A los senadores: Hay que tener grandeza de corazón – Padre Ángel Rossi

viernes, 27 de julio de 2018
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27/07/2018 – “Contemplando sus caritas, jugando, correteando, o comiendo de mano de mamás voluntarias – indicó el Padre Ángel Rossi – pensé que todos estos chicos, sin excepción, serían descartables, serían cada uno de ellos abortables, o por no deseados, o por su Síndrome de Down otros, o por autistas, o por alguna discapacidad física o cerebral”.

Recordando su visita al hogar de niños de 0 a 4 años, José Bainotti, uno de los hogares de la Obra de Manos Abiertas que él, junto a un grupo comprometido de voluntarios, lleva adelante, el Padre Ángel Rossi, sacerdote jesuita, expresó que “De estar rigiendo esta ley que estamos discutiendo, posiblemente todos estos niños serían boletas, los habríamos liquidado antes de nacer”.

¿Qué diputado o senador no tiene en su familia, en su casa, algún hijito, alguna nieta, algún sobrinito, o el hijo de un amigo, o un vecino enfermito o con alguna discapacidad?

Y ante esta pregunta el Padre Ángel hizo una invitación muy especial a las autoridades gubernamentales: “Y entonces, señores senadores y señor presidente, -en manos de quien está la decisión-, yo les propongo que antes del 8 de agosto vayan a ver a algunos de estos angelitos, que los miren a los ojos y les digan, si tienen valentía, mejor dicho, si tienen el descaro, porque la valentía es una virtud reservada a los que tienen grandeza de corazón, que de haber sido aprobada esta ley antes de su nacimiento, ellos no estarían”.

Continuó expresando el Padre Ángel, “Tengo la convicción de que la mayoría no se animaría a hacerlo, con el pretexto de que esto es una extorsión afectiva y si alguno se animase, dudo de que puedan sostenerle la mirada ante esta afirmación tan miserable”.

“Pero si digo todo esto, es porque también espero que al espejarse en los ojitos llenos de esa inocencia infantil, les brote el sentido común, se les cuele por alguna grieta del corazón algún resto de humanidad, y se digan: Esto es de locos, yo no quiero ser cómplice de esta matanza invisible”, concluyó el Padre Ángel Rossi.