“Francisco fue un papa gestual”, dijo el cardenal Ángel Rossi

martes, 22 de abril de 2025

22/04/2025 – El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi, presidió anoche una misa por el eterno descanso del Papa Francisco en la catedral Nuestra Señora de la Asunción. En la homilía, el purpurado cordobés aseguró que el pontificado de Francisco «fue gestual», destacando que usó «gestos que los heredó de Jorge Mario Bergoglio».

«Fue gestual porque con sus gestos nos hizo saber que otro mundo es posible, que el sistema económico basado en la idolatría del dinero enriquece a pocos y convierte a la mayoría en masa sobrante», subrayó. «Que la actitud de los países ricos frente a los emigrantes, muchos de los cuales mueren intentando llegar a las costas europeas, es una vergüenza. Vivimos en una burbuja de consumo y con el corazón anestesiado ante el sufrimiento humano», advirtió.

Esta es la homilía completa del cardenal Rossi:

Me hace bien pensar esta imagen, como dice la lectura del Apocalipsis, de un

Dios lleno de ternura que nos recibe, nos sienta a la mesa, nos sirve y nos seca las

lágrimas del camino. Seguramente ese Dios ya lo ha recibido a Francisco.

El Evangelio nos presenta la Anunciación, ese momento de intimidad entre Dios

y la Virgen. Una intimidad que Francisco vivió. Era un hombre de profunda

intimidad, un hombre de oración. Pero a la vez también, luego de la anunciación

llega la Visitación, porque para el Señor lo nuestro no es un intimismo sino una

intimidad que se convierte en servicio. Por eso el siguiente gesto después de la

anunciación es el servicio doméstico: es la Virgen que va a la casa de Isabel, su

prima, que está embarazada, es mayor y la necesita. La acompaña, le cocina, le

limpia la casa y la ayuda en el parto, donde nace Juan Bautista. Y después vuelve

a hacerse cargo de este hijo en su seno, Jesús.

Intimidad con el Señor y salida a las Isabeles que nos necesitan. Eso fue la vida

del Papa Francisco. Francisco es uno de aquellos hombres y mujeres que se animaron a montar el

Evangelio en pelo, sin aperos, y por eso mismo dejan al descubierto nuestros

pretextos y mediocridades.

El pontificado de Francisco fue un pontificado gestual. Francisco, con sus

palabras y sobre todo con sus gestos nos hizo saber rotundamente que otro

mundo es posible:

• que el sistema económico basado en la idolatría del dinero es injusto, pues

enriquece a unos pocos y convierte a una gran mayoría en masas

sobrantes.

• que la actitud de los países ricos ante los emigrantes, muchos de los cuales

mueren en el intento de llegar a las costas europeas, es una vergüenza;

• que vivimos en la burbuja del consumo y con el corazón anestesiado ante

el sufrimiento humano, muchas veces.

• que el ambiente cortesano es la lepra de la Iglesia; que los pastores han de

oler a oveja y no convertirse en clérigos de despacho o coleccionistas de

antigüedades, ni caer en el carrerismo; que la confesión no puede ser una

tortura sino un lugar de misericordia; que hay que evitar el autoritarismo

en el gobierno de la Iglesia; que no hay que teorizar desde el laboratorio

sino experimentar la realidad del pueblo;

• nos invitó a respetar la diversidad y a recordar que la Iglesia no es una

ONG piadosa sino la casa de Dios que ha de despojarse de todo lo

mundano, y acoger a todos.

• Que son miserables las guerras…. Todas, y es miserable la muerte de los

niños y de los inocentes en ellas.

• que las confesiones religiosas del mundo deben aunarse para resolver el

problema del hambre y de la falta de educación.

El pueblo creyente y no creyente ha captado los gestos del Papa Francisco: besar

a un niño discapacitado, lavar los pies a una joven musulmana, ser Lampedusa

el primer viaje apostólico, usar sus zapatos viejos de antes, no vivir en los Palacios

Apostólicos, viajar por Roma en un sencillo y pequeño coche, conceder

entrevistas a periodistas no creyentes, enterrar en el cementerio del Vaticano a

un hombre de la calle que falleció en la columnata de San Pedro, llamar desde

hace meses todos los días a las 19 hs. al párroco de Gaza que es argentino y que

cuida de una multitud de refugiados, y en estos días el envió de 4 ambulancias

de última generación a Ucrania. Gestos, gestos que no los inauguró con su

pontificado. los heredó Francisco de Jorge Mario Bergoglio.

Su pobreza personal no es oportunista ni mediática. Todos saben que fue siempre

austero hasta el sacrificio. Bergoglio ha sido coherente con su sentida opción por

una vida pobre. Con una Sencillez evangélica que descolocó muchas veces las

prácticas y las costumbres vaticanas.

Sencillo no sólo en la ropa y en el lenguaje (lejos de discursos abstractos) sino en

las costumbres, rechazando modismos palaciegos, algunos ritos y formalidades

que no reflejan la simplicidad del Evangelio de Jesús.

Francisco abrazó a las viejas (dicho cariñosamente), besó a los pobres, visitó a

cualquiera, atendió y llamó a las personas más sencillas, perdió tiempo con gente

que no tiene poder alguno, mostró una Iglesia despojada y en salida.

Se cansó de pedir a los curas que estuviéramos disponibles para el pueblo, que

nos mantuviéramos abiertos a la escucha y al diálogo, que no fuéramos jueces

implacables, que saliéramos a las periferias, que nos ocupáramos de los

«descartables» de la sociedad.

Les gritó a los jóvenes: vuelen alto, y sueñen en grande, no balconeen la vida,

métanse en ella como hizo Jesús… hagan lío, no tengan miedo de cuestionar. Jesús

no se quedó en la ventana mirando, sino que se metió en nuestra historia… él no

tenía miedo de nuestros líos. Ustedes valen mucho, no lo olviden nunca, no se

vendan, no se alquilen. Son únicos y necesarios. Son el ahora de Dios, la Iglesia

los necesita, con ustedes hay esperanza. Sean jóvenes con alas y con raíces.

Francisco nos previno de la auto referencialidad: Una Iglesia que se mira el

ombligo, «Salgan de las cuevas, salgan de las sacristías, salgan de los salones vip.

Prefiero un Iglesia herida por salir que enferma por cuidarse”

Francisco fue audaz. No se echó nunca atrás por más que intentaron voltearlo

con calumnias y ataques.

A los hombres de gobierno les recordó que su misión es «Cuidar la fragilidad del

pueblo. Y no aprovechar el poder para obtener beneficios personales, sino para

cuidar a la gente, para sostener y promover a los más débiles. «‘Cuidar» en general

es una palabra que al Papa Francisco lo define, y que él encuentra plasmada en

la figura de San José, a quién le tenía una especial devoción.

Francisco nos repitió hasta el cansancio:” Déjate misericordear». Uno de los felices

neologismos Invitando a las personas que se llenan de culpas y de escrúpulos a

dejarse perdonar, a dejarse envolver por la ternura del Padre Dios. Los más

frágiles encontraron en él siempre un padre, poseedor de una magnanimidad con

la fragilidad humana que va a marcar su papado.

Los pobres, los frágiles son los que mejor entendieron, los que más disfrutaron la

designación de Francisco y los que hoy seguramente más los lloran.

Nos toca fieles a su legado gestar un mundo más justo y fraterno, una Iglesia más

sencilla y comunitaria, más nazarena, que huela a Jesús y a Evangelio.

Hoy día se dio a conocer el testamento de lo que él desea para su entierro y

termina diciendo: “Que el Señor dé la recompensa merecida a quienes me han

amado y seguirán orando por mí. Ofrecí al Señor el sufrimiento que se hizo

presente en la última parte de mi vida por la paz en el mundo y por la fraternidad

entre los pueblos.”

Que el Señor nos conceda la Gracia de recordar, de hacer pasar por el corazón

todas estas gracias. Que nos conceda la Gracia de hacernos cargos, de tomar la

posta de un hombre que se animó. Nos dio testimonio de lo que significa vivir el

Evangelio. Él tenía un cariño especial, una devoción por la Virgen. Tanto que ha pedido ser

enterrado en Santa María Mayor. En la Basílica de la Virgen que visitaba cada vez

que salía y regresaba de viaje. Cuando volvió de la clínica Gemelli también pasó

por Santa María mayor a agradecerle a la Virgen. En esta noche, pidamos también

la gracia de poder sentir y vivir esta devoción como él.