“En la adolescencia sentí que podía dar a Jesús a otros”, dijo el joven sacerdote Ezequiel Le Favi

lunes, 15 de marzo de 2021
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15/03/2021 – El padre Ezequiel Le Favi, misionero redentorista viviendo en Rosario de Santa Fe, es salteño de cuna. El padre Eze es promotor vocacional y asesor nacional de la pastoral juvenil y vocacional redentorista.  “Nací el 7 de octubre de 1987 y fui bautizado el 19 de marzo del año siguiente en la parroquia Del Valle de Salta. Mi familia está conformada por mi mamá Marta, mi papá Raúl y cuatro hermanos. Federico y Guillermo son mis hermanos del primer matrimonio de mi padre, mientras que yo soy el primero del segundo matrimonio y luego me siguen Franco y Lucas. Mi parroquia de origen es Santa Rosa de Lima en el barrio Villa Las Rosas  de mi ciudad natal.  Ingresé a la congregación del Santísimo Redentor el 23 de febrero de 2006 y me ordené sacerdotal el 17 de marzo de 2018. Entre los más pobres hago opción por el mundo juvenil”, se presentó.

“En mi infancia, el lugar de encuentro con Jesús fue mi familia. Mamá también se encargó de darme a conocer a María, una mamá más grande que estaría siempre como ella, pero que era la mamá de Jesús y era la mamá de todos. Papá fue como san José, hombre íntegro, confiado en Dios, y acompañaba en todo a mamá. El hogar fue experiencia de aprender a rezar, creer, confiar y esperar. El grupo scout fue otro lugar de encuentro con Dios. Allí encontré al Creador en la creación, me sentí hijo muy amado del dueño de todo. Para mí fue un lugar de transfiguración, de trascendencia, aprendí a vivir en modo “siempre listo para servir”. Y cuando era chico quería trabajar en un circo. Cuando llegaba el circo a la ciudad, quería ir. Veía como la gente cambiaba el rostro, sonreían, los niños se ponían felices, había alegría”, indicó el padre Eze.

En la adolescencia llegó la rebeldía pero también la conversión. Fui rebeldía contra el sistema. Contra la Iglesia, el oro del Vaticano. Era anti todo.  En la parroquia no me quería confirmar hasta que me eligieron padrino de mi primito y lo hice por él. De esa forma Jesús me volvió a  salir al encuentro. Fue en los scouts visitando un comedor de niños “Mil Caritas” del barrio Solidaridad de Salta. Repartimos todo lo que llevamos para donar, pero nos quedó una niña sin recibir naranjas y mi amiga Pato me dijo: “No está esperando la naranja, quiere un abrazo. A su papá lo mataron hace poco”. En ese momento hice un click. Sentí que podía dar algo más que cosas materiales, que podía dar a Jesús a otros. También conocí a un cura joven; nunca había visto uno joven. Este sacerdote nos acompañado a los campamentos, estaba cerca, nos contaba sus experiencias de misión, así que quise ser como él. Luego un dirigente católico, esposo, comprometido, muy dado me siguió inspirando”, resaltó.

“Todos los días leía los evangelios, me conmovía Jesús, sus milagros, su manera de ser hombre, de actuar, de invitar al Reino. Constatar que todos lo que están cerca de Jesús son hombres y mujeres plenos me intrigaba y me atraía. En mi juventud quería ser ingeniero nuclear para llevar energía a los lugares esa energía en donde no llegaba, quería potenciar la producción dar trabajo a los jóvenes. En definitiva, Jesús me llamó, me hizo misionero; que es como trabajar en un circo, llevamos por todos lados la alegría que permanece para siempre cuando nosotros nos vamos. El circo se va y todo sigue igual. Viajo mucho, armamos y desarmamos carpas misioneras. Es la Iglesia de campaña que pide Francisco. Y hoy también voy incursionando en las carpas virtuales que son instagram o facebook”, indicó Le Favi.

“Siendo sacerdote también me siento de alguna manera un ingeniero nuclear ya que llevo a los lugares más recónditos la energía que no solo ilumina por afuera, sino que enciende corazones, atrae almas. Promociona, dignifica, crea comunidad. Comencé el discernimiento vocacional en el 2004 en el seminario diocesano de Salta,hasta que conocí a los misioneros redentoristas en la parroquia Perpetuo Socorro; cuando los conocí dije: Estos son curas scouts”. Y aquí estoy. Nuestro fundador, san Alfonso María de Ligorio, doctor de la Iglesia, patrono de los confesores, abogados, fundo la congregación para anunciar la Buena Notica entre los más pobres. Su texto fundacional es Lucas 4,16. Es decir en clave del papa Francisco: “Levantar hospitales de campaña, recibir a los heridos de las periferias. Recibir la vida como viene, amarlos, crear comunidad”.  Me formé en la Iglesia que soñó Francisco, “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”, dice el santo padre“, agregó el sacerdote redentorista. “En Crhristus Vivit nos hace un fuerte envío a vivir la revolución del amor, anunciar a Jesús a los jóvenes, recibirlos, acompañar proyectos de vida, opciones fundamentales”, añadió.

“En nuestra congregación redentorista, en el mundo todos quieren a Francisco. Nos preguntan cómo es Argentina, cómo es la tierra natal del papa”, dijo el padre Ezequiel. “Tengo una tía Laura que escucha Radio María y nos hizo escucharla. La escucho desde chico, es parte de mi vida. Mi mamá nos hacía rezar siempre antes de ir a dormirnos, rezabamos el ángel de la guarda. Cuando sos chico no comprendes bien que es la Santísima Trinidad, pero en la catequesis aprendí a tratar con Jesús. Y lo descubrí en la fe del Pueblo de Dios salteño, que ama al Señor del Milagro. Me siento médico, me siento payaso, me siento scout, me siento ingeniero nuclear, todo eso puedo ser siendo sacerdote y misionero redentorista. Hoy levanto hospitales de campaña, hoy recibo la vida como viene, al estilo del papa Francisco”, manifestó.

“Ya siendo sacerdote me destinaron a Moreno, en el gran Buenos Aires. Allí hicimos una escuela de fútbol, con merienda y oración para los chicos que se llama “El Nido”. Sirve para hacerle frente a la pobreza, la drogadicción y la inseguridad reinante. Es que Jesús siempre es nuevo, todo lo renueva”, contó.

Y finalmente, el padre Le Favi compartió esta oración:

Maestro; envíanos a navegar mar adentro

en esta hora de la humanidad.

Envianos a ser el Ahora de Dios.

Subiendo a tu barca a los que aún permanecen

en el mar de la historia sin sentido.

Jesús,  así como  llegaste a la orilla del mar de mi vida,

y no tuviste miedo de caminar

hacia mis periferias existenciales y geografícas.

Concede a mis hermanos tu  Espíritu Santo,

que nos renueve en la alegría de ser

y vivir en una Iglesia en salida,

misionera, caminando en las periferias de la humanidad.

Que volvamos a reconocernos hijos y hermanos todos.

Hijos muy amados,  capaces de creer y vivir

 con la fuerza y poder de nuestro Bautismo,

que hace nuevas todas las cosas.

Siendo  protagonistas en la dulce y confortadora alegría de evangelizar.

Nunca solos, sino en comunidad.

María, Madre y mujer discípula de los muchos nombres,

queremos cantar como vos porque la vida es continua misión; 

anunciar a tiempo y destiempo.

Vos cantaste las maravillas de Dios,

 se nuestro Perpetuo Socorro. Envíanos a la misión.

Amén.