto a mis nonos, que me enseñaron tanto, no podía sentir eso, agaché la cabeza, le pedí perdón a Dios y más adelante logré reconciliarme con mi padre”.  Otra de las cualidades que trajo a la memoria Marilé, fue la gran confianza que tenía Monseñor Angelelli en la Providencia de Dios: “Dios proveerá”, decía el tío.

“Nosotros sabíamos que a la mañana él estaba en un reclinatorio, en su cuarto, rezando y a la tarde rezábamos con él, el Ángelus y después lo veíamos, lo veo actualmente, en una galería larga que teníamos, a él con el breviario”. “Siempre me llamaba la atención la profundidad del tío, porque él borraba todo lo que había a su alrededor y estaba el sacerdote ahí”.

Marilé, recordó la situación social del momento en que murió su tío, Monseñor Angelelli: “No se podía hablar desde lo institucional del asesinato de Angelelli, sino del accidente, cuando un pueblo entero gritó en La Rioja que era un asesinato”, dijo Marilé.

“Yo sabía de las persecuciones del tío, porque el tío me lo contaba, éramos muy unidos, me encargó hasta los nonos, él sabía que lo mataban, o sea sabía de las persecuciones, sabía de cómo lo habían difamado, de cómo lo habían apedreado allá en Anillaco, y jamás una queja, jamás perdió la alegría”, enfatizó la sobrina de Monseñor Enrique Angelelli.

“Dar la vida por los demás no es fácil”, dijo emocionada Marilé.

Sus compañeros mártires

Por su parte, fray Martín Bitzer recordó las virtudes de los compañeros también mártires de Monseñor Angelelli, y se refirió en primer lugar a Wenceslao Pedernera, diciendo que “Wenceslao, laico, campesino, que fue fiel como esposo y padre de familia. Coca, su esposa, después de habernos contado en una ocasión, que Wenceslao no quería saber nada con la iglesia, ni con los curas, subrayó más tarde, la asiduidad que Wenceslao llegó a tener con los sacramentos y su fuerte compromiso con el mundo católico, en la catequesis, en la formación religiosa de sus hijas, en su trabajo, va asumiendo cada vez con mayor fuerza este compromiso, y cuando conoce a Monseñor Angelelli, dice Coca, su vida dio un vuelco”. “Cómo será su compromiso que Monseñor Angelelli pensó en ordenarlo diácono, algo que no llegó a suceder”.

“Nunca descuidó a su familia, se jugó por defender a los sacerdotes y a la Iglesia, en ese momento era Monseñor Angelelli el obispo, pero si hubiera sido otro, Wenceslao igualmente habría actuado de la misma manera”, afirmó fray Martín.

Monseñor Angelelli, Martha Ramona Cornejo “Coca” junto a su esposo Wenceslao Pedernera

¿Qué características tenían en común los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville?

“Los dos llevaban una vida austera -describió fray Martín- vestían pobremente, cuando recibían dinero, alimentos u otras cosas, lo ponían en común, vivían de prestado -dicen algunos testigos- no tenían más que lo indispensable, eran austeros, desprendidos. Llevaban una vida coherente entre lo que decían y lo que vivían, por este motivo los jóvenes los admiraban muchísimo y se sentían atraídos por el testimonio de ambos. Se hacían querer. Ambos tenían pasta de líderes, un sano liderazgo y estaban en plena sintonía con la pastoral de Angelelli, y en sintonía con el Evangelio y con el Magisterio de la Iglesia, especialmente con el Concilio Vaticano II, en donde Monseñor Angelelli había participado en tres de las cuatro sesiones del Concilio”, relató fray Martín Bitzer.

Padre Gabriel Longueville

“Tenían un fuerte sentido de justicia, ayudaban a las personas a tomar conciencia de su dignidad y a no dejarse avasallar en sus derechos. Al mismo tiempo -agregó- ellos experimentaban una gran impotencia por las cosas que iban viendo, descubriendo, por las injusticias”.


Carlos de Dios Murias bautizando en el año 1975

“Otra virtud que los acompañaba a ambos, era la prudencia, ambos eran tranquilos, reflexivos, confiables, inteligentes, muy formados teológicamente”.

Finalmente fray Martín dijo que “Esta beatificación va a ser un gran consuelo para mucha gente, porque de alguna manera -dijo- estos cuatro mártires representan a todos aquellos que vivieron esta persecución, esto va a ser parte de la fiesta de la beatificación”, concluyó fray Martín Bitzer,  vicepostulador de la causa de beatificación de Monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera, conocidos como los mártires riojanos.

Para conocer más acerca de los mártires de La Rioja, ingresá a la página oficial: http://www.martires.org.ar